"Me drogaba y obligaba a prácticas sexuales aberrantes", contó la ex de Cristian Martínez Poch

Vanesa Rial declaró que el DJ la aislaba en su casa, la golpeaba, humillaba y amenazaba con matar a sus padres. La forzaba a beber su orina y a tener sexo con amigos y perros

El desgarrador llanto de Vanesa Rial al revelar los horrores a los que fue sometida (Télam)

Las escalofriantes declaraciones de Vanesa Rial, la ex novia de Cristian Martínez Poch, parecen de una película de terror. La aberración y perversión de los hechos resultan irreproducibles. Pero la mujer encontró el coraje necesario para detallar al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de La Plata el calvario que sufrió. Lo hizo como parte del juicio oral que se realiza contra el DJ por el delito de privación ilegítima de la libertad y abuso sexual.

Martínez Poch, acusado de haber violado también a sus hijas, parecía un hombre amable y carismático cuando un abogado amigo de Vanesa se lo presentó en un bar. Le había dicho que se había recibido de ingeniero en Estados Unidos, que era viudo y que tenía dos hijas mayores con las que tenía "una excelente relación". Ellas luego confesarían que él las sometió a las peores pesadillas durante toda su infancia.

“Me arrancó las uñas de los dos pies con una tenaza”

"Me pareció encantador, seductor, era haber encontrado al Príncipe Azul, pero al tercer día de la relación me dio la primera paliza y me mostró toda su maldad", contó la mujer entre lágrimas frente al tribunal. Allí, precisó que tras pasar un fin de semana con el hombre en el departamento de este, en las calles 23 entre 58 y 59 de La Plata, concurrió a trabajar al estudio jurídico donde se desempeñaba como abogada. Pero ese día ya lo hizo drogada por el acusado.

"Ese lunes, cuando desayunábamos, vi que tomó un tupper transparente y sacó un puñado de pastillas y lo tomó. Luego me dijo que yo también las tomara, que eran vitaminas que me iban a hacer bien. Yo no quería, pero para no contradecirlo las tomé. En el trabajo me sentí cansada pero pensé que era yo la que estaba cansada", recordó. Ese mismo lunes, el hombre la pasó a buscar en moto sin avisarle y la obligó a subir al tiempo que la amenazaba con hacerles algo a sus padres.

`Sos una negra de mierda´, me decía.

Asustada, la mujer subió a la moto, y a contramano y a gran velocidad por el centro de La Plata, Martínez Poch la llevó a comer, pero le advirtió que "sólo debía hablar cuando él se lo indicara y que no hablara del trabajo porque lo fastidiaba". "`Sos una negra de mierda´, me decía. `Vos no existís, petisa, mi moto vale más que tu vida´", recordó que le repetía mientras tomaba más pastillas durante el almuerzo.

Martínez Poch fue detenido en 2013

Nuevamente, Martínez Poch la obligó a consumir pastillas mientras le exhibía un cuchillo que solía esconder bajo la manga derecha de su campera de cuero negra y la amenazaba: "Vos vas a tomar lo que te doy o vas a saber lo que te va a pasar". La víctima detalló que Martínez Poch la obligaba a tomar pastillas abriéndole la boca a la fuerza y con la ingesta de grandes cantidades de alcohol.

"El departamento no era un departamento común, la puerta no tenía picaporte y le había sacado la cerradura, estaba el agujero, por lo que él sacaba la puerta directamente", describió. "La cama estaba en el living, a la vista de todos, al lado del balcón y a pesar de que le dije que era fóbica a los balcones no corrió la cama, se aprovechaba de mi miedo y me violaba ahí", dijo.

“Vos vas a tomar lo que te doy o vas a saber lo que te va a pasar”, le advertía el acusado.

Para peor, el acusado la forzaba a tener sexo con sus amigos y hasta a hacer prácticas sexuales aberrantes con una perra. Uno de los acusados de participar es Pablo Rodríguez, el presunto dueño del edificio que habitaba el acusado. Solo en una oportunidad, la mujer pudo escapar, pero fue finalmente localizada por el agresor en Cañuelas.

Ante la amenaza de que mataría a su madre, Rial volvió con Martínez Poch, quien nuevamente la encerró en su departamento, la narcotizó y golpeó, siendo finalmente liberada por la policía el 23 de septiembre de 2013, a instancias de Eduardo Rial, el padre de la joven que había denunciado su desaparición.

"Nunca más voy a volver a ser la misma de antes, pero si Cristian está preso, yo voy a estar tranquila, en paz, sin miedo de que me haga algo", aseguró la mujer al finalizar su declaración, cuyo contenido motivó que el juez Ruiz destacara la "valentía" para exponer así su intimidad.

La víctima tuvo que detallar los horrores a los que fue sometida para que los magistrados tomasen real dimensión de lo que sufrió. En una oportunidad, Martínez Poch le arrancó las uñas de los dedos gordos de ambos pies con unas tenazas, pero además la obligaba a beber su orina con frecuencia.

Víctima: “Me obligaba a beber su orina y a realizar prácticas sexuales aberrantes con una perra”.

"Yo quería escapar, siempre quise escapar pero no tenía voluntad debido al alcohol y las pastillas que me obligaba a tomar", explicó Vanesa (40) al Tribunal cuando el juez Juan José Ruiz le preguntó por qué no se había alejado de esa situación.

Durante el juicio, las hijas del acusado confirmaron el infierno que vivieron al lado de su padre durante al menos ocho años de su infancia en la que fueron sometidas a continuas violaciones. Sus testimonios fueron dramáticos y cargados de detalles que marcaron una "larga pesadilla que duró desde que las niñas tenían entre 7 y 8 hasta que cumplieron 15 y 16". Por tales hechos, el agresor está también acusado de "corrupción de menores agravada y abuso sexual gravemente ultrajante".

Según estimaciones del propio tribunal, el juicio oral durará unas 22 jornadas, ya que están citados a declarar unos 66 testigos.