Fue un cadáver tras otro. El domingo pasado por la noche, en Montserrat, una denuncia de un ama de casa llevó al hallazgo en un placard del cuerpo de Nicolás Silva, el "arbolito" que había estado desaparecido por más de 40 días. A la mañana siguiente, a pocas cuadras, el abogado Armando Jesús Bautista, de 61 años, era encontrado muerto en su estudio jurídico sobre la calle Santiago del Estero al 200, en el mismo domicilio que usó para registrarse en el Colegio Público porteño. Fue su propia pareja quien lo encontró, de acuerdo a información policial, tras entrar al estudio luego de más de diez horas de llamadas y mensajes sin respuesta.
El cuerpo de Bautista estaba en el suelo, en ropa interior, atado de pies y manos con una sábana, con varias puñaladas en la cara y en el cuerpo. Había ropa suya alrededor, manchada con sangre. El primer diagnóstico de la Unidad Criminalística Móvil de la Policía Federal indicó que el abogado llevaba muerto entre 12 y 18 horas.
Hubo pistas. En el lugar se encontró un anillo con la imagen de una calavera. Ese anillo fue la clave para llegar al único sospechoso del asesinato, en una pesquisa a cargo del fiscal Sandro Abraldes.
Hoy a las 5 de la mañana en un hotel de Longchamps, la división Homicidios de la PFA detuvo a Brian Atahualpa Nataniel Romero López, un correntino de 20 años, una detención que fue adelantada por la agencia Télam. Su presunto oficio: taxi boy. Bautista habría sido su cliente, con un vínculo de marcado hostigamiento y violencia, según aseguraron fuentes de la investigación a Infobae. Romero López fue encontrado junto a su pareja, Carina Rodríguez.
Sus colegas fueron quienes lo delataron. Abraldes y la división Homicidios llegaron a él gracias a los testimonios de otros tres taxi boys, que admitieron conocer a la víctima desde hacía años. Tras entrar en cierta confianza, estos hombres afirmaron que había "un joven llamado Brian" que visitaba al abogado Bautista y que le exigía dinero bajo amenazas, pidiendo montos cada vez más grandes. Uno de los taxi boys le entregó a Abraldes un teléfono que Brian usaba. Su foto de perfil de Whatsapp le selló la suerte: al ampliarla, los detectives del caso vieron el anillo de la calavera.
Nuevos datos de inteligencia determinaron que Brian frecuentaba la zona de Once y que era medianamente conocido en el circuito local de la prostitución masculina. Un policía encubierto obtuvo no solo su apellido sino también su provincia de origen. Así, el rompecabezas de su identidad quedó completo. Las pruebas, además del anillo, comenzaron a apilarse en su contra. Su teléfono se había activado por última vez a las 18:30 del domingo pasado, el momento estimado de la muerte del abogado Bautista. Una cámara de seguridad lo mostró entrando al domicilio de Santiago del Estero con la víctima para salir una hora después con una mochila.
Se identificó también a su madre, llamada Mabel. Gracias a información del RENAPER, se determinó que la mujer había establecido un domicilio en Bella Vista tras un reciente cambio de DNI. Los detectives que fueron al lugar obtuvieron el dato de dónde se había refugiado Brian con su pareja: el hotel La Yamilita en la calle Ascasubi al 1200 en Longchamps. Tras varias horas de vigilancia policial, Brian fue visto saliendo del hotel. Lo esposaron en el acto, para remitirlo a la alcaidía de los tribunales de la calle Talcahuano.