Femicidio en el penal de Salta: una pesadilla que se repitió 11 años después

Por segunda vez, Gabriel “Chirete” Herrera mató a su pareja dentro de la cárcel. El otro caso ocurrió en 2006. Las advertencias de la mamá de la primera víctima que no sirvieron de nada

El asesino y la víctima

Ayer hacia las 14, Gabriel "Chirete" Herrera (39) recibió a Andrea Neri -su pareja y madre de su bebé de dos meses- en la celda 372 del pabellón E tercera planta del penal de la localidad salteña de Villa Las Rosas. Sin explicación alguna y en pocos minutos, el hombre salió con el menor en brazos y le confesó a los guardias lo peor: "Maté a mi mujer".

Si bien aún se esperan los resultados de la autopsia, las primeras versiones indican que Herrera le dio un puntazo y ahorcó a la víctima frente al bebé. En medio del estupor y la sorpresa, los uniformados dieron intervención a la Fiscalía, el asesino quedó aislado y el nene fue entregado a la familia de la mamá. Hasta acá la historia del femicidio dentro del penal que conmocionó a toda la provincia y que obligó, incluso, al gobierno de Juan Manuel Urtubey a intervenir la cárcel y desplazar a las autoridades.

Pero más allá del horror del hecho en sí mismo, se dio a conocer un detalle que agrega aún más drama al caso. Andrea no fue la primera víctima de "Chirete". El 26 de marzo de 2006 el hombre asesinó a su entonces esposa, Verónica Castro, quien lo visitaba en la cárcel donde estaba preso por estafa y robo calificado desde el 2003.

Tenían dos hijos, uno de 9 años y otro de 4. Para entonces, él y su hermano estaban detenidos en Villa Las Rosas. Por problemas con su familiar, lo trasladaron al penal de Metán una semana antes. Verónica, los dos nenes y Angélica -la suegra de Herrera- fueron a visitarlo. El preso les dijo que le dolía el estómago por una gastritis.

En ese momento, la mamá de Verónica le dijo a la mujer que lo acompañara a la enfermería. Él la llevó por un lugar, habló con un guardia, la hizo pasar como si fueran a una visita privada y ahí la empujó contra la pared. La tiró al suelo y con una remera roja la ahorcó. El asesino fue condenado.

Una nueva relación, las advertencias y el final más trágico

Andrea y Herrera se conocieron hace un año justamente. La joven fue a la cárcel con su madre a visitar a un primo que estaba detenido y ahí comenzó el contacto. La relación avanzó y a los pocos meses quedó embarazada. Desde siempre supo por qué estaba preso, pero a pesar de las advertencias siguió adelante con el noviazgo.

"Le dije que él mató a mi hija y que no venga a verlo más", comentó Angélica, la madre de la primera mujer asesinada, al diario El Tribuno. "Mirá, ¿sabés qué? Yo soy la mamá de Verónica Castro, la chica que él mató en Metán. Tené cuidado, hija. Ese tipo no sirve, no entrés, no lo vengas a ver más. No sirve. Ese chico es un asesino", la alertó.

Andrea se quedó muda pero hizo caso omiso. Tres meses después sería asesinada por el padre de su bebé recién nacido y la historia se repitió. "A Andrea la vi un mes antes de que nazca el bebé y ahí le advertí quién era Herrera", dijo Angélica antes de fundirse en un abrazo con la mamá de Andrea.

"Así como me dejó hace diez años a mí con dos nietos, ahora dejó a su hijito sin madre", lamentó la mujer, quien relató que apenas supo del nuevo femicidio cometido por su ex yerno, salió de su casa. "Fui a ver a los familiares de la chica porque yo pasé la misma situación", agregó.