La escena no era nada agradable, un típico descuartizamiento: una cabeza, dos piernas y dos brazos, con algunos pedazos de torso, encontrados en un basurero de un barrio pobre de la ciudad de Ponta Porá, Brasil. Los restos le pertenecían a Américo Ramírez Chávez, de 37 años, jornalero de profesión, oriundo de la ciudad de Pedro Juan Caballero, una de las capitales de producción de marihuana en el Paraguay, lindero a Ponta Porá en la frontera paraguayo-brasileña, una zona que abastece tanto al mercado narco argentino como al chileno y, principalmente, al brasileño.
De acuerdo a varios medios paraguayos como el diario ABC Color, el cadáver de Ramírez Chávez fue encontrado ayer por la mañana por vecinos del barrio Da Granja en varias bolsas y analizado por peritos del cuerpo de Policía local. Así, en menos de 24 horas, la noticia de la muerte de Ramírez Chávez –un perfecto ignoto para las crónicas policiales locales y para la Justicia argentina en general- llegó al país de una forma muy llamativa: viralizado a través de Whatsapp, en una serie de fotos de los pedazos mutilados de su cadáver.
El material comenzó siendo compartido por policías y miembros de fuerzas de seguridad, para llegar a abogados y hasta los grupos de amigotes fascinados con ver sangre y ver restos de pedazos humanos. La foto del cadáver venía acompañada de una supuesta ficha policial paraguaya que revelaba que Chávez tenía una cuenta pendiente con la Justicia de su país. Así, Chávez llegó a los medios argentinos, pero de una forma más llamativa todavía.
Varios portales online y radios de todo el país lo presentaron como un testigo de la causa a cargo del juez federal Sergio Torres que investiga al intendente "Roger" Terán, su familia, su vice y la red de tráfico de marihuana en el pueblo de Itatí, Corrientes que depende de tres capos de peso. No solo eso: Chávez era un testigo clave, con status de protegido y había sido ubicado en Paraguay para su seguridad, algo un poco descabellado.
Infobae corroboró la versión a comienzos de esta mañana; fuentes en el Juzgado Federal N°12 de Torres la negaron enfáticamente. Américo Ramírez Chávez no solo jamás declaró en la causa ni delató a nadie; ni siquiera está mencionado en todos los cuerpos del expediente.
Sin embargo, según medios de su país, la muerte de Ramírez Chávez tendría una implicancia igual o incluso más temible. Sería uno de los responsables de la muerte del brasileño Ronny Chimenes Pavao, hermano de Jarvis Chimenes Pavao, uno de los mayores barones de la droga de todo Brasil condenado en 2014 a más de 17 años de cárcel.
Jarvis Chavao tiene vínculos con violentas organizaciones armadas, por ejemplo, el EPP, el Ejercito Paraguayo del Pueblo y el Primerio Comando da Capital, el PCC, una banda paramilitar brasileña fuertemente arraigada en los penales de Sao Paulo. Sin embargo, lo más sorprendente es que, a pesar de lo publicado por los medios argentinos, un epígrafe que hablaba de la muerte de Ronny Pavao y la participación del PCC acompañaba las fotos viralizadas por Whatsapp. Es decir, nada sobre Itatí.
Ronny murió de doce tiros el 14 de marzo último mientras caminaba por la calle en Ponta Porá; dos sicarios a bordo de una moto cometieron el crimen. Lo velaron en casa de su madre, también en la misma ciudad brasileña, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Los Chimenes Pavao, precisamente, son oriundos de Ponta Porá: Jarvis hizo del lugar la base de su imperio. Llegó a tener fastuosas mansiones y una mini-flota propia de aviones para mover droga, con proveedores de marihuana en Pedro Juan Caballero y proveedores de cocaína en la zona boliviana de Pedro Juan Caballero.
El miedo para la Policía paraguaya fue inmediato tras la muerte de Ronny; una guerra de carteles se avecinaría, pero bien lejos de "Roger" Terán, los narcos prófugos de Itatí y el objeto procesal de la causa del juez Torres Comodoro Py.