El cadáver de Roberto Fernández Montes pudo ser reconocido por su familia gracias a un rosario metálico que llevaba en el cuello, luego de que sus victimarios incendiaran el cuerpo junto con el Suzuki Fun que usaron para transportarlo en un descampado en la zona de Cañuelas, a dos mil metros de la ruta nacional 3. Pero lo cierto es que el empresario español de 67 años no ardió del todo; quedaban partes de su cuerpo perfectamente distinguibles.
El fuego partió el cuerpo de Fernández Montes en dos. Por un lado, quedaron sus piernas, con el fuego que dejó la carne de los pies. Su pecho y sus brazos se quemaron por completo. Al final de su columna vertebral, que quedó totalmente expuesta, un tramo de hueso blanco, permanecía su cabeza. Sus rasgos y su contorno, su nariz, pueden apreciarse a simple vista en las fotos policiales. Sus asesinos fueron torpes en todo sentido: además del cadáver dejaron rastros de sobra para asegurar una imputación en su contra.
Hoy, a 48 horas del hallazgo del cuerpo, el juez de instrucción Hernán López considera el caso prácticamente cerrado. Santiago Corona, el yerno de Fernández Montes, ex empleado de Mini Vial, la firma del español dedicada al rubro de excavaciones y maquinaria vial, fue detenido como el presunto autor intelectual del crimen junto a Ricardo Arce López, un mecánico de 43 años que sería su cómplice.
Corona espera en la alcaidía de Tribunales a ser trasladado a un penal en cuanto haya cupo carcelario disponible. Su prospecto no es para nada bueno. "Está hasta las manos", asegura sin tapujos una fuente directa del expediente a Infobae. La investigación, a cargo de la división Homicidios de la PFA con jefes como Martín de Cristóbal –el encargado de capturar a Jorge Mangeri, el asesino de Ángeles Rawson- y varios efectivos de brigada con apoyo de la comisaría N° 11, no lo favorece en ningún sentido.
El video en alta definición que lo muestra en el piso de Caballito en donde vivía, incluyendo su entrada con el Suzuki Fun que luego sería incinerado en Cañuelas, es la primera prueba en la lista. También está acreditado su nexo con Arce López. Un faltante de 20 mil dólares en la casa del empresario es uno de tres móviles posibles para el crimen que baraja López: el juez los encontró en el auto del yerno.
El departamento de Fernández Montes, que López sostiene fue el lugar en donde se le dio muerte al empresario, mostró tras un test de luminol varias manchas de sangre que fueron lavadas. El baño, en donde se sospecha ocurrió el homicidio, tiene la mayor concentración, con marcas de arrastre presentes en el living. "Hay un elemento de alevosía muy marcado en cuanto a cómo lo esperaron para atacarlo, probablemente en el pallier o en la escalera del edificio, lo cierto es que el empresario no usó la escalera", asegura un investigador.
La propia hija de Fernández Montes complicó a Corona en su testimonio, así como la pareja del empresario: ante el juez López, definió a su marido como "un psicópata" que "amenazaba" a su padre. Fernández Montes y Corona ya llevaban casi un año de odio mutuo; el empresario acusaba a su yerno de haberlo estafado por al menos un millón de pesos, lo que generó una grave deuda de Mini Vial con la AFIP y que repercutió en las cuentas personales del español, que según datos del Banco Central libró cheques sin fondo por casi 25 mil pesos. La estafa, por su parte, ya fue parcialmente constatada por la Justicia con varios elementos, entre los cuales hay una carpeta con documentación.
La relación entre ambos explotó en junio pasado, según pudo reconstruir López. El español no lo perdonó a su yerno: según su propia hija, llegó a tratar a Corona de "chorro" frente a sus hijos. Corona, tras ser echado de Mini Vial, obtuvo un camión excavador para intentar entrar en el rubro: Fernández Montes, con más de 15 años en el negocio de las maquinarias, se encargó de denunciarlo ante cada cliente posible. El camión, por su parte, fue encontrado en la casa de Arce López además de los 20 mil dólares.
Corona se negó a declarar. El mecánico, en cambio, aseguró ser inocente y planteó una coartada que la Justicia se encarga de chequear: las próximas 48 horas serán decisivas.