Osvaldo Ramírez, de 25 años, relató a Infobae su denuncia contra un sacerdote de la ciudad correntina de Esquina. El joven lo acusa por abuso sexual reiterado hace ya diez años, pero la Justicia todavía no dio su última palabra. Mientras tanto, cada uno defiende su verdad. Ahora, el sacerdote denunciado, Domingo Pacheco, envió un descargo sobre los últimos dichos de la presunta víctima: "Ramírez miente y calumnia", apuntó.
El joven correntino aseguró que su calvario comenzó en 2006 cuando, bajo el pretexto de un proyecto para digitalizar la Biblia, un día Pacheco invitó a Osvaldo a trabajar "en la pieza de arriba" de la parroquia de Esquina porque allí había "una computadora más rápida", según le habría prometido el sacerdote. Pero esa computadora no existía, y en ese lugar se habrían repetido los abusos: "Trabó la puerta, apagó la luz y me agarró por detrás", denunció el muchacho.
Ante esta acusación, ahora el sacerdote contesta que los horarios no concuerdan: "Según su relato, el supuesto engaño fue una mañana, cosa imposible, porque ellos iban de tarde, pocas veces por mes, 2 horas por vez; de mañana no iban a ayudarme en el 2006 y 2007. Sí por separado: Eduardo, 2008, y el Negro (Osvaldo) en 2009". Osvaldo contó que, luego de sufrir los supuestos abusos, el sacerdote Pacheco intentó intimidarlo para que no hable: "A vos no te van a creer porque sos un loquito que toma pastillas". Sobre esos dichos, Pacheco apuntó contra el padre del denunciante: "El papá le decía que es un loquito, y yo lo defendía, le pedía que no lo humille porque es un adolescente".
El joven también recordó que, cuando ya estuvo a punto de tomar valor para hacer pública la denuncia, Pacheco le habría advertido que "si hablaba, iba a ser peor". El acusado redobló la acusación en el descargo enviado a este medio: "El que me amenazó fue él. Siempre fue celoso y no soportó que me visitara un hombre muy famoso en Esquina, imaginó que tuvimos sexo y se enloqueció con eso, me amenazó, y lo eché".
En Esquina hay historias de gays que mataron por celos. Agradezco estar vivo. Mi forma de espantar a esa gente es hablándoles del SIDA
En alusión a esa supuesta conducta del joven, el sacerdote dejó algunas particulares consideraciones para la comunidad homosexual: "En Esquina, hay historias de gays que mataron por celos. Agradezco estar vivo. Mi forma de espantar a esa gente es hablándoles del SIDA. Hasta a un psicólogo porteño espanté así. Ahora, uso la mala fama para espantar enamorad@s: '¿sabés que soy el cura que acusan de….?', y huyen despavoridos".
En diálogo con Infobae, Osvaldo detalló que años después todavía padece un visible estrés postraumático, lo que lo obliga a continuar un prolongado tratamiento psicológico. Para el sacerdote, ese estado del joven nada tiene que ver con la denuncia en su contra, y volvió a mencionar a la familia del denunciante: "El estrés post traumático se debe al suicidio de 2 primos hermanos, que eran sus vecinos; en la Semana Santa de 2006 Ramírez me dijo que tenía miedo de terminar como ellos; en la Misa de difuntos, en el cementerio, el 2 de Noviembre de ese año, se desmayó, y poco tiempo después, quiso matarse".
LEA MÁS:
Un sacerdote, una denuncia y diez años de dolor
En cuanto a las secuelas físicas del presunto abuso sexual, Osvaldo subrayó: "En mis exámenes médicos se arrojó que tenía cicatrices correspondientes a un abuso en un lapso de tiempo que coincidía con los hechos que estoy denunciando".
Su ano no estaba desarreglado, y se habría hecho desarreglar de algún modo, para que los jueces le creyeran más, y echarme a mí la culpa
Llega aquí la parte más rotunda de la réplica del sacerdote: "Antes del juicio oral, según mi defensa, Ramírez pidió hacer de nuevo el examen proctológico: evidentemente, se dieron cuenta que el ano no estaba desarreglado, y se haría o habría hecho desarreglar de algún modo, para que los jueces le creyeran más, y echarme a mí la culpa del desarreglo anal. También, está claro en el expediente, que el tiempo entre el que lo eché y el que hizo la denuncia, no me vio más, por 3 años… ¿y quiere hacerme cargo de cosas que podrían haber pasado en su ano en ese tiempo?.
Finalmente, Pacheco insistió en cuestionar al padre de Osvaldo, y fue más lejos: "Mi temor era que el papá prostituyera a los hijos, algo muy común, natural, por estos pagos. Siempre supe que cura que se mete contra la prostitución, lo acusan de violación, y me preparé para afrontar esa clase de acusaciones: oportunamente contaré cómo, y para qué". Sobre el padre del acusador, agregó: "Ambos hermanos escapaban de la casa por la violencia del papá".
Y cierra, otra vez haciendo alusión a la familia del denunciante: "No les tengo miedo; confío en la Justicia. Tarde o temprano, habrá justicia = absolución. Domingo Jesús Pacheco".
Las dos caras de una denuncia que, de nuevo, salpica a la Iglesia, están publicadas. Ahora cada uno sacará sus conclusiones, hasta que la Justicia, con sus tiempos, se defina.