Curas pedófilos en Mendoza: los docentes del colegio Próvolo se despegaron de los abusos

“Estamos destrozados por las denuncias que involucran a nuestros niños. Ellos son como hijos y parte de la familia de cada uno de los que estamos acá”, dijeron en un comunicado

El instituto Antonio Próvolo

Los docentes, directivos y la comunidad educativa en general del colegio Antonio Próvolo, el establecimiento educativo de Mendoza en el que presuntamente fueron abusados varios niños sordomudos por dos curas, emitieron un comunicado en el que intentaron despegarse de las denuncias y lamentaron la situación.

"Estamos destrozados por las denuncias que involucran a nuestros niños. Ellos son como hijos y parte de la familia de cada uno de los que estamos acá. La labor de nosotros es únicamente en el aula, de 8:30 a 12 y de 13 a 17. No tenemos relación alguna con los sectores en donde habrían pasado los hechos que se están investigando", expresaron en la misiva que leyeron en las instalaciones del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP).

Por su parte, autoridades del gremio apoyaron a los profesores y remarcaron que ninguno de ellos está como sospechoso en la causa. "Sólo queremos proteger a los alumnos y deseamos su bienestar. Pedimos claridad en la Justicia y estamos a total disposición de la fiscalía para colaborar con la causa", afirmó Leticia Grellet, secretaria del instituto y delegada de SADOP. Luego del escándalo, las clases se retomaron ayer.

Por el caso dos sacerdotes, un monaguillo y el empleado de una escuela están detenidos. En el caso de los religiosos se trata del padre Nicolás Corradi, de 82 años y de Horacio Corbacho, de 55.

El fiscal Fabricio Sidoti, a cargo de la investigación, confirmó que los cuatro sospechosos están imputados por los delitos de "abuso sexual agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores".

Según se dio a conocer esta semana una vez estalló el escándalo, Corradi, de origen italiano, arrastra denuncias de abuso sexual a menores hipoacúsicos desde 1955, en Verona. El caso fue presentado por una red de víctimas en Washington, en 2015. Sin embargo, el cura estaba trabajando en Mendoza, con decenas de niños y niñas sin posibilidad de defenderse y a su entera disposición.

"Los chicos en su relato dicen que los llevaban a la Casa de Dios, un lugar que hay en el instituto, donde los metían y las víctimas veían a través de las rendijas de la puerta lo que pasaba", dijo el fiscal.

"Eran chicos sordomudos de 10, 12 años, supuestamente en el colegio no se les permitía tampoco hablar por señas y en ese momento, ellos tampoco sabían comunicarse. Ellos lo único que veían era que los curas se los llevaban", añadió.

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