Daniel Vila: "No creo que la Argentina de Cristina vuelva a existir"

Lo afirma el presidente del Grupo América en una extensa charla con Infobae en la que analiza la crisis en el fútbol, el estado de los medios de comunicación y la situación política

—¿El nuevo Gobierno tiene su propio periodismo militante?

—Hay periodistas que ven con más agrado o con menos al Gobierno que periodistas militantes en sí mismos. Aquellos que le ponen buena voluntad al Gobierno, lentamente, también empiezan a percibir que hay errores y que como periodistas no pueden dejar de señalarlos.

—Hoy hay medios en los que la gente la está pasando muy mal, con pésimas condiciones. ¿Hubo a partir de esto una precarización del periodismo?

—En nuestros medios la gente en lo económico no sufrió ningún sobresalto con el cambio de gobierno. Pero cuando te vas a algunos medios que no eran viables económicamente si no estaban dependiendo del Estado, ahí sí se notan los problemas económicos. Cuando cambia el gobierno y cambia de signo político, esos medios dejan de recibir esa enorme cantidad de publicidad estatal y se vuelven inviables. Esto no quiere decir que no haya también una crisis en general en el sector, la Argentina no está pasando por un momento económicamente brillante.

—¿Hoy se trabaja con más libertad?

—Sí, yo siempre he trabajado desde mi función con libertad, siempre lo he hecho. En este Gobierno, en el anterior, en todos. Por ahí ha cambiado un poco el estilo, el otro Gobierno era un poco más agresivo, pero nunca sentí que perdí la libertad.

—¿Hacia dónde deberían ir el periodismo y los medios?

—A volver a hacer periodismo. Es una cosa que parece antigua pero que está en la esencia de aquel que desarrolla esta profesión. Salir de esta visión demasiado subjetiva, parcial, a veces partidaria, de la realidad y hacer periodismo de su esencia. El periodismo no solamente tiene que ser crítico, que obviamente lo tiene que ser, también tiene que haber un periodismo positivo que reconozca y aplauda las cosas que están bien. Eso a veces al periodista le cuesta pero es lo que termina de hacerlo creíble.

—¿Qué ves en otros canales que te gustaría tener en América?

—¿Sabés que no miro otros canales?

—¿No tenés diez televisores en la oficina?

—Sí, tengo, pero más con señales de noticias que con canales de televisión abierta.

—¿El corazón está más en la noticia que en la televisión por entretenimiento?

—Sí, en entretenimiento soy malo, me gusta mucho más el periodismo que el entretenimiento.

—De hecho, América es un canal muy periodístico; si uno mira su historia, los mejores momentos del canal siempre tuvieron que ver con épocas con mucho periodismo en la programación.

—Sí. No ha sido muy exitoso el canal en lo que es ficciones, hizo dos que le fueron bien, Lalola y Tumberos. No fue el alma del canal, siempre estuvo más inclinado a lo periodístico, en el espectáculo, en el deporte, en la política. Tiene ese perfil y es lo que nos gusta hacer.

—¿Cambia algo con la llegada de [Claudio] Belocopitt a la sociedad?

—No, no cambia nada, es un muy buen socio, excelente persona. Hace poco que estamos trabajando juntos, pero de manera muy coherente. Pensamos igual, vemos la televisión de la misma manera, muy contento.

—Y hay un relanzamiento en A24.

—Estamos poniendo la casa en orden, la estamos pintando. Llegan muchas figuras, pero no te las voy a mencionar, te voy a contar sólo una, va [Jorge] Rial con un programa de noticias.

—¿Una vez por semana?

—No, diario.

—Va Eduardo Feinmann también.

—Sí. Estás informada.

—¿Cómo es trabajar con tu mujer?

—Bárbaro, fantástico. Muy bien porque nos gusta lo que hacemos, es muy lindo.

—¿Qué te pasaría si en algún momento deja América y se quiere ir, tiene una propuesta de otro canal?

—Primero, no creo que pase porque está muy cómoda en el canal, está desde el 2001, empezó con El bar, después hizo Fuera de foco, antes Doble vida, también Animales sueltos. Una sola vez trabajó muy poco tiempo en otro canal. Parte del secreto de la relación es la libertad, si ella en algún momento sintiera que le conviene o que tiene ganas de irse a otro canal o hacer otra cosa, por supuesto que la apoyaría.

