Atracción peculiar: la película final de Alberto Olmedo que anticipó su muerte

Dos días antes de perder la vida, el cómico estrenó la que sería su última comedia, protagonizada junto a su compañero Jorge Porcel

Informe sobre la película Atracción peculiar

En la mañana del 5 de marzo de 1988, en la ciudad de Mar del Plata, falleció el actor Alberto Olmedo. Cayó del piso 11 del edificio Maral 39 que compartía con Nancy Herrera, la única testigo de lo que pasó en aquella jornada trágica. Olmedo tenía una obra de teatro en cartel, Éramos tan pobres, junto a Javier Portales, y el resto de sus habituales colaboradores de televisión. Pero dos días antes de la muerte del actor, había estrenado la que sería su última película: Atracción peculiar, una comedia picaresca protagonizada con Jorge Porcel, con quien hacía años formaba un popular dúo cómico en cine.

La película está dirigida por Enrique Carreras y escrita por Juan Carlos Mesa. Fue filmada en esa misma temporada en Mar del Plata, en una típica producción hecha a toda velocidad para ser explotada durante el verano. Porcel y Olmedo, desde el regreso a la democracia, habían alternado películas familiares con sus habituales comedias para adultos. Atracción peculiar es una de esas comedias adultas. Aunque empieza con una canción de esas horribles que se usaban en estos filmes, la escena inicial es un ataque a las travestis en Mar del Plata. Será el primero de varios apuntes que sin quererlo son una denuncia o un registro de época.

La revista Tevelunga decide hacer una nota sobre la llegada de las travestis o transformistas, dicho exactamente así, y para eso manda a un periodista de infiltrado, Jorge Trolombatti (Porcel), un personaje cuyo nombre muestra un enorme manejo para la sutileza de aquellos años. Lo acompaña un fotógrafo gay, Amatisto (Olmedo) que lo guiará en ese mundo mientras arman la nota. Amatisto le dice a Trolombatti que para mostrar confianza lo llamará directamente Trolo; el humor de 1988. La mencionada canción del comienzo tiene varias frases memorables de la que solo citaremos una: “Son tan fogosos y apasionados, les gusta el siete y la marcha atrás…”. Los chistes de los casi 90 minutos de película van en ese tono.

Pero lo que ocurre alrededor del minuto y medio de película es lo que le da a esta comedia su condición profética. Porcel y Olmedo deben huir y para hacerlo salen por la ventana del hotel, caminando por una cornisa. Ambos están a punto de caer, en un gag clásico que hasta el mismo Olmedo ya había hecho en otros filmes. La película se estrenó el 3 de marzo para buscar ser otro éxito del dúo. Pero dos días después se conocía la muerte del humorista y, peor aún, al caer de un piso 11. Nadie pudo dejar de notar la similitud entre la ficción y la realidad. Sería difícil reírse con esta comedia en general, pero peor aún con la escena mencionada.

Jorge Porcel y Alberto Olmedo en Atracción peculiar

A pesar de ser una historia dentro de la comunidad gay, la película es generosa en desnudos femeninos, moneda corriente de los filmes de Porcel y Olmedo. Ya en 1988 la fórmula del humor machista se veía agotada. No es necesario verla con ojos del 2021 para sentir rechazo por muchos de los chistes. Obviamente, no falta el humor homofóbico, pero ahí la película es más ambigua. Algunos momentos no serían del todo molestos para directores como Pedro Almodóvar, por citar un casos. Aunque la torpeza legendaria de puesta en escena y la precariedad del guion tampoco la vuelven interesante del todo.

En su condición de película acelerada, hecha a los apurones, la película mezcla todo y se lanza sin censura a lo primero que aparece. Por eso es un registro más genuino y sin hipocresía de los usos y conductas de aquellos años. Atracción peculiar dice lo que quiere decir y también cosas que no puede ni calcular. El personaje de Ignacio Quirós es particularmente divertido, pero no necesariamente ofensivo; es de hecho una marca de aceptación por parte de la película y su gesto más noble. Por otro lado, el concentrarse en el mundo gay hace que los personajes femeninos sufran un poco menos los dardos del humor. Y los hombres son como en todas las películas del dúo: seres obsesionados con el sexo -muchas veces no concretado- y con una mirada púber de la sexualidad. Señores que persiguen, pero también son perseguidos, por señoritas jóvenes. Las esposas, claro, no están de acuerdo.

Silvia Pérez, una de las actrices que acompañó a Alberto Olmedo y Jorge Porcel en Atracción peculiar

Desde mucho antes de Una Eva y dos Adanes (Some Like it Hot, 1959), por mencionar un ejemplo, que el cine comercial ha sabido jugar con la ambigüedad, la diversidad y la sexualidad vital, no hay justificación para en 1988 estar tan atrasados. Atracción peculiar es más digna de un estudio de antropología que de un disfrute como comedia. Alberto Olmedo era mejor comediante en televisión que en cine. El motivo es muy sencillo: en la pantalla chica podía improvisar mucho más. En No toca botón la burla empezaba con él y era sobre él antes de reírse con los demás. Su humor lo incluía, como lo indican varias de sus frases más famosas como “Éramos tan pobres” o “Si lo vamos a hacer, lo vamos a hacer bien…”.

Pero en cine Olmedo también tuvo dos largometrajes que mostraron una complejidad superior a la de la mayoría de su filmografía. Mi novia el… (1975), gran comedia junto a Susana Giménez. Era una versión libre del filme alemán Víctor, Victoria, que luego sería realizada nuevamente en Hollywood, protagonizada por Julie Andrews. El otro título fue menos logrado: Susana quiere, el negro también! (1987) dirigida por Julio de Grazia. En estos títulos aparece una comedia más sofisticada en las ideas, algo a lo que en general renunciaron todos los títulos del dúo Porcel y Olmedo. Atracción peculiar tiene una vuelta de tuerca final que le quita valor al personaje de Amatisto, quien resulta ser un agente encubierto, perdiendo algo de su simpatía.

Atracción peculiar funciona también como un documental de la temporada 87/88 del verano marplatense. Quien no haya vivido aquellos años podrá ver cómo era la ciudad, el vestuario, los autos y también la cartelera teatral de aquel momento. Incluso la moneda de entonces era el Austral: estábamos en la previa de una época difícil de Argentina, también en lo económico. Todo con los habituales planos de presentación de una Mar del Plata que a los dos días de estrenarse el filme dejó toda su felicidad de lado con la muerte de su cómico más querido. Pero la ciudad ya había enlutado el 14 de febrero. En aquella jornada Alicia Muñiz fue asesinada por Carlos Monzón, en el otro hecho que marcó ese verano trágico. Por eso también esas imágenes de fiesta y diversión se resignifican y quedan grabadas con una no intencional amargura.

Jorge Porcel y Alberto Olmedo, en Atracción peculiar

La última comedia de Porcel y Olmedo, y el último film de este último, marcó el final de una época para el mundo del espectáculo y la comedia en Argentina. Para Porcel, el golpe fue muy fuerte. Su vida personal y su carrera dieron un giro radical, acercándose a la religión y yéndose de la Argentina. Atracción peculiar fue la despedida del gran comediante Alberto Olmedo que, con un adiós irónico, nos dejó un chiste sobre su destino final.

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