Diana Sacayán fue un símbolo combativo para la realidad de las travestis en la Argentina. Como parte del área de Diversidad Sexual del INADI, también líder de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays y Bisexuales y dirigente del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación, Sacayán había llegado a conquistas significativas con su militancia: la ley de cupo laboral trans en la Provincia de Buenos Aires fue una de ellas. El logro de su DNI femenino en 2012, otorgado por Cristina Kirchner en un acto, fue un hecho de gran impacto simbólico en la comunidad. Su muerte, en contraste, fue bestial; lo que la Policía Federal encontró en su departamento sobre la avenida Rivadavia en Flores el 13 de octubre de 2015 fue una exhibición de atrocidad.
Su cadáver estaba atado de manos y pies. En el lugar se encontraron un martillo y una tijera, además de un cuchillo de cocina. El cuerpo de Diana tenía 27 lesiones de acuerdo a la autopsia de la Morgue Judicial; 13 de ellas eran puñaladas. Sus asesinos, según pudo acreditar la Justicia, le robaron 20 mil pesos que tenía guardados en su casa. No encontraron una llave: para huir tuvieron que romper la puerta. Sus agresores también la amordazaron, la golpearon con los puños, la patearon, y la cortaron con vidrios rotos antes de apuñalarla.
Se estima que Diana murió entre el 10 y el 11 de octubre, 48 horas antes del hallazgo. Para la Justicia y la División Homicidios de la PFA, que investigó arduamente el caso, no fue el trabajo de una sola persona. Hubo un sospechoso histórico, que fue detenido y procesado con prisión preventiva el año pasado: su última pareja, Gabriel David Marino, de 23 años, oriundo de Morón, empleado administrativo y adicto a la cocaína.
Marino había conocido a Sacayán en una serie de reuniones en el CENARESO, charlas para recuperación de adicciones. Según testimonios, Sacayán había presentado a Marino como "su chongo" en su círculo de amistades, su pareja ocasional. Diana incluso subió una foto del joven a su cuenta de Facebook, sin indicar su nombre. Esa foto fue una de las claves para arrestar a Marino.
Hoy, con un fuerte cuadro probatorio en su contra, el joven fue finalmente elevado a juicio. En un escrito de 52 páginas, el fiscal Matías Di Lello y su colega Mariela Labozzetta, titular de UFEM, la unidad de la Procuración encargada de investigar la violencia de género, pidieron que Marino se siente en el banquillo por el homicidio triplemente agravado de Sacayán, en concurso con el robo de los 20 mil pesos. Para ambos fiscales, la muerte de la activista trans fue un crimen de odio, ejecutado mediante violencia de género, con alevosía y por odio a la identidad sexual de Sacayán. Bajo estos tres agravantes, Marino puede ser condenado a esta cadena perpetua.
El caso había sido enmarcado jurídicamente como un femicidio por el juez de instrucción del expediente, el doctor Gustavo Pierreti, acorde al DNI femenino de Sacayán. Las críticas a la calificación desde ciertos sectores se centraron en su biología, su condición de persona trans. Los fiscales Di Lello y Labozzetta argumentaron lúcidamente sobre este punto.
"El término 'mujer' debe interpretarse a la luz de la ley 26.743 de Identidad de Género. Esta norma consagra el derecho de toda persona al reconocimiento de su identidad de género, entendida como 'la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo'", apuntaron en su elevación a juicio a la que accedió Infobae.
"En consecuencia, la identificación del género de una persona ––a los efectos del encuadre típico de la conducta en el artículo 80, inciso 11 del Código Penal–– debe hacerse en función de su identidad de género, y no a partir de criterios esencialistas basados en el sexo biológico asignado al momento de nacer. Por lo tanto, el término 'mujer' también incluye a las personas travestis, transexuales o transgénero que tienen una identidad femenina", continuaron.
El término "femicidio", por su parte, encuentra su otro extremo en el "travesticidio". "Sectores de la doctrina que han analizado este fenómeno criminal y su correlato con el marco normativo argentino señalan que el travesticidio es una submodalidad del femicidio", aseguraron Di Lello y Labozzetta. El INADI es querellante en la causa; el organismo ya pidió formalmente que el caso sea considerado de esta forma. A fines del año pasado, una fuente dedicada en el Gobierno dedicada a cuestiones de la población trans en el país aseguraba a Infobae que otras 16 personas sufrieron el mismo destino que Sacayán, la muerte violenta a manos de sus parejas o proxenetas.
El 12 de abril de este año, Marino amplió su indagatoria. Negó el hecho, en un primer momento, de forma torpe. Redujo su vínculo con la activista trans; de una relación incipiente a un simple hecho de prostitución por cocaína. El desprecio a su presunta víctima era evidente; se refirió a Sacayán, por ejemplo, en términos masculinos. Afirmó que había tenido sexo cuatro o cinco veces con Diana, diciendo textualmente que "lo tomaba como un trabajo, yo tenía sexo a cambio de droga. Usaba preservativo, yo era activo y él, Sacayán, pasivo. También teníamos sexo oral, él me hacía a mí. Yo lo que quiero es que busquen… al verdadero homicida, yo no tengo nada que ver, estoy escrachado por todos lados por asesinar a un puto".
Reconoció haber estado en el departamento de Flores en la hora del crimen: otro testimonio de un testigo apunta que se saludó con Sacayán con un beso en la boca al entrar. Admitió también haber estado con su presunto cómplice, "Maximiliano". El relato de Marino, reflejado en su elevación a juicio, es de una crudeza notable.
El texto de Di Lello y Labozzetta asegura: "De acuerdo a su relato, mientras fumaban paco se habría suscitado una discusión entre Diana y este sujeto; ella habría sacado un cuchillo y su cómplice se lo habría arrebatado. Marino aseguró que permaneció en el living y que desde ahí pudo ver cómo el presunto cómplice apuñalaba a Diana de frente. Vio cuando a Diana se le cayó un ropero encima y el cómplice la golpeó con un CPU en la cabeza, mientras ella pedía auxilio. Agregó que 'cuando Sacayán se encontraba en un estado de indefensión total, este sujeto la maniató con una sábana, no recuerdo si en ese momento continuó apuñalándola, ella estaba consciente y le pedía que no la matara'".