—Creció muchísimo Pamela.

—Sí, y es mérito de ella. Al principio, cuando empezó, mucha gente la denostaba diciendo: "Tiene un programa porque es la mujer de". El tiempo, y sobre todo ella, se ocuparon de demostrar que tenía un programa porque tenía capacidad para tenerlo.

—Hablemos un poquito de fútbol. Si hubieras sido presidente de la AFA, ¿pasaría esto que estamos viviendo?

—Por lo menos en mi cabeza estaba cambiar muchas cosas, muchas. Sacar la corrupción, pelear contra este tema de la violencia que tiene instalada el fútbol. Hay tantas cosas por hacer que la verdad no sé si me hubieran dejado.

—¿Cómo llegamos a esta situación?

—Fueron 35 años de grondonismo, más dos años del desgobierno, que son estos dos últimos, y se instaló una cultura en el fútbol que era la cultura de mirar para arriba y alguien siempre subía o bajaba el dedo y con eso todo el mundo sabía qué hacer. Cuando ese dedo y ese autoritarismo desaparecieron, nadie supo qué hacer. Y tuvo una falla más el fútbol, que no supo hacer política.

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—¿Cómo se resuelve?

—Y, depende mucho, primero, si se institucionaliza, si hay elecciones, que aparentemente va a haber. Y después va a depender de quiénes conformen esa lista que emane. Si la visión de esa lista que gana es dejar todo como está, costará más tiempo que esto se normalice. Ahora, si viene gente que realmente quiere producir los cambios que le hacen falta, va a ser más rápido.

—¿Por qué decidiste no estar?

—Primero, pensé que sí, después pensé que no, y no tengo un motivo, será porque no tengo ya la misma fuerza y la misma energía que tenía hace cinco años.

—¿Estos años terminan haciendo que se lo extrañe a Grondona?

—En mi caso, no, es como decir que el mal gobierno o las dificultades que tuvo en su momento el presidente [Raúl] Alfonsín hicieran que se extrañara la dictadura.

—¿Qué opinás de [Claudio] Tapia?

—No creo que sea la solución que hoy el fútbol necesita.

—¿Y quién sí sería esa solución?

—Bueno, hay mucha gente capaz, lo han demostrado en sus clubes. Uno de ellos, que es el ejemplo más notorio, es [Rodolfo] D'Onofrio. Agarró un club que tenía deudas, que venía de ascender de una categoría inferior, que tenía denuncias penales, divisiones, en poco tiempo no solamente lo saneó, sino que también logró importantes resultados deportivos.

—¿Qué va a terminar pasando con [Marcelo] Tinelli?

—Yo creo que va a seguir en San Lorenzo. No conozco cuáles son sus ambiciones en AFA, es otro ejemplo de un dirigente nuevo.

—¿Por qué un personaje como Tinelli quiere meterse en el barro político del fútbol?

—Es una muy buena pregunta. El fútbol desarrolla un grado de pasión que no es muy racional. Tinelli está ahí en un lugar como en el paraíso, un ser casi intocable y de repente se baja al barro, tiene que ver con lo pasional que es el fútbol.

—¿Lo imaginás a Tinelli en la política fuera del fútbol?

—Sí, ¿por qué no? Si le gusta la política y tiene ganas de meterse en la función pública, lo puede hacer perfectamente.

Si este país no mejora la educación, no tiene solución

—Dijiste que este Gobierno ha intervenido mucho más que el kirchnerismo en el fútbol.

—Sí, el kirchnerismo lo que hizo fue comprar los derechos y poner en publicidad, después de ahí no hizo mucho más salvo sostenerlo a Grondona. Este Gobierno no solamente rescindió anticipadamente el contrato de Fútbol para Todos, lo cual no me parece mal, sino que también participó directa o indirectamente en la designación de esta Comisión Regularizadora que nombró FIFA, participó directa o indirectamente de la elección de quiénes podían ser los potenciales jugadores para llevarse los derechos de televisión. No olvidemos que el Presidente de la Nación fue presidente de Boca, es un hombre al que le gusta y siente el fútbol, es casi imposible imaginárselo aislado del fútbol.

—¿Qué sufren más los argentinos, el paro en el fútbol o el paro en los colegios?

—Es incomparable eso. Si este país no mejora la educación, no tiene solución. La educación que tenemos hoy es del siglo pasado, es una educación pensada para otro momento del mundo. Se nos educaba con una estructura casi fabril, nos preparaban para después ir a trabajar en la época del industrialismo a las fábricas; uniformes, horarios, tareas determinadas. El mundo cambió, hoy mi hija Lola maneja su propio celular mejor que yo, los chicos tienen una manera de aprender distinta. Entonces no podemos seguir haciéndolos levantar a las 6 de la mañana para que entren 6:45 al colegio. Que estén determinada cantidad de horas aprendiendo cosas que después no les van a servir en la vida. La educación es muy antigua. También los docentes tienen una cuota de responsabilidad en esto, porque le ponen mucho énfasis, y por ahí con razón, a la lucha salarial, pero también le debieron poner mucho énfasis al cambio estructural de la educación, porque ellos son los primeros que deben ver que a los chicos les está pasando esto, deben ser los primeros que lo palpan y se dan cuenta. Y eso no lo veo mucho reflejado en el sector docente.

—¿Cómo se combate la corrupción en el fútbol?

—Es muy difícil porque la corrupción toca no solamente lo que es el fútbol en sí mismo; te podría hablar sobre la reventa de entradas, la falsificación de entradas, el narcotráfico que hay adentro de las canchas o los puestos de venta de comida. Eso es una parte. Pero la corrupción también está en la relación que tienen muchos barras con la política, aquellos que trabajan el sábado y el domingo de barras y el resto de la semana trabajan de ñoquis. Y también tiene relación con un sector de la policía. Entonces, cómo erradicar la corrupción del fútbol es un tema mucho más grande que el fútbol, que tiene que ver con la sociedad.

Me vinieron a ofrecer una vez arreglar un partido

—¿Se arreglan partidos en el fútbol?

—Sí, lo vi.

—¿Me contás?

—No te voy a dar nombres, pero sí me vinieron a ofrecer una vez arreglar un partido un equipo que ya había descendido y mi club tenía peligro de descenso. Como este equipo ya había descendido, me vino a ofrecer el partido. Por supuesto que le dije que no. Pero sí, se arreglan partidos.

—¿Los audios de [Daniel] Angelici te sorprenden?

—No son tan graves los audios de Angelici. No está arreglando un partido, está pidiendo una consideración sobre la sanción a un jugador. No está bien hacerlo, pero tampoco es tan grave.

—¿Cómo estás viendo el país?

—Con algunas alertas prendidas, sobre todo cuando miro el reloj y veo el tiempo que ha transcurrido, veo algunos errores no deseados e innecesarios que comete el Gobierno y la no resolución de problemas urgentes. Son luces amarillas que se prenden. Pero sigo teniendo esperanza de que esto va a salir adelante.

—¿Qué es lo que más te enoja hoy cuando ves cualquiera de los noticieros?

—La falta de respeto que tenemos en esta sociedad, la pérdida de valores. Pareciera que es abstracto, pero el respeto tiene que ver con respetar la vida, y cuando vos ves los hechos de inseguridad que hay, da bronca. El respeto tiene que ver con respetarse en la vía pública, y cuando vos ves la cantidad de accidentes de tránsito, gente que es atropellada y demás, da bronca. Y así, desde la cola para entrar en un cajero en un banco hasta lo que se te ocurra. Me da bronca que seamos una sociedad que tiene tanta falta de respeto. ¿Sabés qué es lo peor? Que los argentinos cruzamos el Río de La Plata o cruzamos la Cordillera de los Andes y sí tenemos respeto.

—¿Como sociedad les exigimos a los dirigentes cosas que después en lo chiquito, en el día a día, no incorporamos nosotros?

—Nos cuesta mucho hacer lo correcto. Nos cuesta mucho respetar la ley. Pero es una cadena, si vos no respetás la ley, ¿por qué la tengo que respetar yo y por qué la tiene que respetar el otro? Es una cadena que en algún momento hay que cortarla. La corrupción existe en todo el mundo, el tema es cuánto de corrupción existe.

