Producción y entrevista: Fernando Morales
"El ataque fue un lunes. Nos enteramos el viernes por un comunicado del Estado Mayor Conjunto que decía 'Perdimos comunicación con el buque'. Poco después, Transportes Navales informó: 'Buque desaparecido. Buscamos sobrevivientes'. Y el final fue el certificado de fallecimiento…"
Sergio Aguirre, el hombre que acaba de hacer esa terrible síntesis, es el hijo de Miguel Aguirre, marino mercante, maquinista de a bordo.
Sergio tenía entonces 18 años.
Hoy ha cumplido ya 53.
Uno más que su padre aquel día.
El día en que empezó el drama.
"Papá estaba de licencia después de navegar ocho meses. Tranquilo, en casa, conmigo y mi madre…, hasta que el 2 de abril se enteró de la ocupación de las Malvinas".
"No dijo una sola palabra. Se levantó y salió de casa. Después supimos que fue a Transportes Navales y se ofreció como voluntario para cubrir un puesto de trabajo".
"Unos días después le informaron que sería trasladado. Se fue en un jeep de la marina. Pero volvió. No había lugar en el vuelo… Partió en la madrugada de un martes trece. Y no volvimos a verlo".
"Estábamos muy preocupados por su decisión. Sobre todo mi madre, que en la segunda guerra mundial perdió a todos los hombres de su familia. Pero no fue posible convencerlo. Ya había elegido su destino".
"El 14 de abril nos mandó una carta muy corta. Las palabras eran de preocupación, pero nada más. Ninguna referencia al peligro. Y nos tranquilizó: 'Estoy bien'"
El 10 de mayo de 1982, a las diez de la noche, el buque argentino Isla de los Estados fue cañoneado por la fragata inglesa Alacrity. La unión del fuego enemigo con la carga de combustible y municiones que llevaba el Isla… causó una letal explosión y un rápido naufragio.
Su porte de 3900 toneladas nacidas en Gijón, España, en 1975, y comprado por la Armada Argentina en 1980, era habitual en el escenario de las Malvinas. Su tarea: llevar 25 ovejas en pie desde las islas a Puerto Deseado… ¡por un acuerdo con el Reino Unido! Y además, otras cargas.
Zarpó de Puerto Deseado el 28 de marzo como apoyo de la Operación Rosario (clave de la ocupación), y llegó el 4 de abril.
Fue hundido cuando navegaba cerca de la isla Cisne, en el Estrecho de San Carlos, por quince cañonazos: proyectiles de 114 mm.
Murieron 22 de sus 24 tripulantes.
Los dos sobrevivientes fueron rescatados por el Forrest, un pequeño barco costero de la Falkland Island Company, capturado por la Armada Argentina el 14 de abril, al mando del teniente de navío Rafael Molini.
Sergio Aguirre no olvida el dolor de haber perdido a su padre a los 18 años.
"Fue muy duro seguir adelante solos: mi madre y yo. Pero peor fue la incertidumbre de los primeros días… La duda entre su muerte o la chance de que fuera un náufrago sobreviviente o un prisionero. Y una vez conocido su fin, el sentimiento contradictorio: desgarro por su pérdida, pero orgullo porque murió por la Patria".
Madre e hijo recibieron una medalla del Congreso y una pensión de guerra.
"Me debo un viaje al cementerio de Darwin, aunque sé que mi padre no está ahí. Mi madre fue hace siete años. Tal vez vaya con Alois Payarola, uno de los dos sobrevivientes".
"¿Qué quiero? Que mi padre no muera dos veces. Que ninguno de los caídos muera dos veces. Que todos vivan siempre en la memoria".
En una plazoleta de Vicente López hay una placa de bronce. El lugar se llama Miguel Aguirre. Debajo del nombre se lee "Héroe de la Patria fallecido el 10 de mayo de 1982 en el Estrecho de San Carlos, islas Malvinas, al hundirse el buque ARA Isla de los Estados bajo el fuego del invasor, ofrendó su vida como uno más de los 649 compañeros que junto a él dieron su vida por la Patria".
Y al final, una sentencia.
"Las causas por las que se muere son las causas que no mueren".