Los insólitos TOC del Tucu López

Fobia a los botones, posición de las zapatillas y colección de tornillos son algunos de los desopilantes trastornos que cuenta el conductor de Telefe en esta charla con Infobae en la que además relata sus inicios en el medio, la llegada a Buenos Aires y el fanatismo por Elvis

Fue en Tucumán donde estudió locución y empezó su primer programa de radio; después llegó la producción de una insólita obra de teatro: "El primer teatro de revista de Tucumán, de pluma teníamos un gallo que era como nuestra mascota, porque no había presupuesto para plumas, no había nada, con esa obra que se llamaba La deuda eterna hemos girado por un montón de lugares en el norte".

El recorrido continuó en Buenos Aires, donde cada quince días realizaba un curso de doblaje y lo recomendaron para un trabajo donde grababa contestadores telefónicos, eso le permitió instalarse: "Mientras tanto empecé a estudiar producción de tele. Después quedo sin laburo, me meto en una página que decía: 'Estamos buscando gente para un programa que se llama Proyecto 48', era un programa de TNT con Cuatro Cabezas. Un reality, si lo ganabas, te financiaban la dirección de tu cortometraje. Lo ganamos. Todo rarísimo porque éramos tres pibes de TEA que no tenían ni idea de qué era un director de fotografía. Fue producido por Cuatro Cabezas y ahí pegué onda y empecé a laburar como asistente de cámara".

El destino hizo que el vínculo con Clemente Cancela lo convocara para Gente sexy, luego llegó Maju Lozano: "Hicimos este exitosísimo programa que se llamó Medios locos (risas), que duró muy poquito". Fue ella quien lo acercó a La 100, donde se terminó de instalar de la mano de Lalo Mir y dio el salto a Telefe.

—¿Extrañás tu provincia?

—Sí, extraño todavía, llevo doce años acá y extraño un montón, sobre todo cuando suceden situaciones de familia y querés estar cerca. Me parte un poco al medio y si bien antes me replanteaba mucho todo, porque era un proceso y un camino donde estaba intentando "llegar a" y en la búsqueda, ahora me sigue costando porque ya estoy en un lugar y es como que no lo puedo dejar, por diferentes motivos se pone a veces un poco duro.

—Me contaron que tenés algunas fobias.

—Son más TOC que fobias, la principal es la de los botones de plástico, me generan asco. El típico botón de plástico de cuatro agujeritos me genera asco, no uso nada que tenga botones, salvo que sean todos metálicos. Cuando me tengo que poner una camisa, depende cómo estoy necesito alguien que me dé una mano, me tienen que prender la camisa.

Si estoy comiendo con vos y tenés algo con botones, me agarra asco

—El problema es tocarlos…

—Es tocarlos y es la proximidad conmigo; si estoy comiendo con vos y tenés algo con botones, me agarra asco, repulsión, no sé por qué, no lo he llevado todavía a terapia, imaginate que si no lo he llevado a terapia las cosas que te estoy hablando.

—¿Qué más?

—Si encuentro un tornillo en la calle, lo tengo que levantar sí o sí, vos no sabés la cantidad de tornillos que hay tirados en Buenos Aires y me los llevo a mi casa. Otro es cuando me saco las zapatillas, las tengo que dejar cruzadas sí o sí. O sea, el derecho en lugar del izquierdo y el izquierdo en lugar del derecho, no sé muy bien por qué. Y si, por ejemplo, me invitás a tu casa y voy al baño, si pasé por tu vestidor o tu cuarto, los tengo que cambiar, sí o sí. Entreno crossfit y a veces los muchachos se cambian las zapatillas, cuando no me ven, las tengo que cambiar. Cuando voy a un shopping y entro a una zapatería, los tengo que cambiar. Es más fuerte que yo.

—¿Algunos de los TOC sí los llevaste a terapia o ninguno?

—No, no he llevado ninguno todavía. Por dos cosas: primero, estoy en un break, evidentemente no es una buena idea, tengo que retomar (risas). Y segundo, que hago lacaniana, y estás cinco minutos y te raja, no llego nunca al tornillo, siempre hay cosas antes, es medio difícil.

—Sos muy coleccionista también.

—Sí, tengo Lego y Playmobil. Muy vinculado a la niñez.

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—¿Todo en tu casa? Los tornillos, los Lego, los Playmobil, ¿todo?