—¿Vale el "roban pero hacen"?

—No, no vale para nada, tienen que hacer y no tienen que robar.

Hoy pareciera que es políticamente incorrecto hablar bien de Menem y que es políticamente correcto hablar bien de Alfonsín

—¿Quién es el Presidente que más te gustó desde la vuelta de la democracia hasta hoy?

—Ninguno me terminó de llenar por un motivo o por otro. A Alfonsín se le reconoce lo que peleó por la democracia, pero se murió, entonces nadie se acuerda de la hiperinflación. A [Carlos] Menem pareciera que nadie lo votó, pero ganó dos elecciones, la última con el 52% de los votos, y tuvo sus cosas buenas y malas. Hoy pareciera que es políticamente incorrecto hablar bien de Menem y que es políticamente correcto hablar bien de Alfonsín, los dos tuvieron cosas buenas y malas. Sobre De La Rúa te diría que fue un gobierno que tuvo pocas cosas buenas, te diría que ninguna. [Eduardo] Duhalde tuvo la habilidad de sostener este país en la emergencia y apagar un incendio que parecía que era la desaparición de la Argentina. Kirchner, su primer mandato tuvo cosas muy positivas, con una economía que lo ayudó, y creo que después el abuso o el exceso del tiempo en el poder nunca es saludable. El desgaste que genera mucho tiempo en el poder pareciera que es tuyo.

—¿Puede volver Cristina?

—Yo creo que no. Es una Argentina que no creo que vuelva a existir, para nada.

—¿Y la oposición cómo la ves?

—Bueno, sabés que soy amigo de Sergio Massa y me encanta, me parece un tipo muy inteligente. Creo que tiene muchas herramientas y que en algún momento va a ser presidente y va a ser un buen presidente.

—En algún momento dijiste algo como que La Cámpora tiene mala prensa.

—Sí, una de las cosas buenas que hizo Néstor Kirchner fue recuperar en la sociedad el interés por la política, sobre todo los jóvenes. Cuando él ayuda para que se arme esta agrupación, en realidad arranca con una finalidad distinta a la que tuvo, arranca con un sector juvenil de pensamiento, de estudio, de preparación para gobernar. Después las circunstancias del país, sobre todo la pelea con el campo, la resolución 125 y la pelea con Clarín, hace que estos jóvenes que estaban casi en un laboratorio estudiando tengan que salir a la calle a pegar carteles, a hacer una tarea totalmente distinta. Pero lo que rescato es que la juventud, de una situación anodina, indiferente que tenía con la política, se empezó a interesar, eso me parece muy saludable.

—Ese enojo que hubo en algún momento con la política, ese "Que se vayan todos", ¿se puede aplicar al fútbol hoy?

—En el fútbol hay dirigentes valiosos, no es lo mismo que pasaba en aquel momento en la política. Hay algunos que sí se tendrían que ir y para siempre del fútbol, porque son corruptos, porque le han hecho daño, porque viven de eso y la verdad es que está mal.

—¿Quiénes?

—Un montón de dirigentes, sobre todo los grondonistas, los viejos y los nuevos grondonistas. Pero hay otros dirigentes como los que te decía recién, Tinelli no creo que viva del fútbol ni que sea una persona corrupta ni que esté buscando algún interés económico en el fútbol, lo mismo D'Onofrio.

—Si comparamos cómo estamos hoy respecto del final de Cristina, ¿estamos mejor o peor como país?

—Mucho mejor.

—¿Y los medios?

—Mucho mejor. Mucho mejor porque hoy, entre otras cosas, no tenés esa competencia con esos medios ficticios que existían que tiraban para abajo desde el valor de la publicidad, que es de lo que vivimos, hasta le generaban como una suerte de poca credibilidad al periodismo. Yo creo que haber sacado todo eso del escenario mediático ha sido positivo.

—O sea que el periodismo también está mejor en ese sentido.

—Va mejorando, sí, va mejorando. Tiene que mejorar mucho más todavía, tenemos que mejorar.

Entrevista completa:

Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario; Sofía Diez, maquillaje y peinado