Pasaron dos años de la muerte de Lola Chomnalez, la chica que apareció sin vida en la playa uruguaya de Valizas. Dos años en los que desfilaron más de cien testigos para declarar en la causa judicial pero en la que no hay ningún culpable. No hay detenidos ni condenados. Lo que queda en pie es una familia que reclama justicia y que quiere saber quién mató a la joven de 15 años.
Lola vivía junto a sus padres en el barrio de Caballito. Tenía dos hermanos, producto del primer matrimonio de su padre, y una madre que la acompañaba en todas sus actividades. En el último mes del 2015, Lola cruzó la frontera y llegó a Valizas, un balneario conocido en Uruguay, para visitar a su madrina, Claudia Fernández, y el esposo de ella, Hernán Tuzinkevich. La pareja había alquilado una casa frente a la playa con la intención de pasar unos días de vacaciones en el final del año.
Pocos días después de llegar, Lola desapareció y generó preocupación en cada uno de los integrantes de la familia. No sabían qué había pasado con ella. ¿Se había escapado? ¿La habían secuestrado? La peor noticia llegó dos días después. La policía uruguaya confirmó el 18 de diciembre la aparición del cadáver de Lola. Estaba semienterrado, a unos 400 metros del lugar, donde se la había visto por última vez.
El cuerpo de Lola tenía heridas cortantes. La autopsia reveló que murió por asfixia y que no fue abusada sexualmente, como se creyó en el comienzo de la investigación.
La muerte de Lola impactó de lleno en la sociedad argentina, que por esos tiempos no escuchaba la palabra femicidio con tanta frecuencia como en los últimos meses. Los medios de comunicación cubrieron día a día cada una de las novedades del caso. El seguimiento de la causa fue detallado y el desconsuelo de la familia creció mientras pasaban los días, y no había una respuesta a semejante acto de brutalidad.
La causa se llenó de sospechosos. No había claridad sobre el posible asesino de Lola. Algunos se descartaban y otros aparecían. Su madrina y el marido fueron detenidos. Ambos recuperaron la libertad al poco tiempo. "Alejandro", "El Conejo", "El Pescador", "Juan, el albañil", "Huguito" y "El Cachila", fueron algunos de los sospechosos. Los exámenes de ADN de ellos comparados con la mancha de sangre encontrada en una toalla de la joven dieron negativo. Todos quedaron libres. En total declararon casi cien personas.
Durante estos años la causa estuvo a cargo de tres jueces y cuatro fiscales. En la investigación se acumularon pruebas. Se incluyeron oficios enviados a Policía Técnica y al Instituto Técnico Forense. Hubo equipos policiales que colaboraron con el trabajo de campo y los rastrillajes de pruebas. Nada fue suficiente. Aún se desconoce quién fue el autor material del asesinato de Lola.
En los últimos meses del 2016 la investigación cambió de rumbo. La causa quedó a cargo de la fiscal Patricia Sosa y recayó en el juzgado de la doctora Silvia Urioste. Los padres de Lola y el abogado de la familia se reunieron en noviembre con la fiscal para conocer los avances en la investigación. Se fueron conformes de la reunión.
La fiscal Sosa les contó que había pedido que se realizaran 25 medidas probatorias para avanzar en la causa. Los padres no pudieron obtener demasiados detalles de la medida implementada pero se fueron tranquilos por el perfil de trabajo de la fiscal.
Fue tan buena la impresión con la que se quedaron los padres de Lola, que le enviaron una nota al fiscal de Corte, Jorge Díaz, para agradecer el trabajo realizado durante el 2016 y renovar el pedido de que se haga justicia. Además, la familia le hizo llegar a Díaz un pedido para que la fiscal Sosa siga a cargo en la investigación.
Uno de los últimos pedidos de la familia de Lola fue que se les haga el examen de ADN a 3500 presos para compararlos con las muestras obtenidas en el lugar donde encontraron muerta a la joven. El abogado de los Chomnalez, Jorge Barrera, solicitó los exámenes porque estima que entre los detenidos en las dos cárceles puede encontrarse el autor del crimen, preso por otro delito.
"Este crimen no va a quedar impune. El único medio eficaz para resolver este problema es seguir trabajando. Hay una decisión tanto de la familia de que el paso del tiempo no va a disminuir ni el esfuerzo ni la actividad judicial que podamos desarrollar", le dijo Barrera al portal Caras y Caretas de Uruguay. La familia de Lola tiene la esperanza de que el caso se resuelva y el culpable del asesinato aparezca. Las ilusiones todavía siguen vivas a pesar del dolor de la muerte.
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