—Sí, pero aunque no lo creas, está todo muy bien distribuido. Vivo en un dos ambientes muy tranquilo, pero no es que vas al baño y te encontrás con un montón de Lego que te impiden la tarea, no, los Lego están puestos en la pared, los tornillos están en su lugar de tornillos.

—¿Y el tema de los billetes de dos pesos?

—Los guardaba, tenía un montón, llegué a juntar mucha plata. Esto debe haber sido hace 4 años, y eran cinco lucas. Físicamente es un montón de billetes, los guardaba en bolsitas Ziploc para que no contaminen el ambiente. Después me agarró con el billete de cinco pesos y recién ahora estoy como deshaciéndome de ese TOC, es más, si querés, te voy a mostrar la billetera en este momento y si vos ves los billetes, encontrás el billete de cinco pesos y aparte está el resto del dinero. Está separado.

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—¿A qué le tenés miedo?

—Al sufrimiento de un ser querido, es el miedo más grande que tengo en la vida. Después miedos más comunes como velocidad, altura, casi a nada de eso, de hecho la paso muy bien.

—¿Más al sufrimiento de un ser querido que a la propia muerte?

—Sí, sí, con la propia muerte está todo perfecto, no pasa nada. Tiene que llegar, va a llevar en algún momento. Digo esto y en una semana: "Esto decía el Tucu" (Risas).

—¿Te quieren seducir más hombres o mujeres?

—Más mujeres, pero muchos hombres también.

—¿Redes sociales? ¿Cara a cara? ¿Cómo es?

—De todo un poco. La red social te da eso del anonimato o al menos de la distancia y el delay en la respuesta, podés estar escribiendo a alguien o recibís una propuesta de alguien y capaz que con "jaja" se soluciona todo, porque no es algo tan serio, es una red social. Es de donde más llega, pero también en el día a día sucede en la calle, menos.

—¿Es verdad que las chicas mandan fotos desnudas en las redes?

—Sí, sucede. Es como "Holis" y una foto que vos decís: "Qué raro. ¿Esa es tu mejor presentación? Ok, buenísimo".

—¿Y tu novia cómo lo lleva?

—Bien, bastante bien, no es del ambiente, es nutricionista, y para no estar en el palo lo maneja bastante bien. Tiene sus momentos, como todo y depende de la situación, pero la verdad que es una genia, en ese aspecto la pilotea mucho.

Ando bastante desnudo por la vida

—Como sé que sos fanático, tengo un par de frases de Elvis para vos: "No intento ser sexy, sólo es mi forma de expresarme cuando me muevo". ¿Intentás ser sexy?

—No, cero, de hecho mi atuendo diario es bastante básico, imaginate que, con el tema de los botones, que use una camisa es un milagro. La realidad es que ando bastante desnudo por la vida. Al chino voy en patas y en torso, en short. No ando seduciendo, no me interesa, tampoco me creo ninguna de las que suceden con esto de la exposición, eso está clarísimo, para mí es todo muy divertido y hasta ahí.

—"Creo en la Biblia, creo que todas las cosas buenas vienen de Dios, no creo que cantase como lo hago si Dios no lo hubiera querido". ¿Cómo te llevás con Dios?

—Fui criado como católico apostólico romano, después abandoné muchas de las costumbres del católico apostólico romano. Me gusta creer que hay algo más en algún lado y yo le llamo "Dios". No voy a la iglesia, de más chico rezaba, pero, sin embargo, ahora cuando por algún motivo alguien querido o yo tengo una situación fuerte inmediatamente lo primero que me sale es pedirle a Dios, es una contradicción. En realidad es con la Iglesia con lo que no está todo bien, un tipo al que le contás lo que es un pecado te absuelve y él te va a decir: "Ok, andá a tomar la comunión". Cuando era niño, me confesaba y tuve una malísima experiencia. Una vez me fui a confesar con un cura, tenía mi primera novia y las confesiones que podés tener cuando tenés tu primera novia, vinculada a las primeras veces y demás cuestiones. Me acuerdo que me dio un sermón sobre que me estaba haciendo un daño y que no sé qué, era chico, no entendía nada y salí con una confusión mental total. Con el tiempo después me di cuenta…

—Dejaste a la Iglesia, no a la novia.

—Sí, exactamente. Tengo colgada una cruz, pero es porque es la cruz de cuando mi vieja cumplió 15, está vinculada con otra cosa, pero sí, me gusta creer que hay algo más.

Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario