Joan Crawford fue muchas cosas a lo largo de su extensa carrera. Comenzó brillando en el cine mudo, se convirtió en una súper estrella de Hollywood en los 40 y 50 y, aunque suene raro, terminó al frente del directorio de la empresa Pepsi-Cola. Ya en su decadencia actoral encontró una última oportunidad haciendo filmes de terror, algunos convertidos en verdaderos clásicos. Pero a todo esto, que en sí mismo le hacen merecer una biografía o varias, hay que sumarle su vida como madre.
Crawford no podía tener hijos, por lo que decidió adoptar. Fueron cuatro niños en total: Christina, Christopher y las gemelas Cathy y Cindy. Los dos primeros, Christina y Christopher, convivieron con la versión más oscura de la actriz, sufriendo toda clase de maltratos. Esta historia hoy se conoce porque su hija Christina escribió una biografía llamada Mamita querida (Mommie Dearest), publicada en 1978, un año después de la muerte de la actriz.
Al salir a la venta, el libro fue un best-seller y figuró entre los más vendidos de aquel año. El escándalo desatado llevó a que se lo adaptara al cine en 1981. Curiosamente, ese no fue el final de las calamidades, porque la película en sí misma tendría sus propios problemas.
Famosa por sus personajes femeninos fuertes, Joan Crawford había sido objeto de culto entre escritores como Manuel Puig y cineastas como Pedro Almodóvar, entre otros. La película por la que ganó el Oscar a mejor actriz en 1945, Mildred Pierce, tuvo hace pocos años una remake protagonizada por Kate Winslet. Irónicamente, el título de estreno en Argentina de esta excelente película fue El suplicio de una madre.
Otros roles famosos de Crawford fueron Johnny Guitar, que aparece en una escena de Mujeres al borde de un ataque de nervios, y ¿Qué pasó con Baby Jane?, filme que inspiró la miniserie Feud, contando los problemas en el rodaje y sus peleas con la actriz Bette Davis.
Crawford, como muchas grandes divas del Hollywood clásico, tenía fama de exigente. Lo cierto es que la industria del cine también era salvaje y las mujeres se llevaban la peor parte, desde que empezaban en sus carreras hasta que de forma siempre prematura los estudios las dejaban de lado. Estuvo casada cuatro veces, tres de las cuales terminaron en divorcio. La cuarta fue con Alfred Steele, director ejecutivo de Pepsi-Cola.
La exitosa carrera de Stelle incluyó los años de matrimonio con Crawford, quedando ella en el directorio de la empresa cuando él falleció en 1959. Aunque intentaron sacarla, la actriz se mantuvo firme y se quedó en su puesto durante años, promocionando además los productos de la empresa. Abandonó su lugar en 1973, ya estando enferma de cáncer, poco antes de sus últimas apariciones públicas.
Una vez declaró que si un actriz de la nueva generación iba a interpretarla, esta debía ser Faye Dunaway, famosa en aquel momento por el rol de Bonnie & Clyde. Aunque nunca imaginó que finalmente su sueño se cumpliría en una película que destrozaba su imagen y, por extensión, también terminó dañando la de Dunaway.
Mommie Dearest toma como ciertas todas las cosas que Christina Crawford puso en su libro y es despiadada con la vida de la actriz. Aun con reparos (la película pasa por alto a las dos hijas menores de Crawford), lo que cuenta se parece a lo que muchos sabían sobre la vida privada de la estrella. Una obsesión total por la limpieza que llegaba a límites fuera de lo normal, su alcoholismo, su dureza con el entorno, su posible bipolaridad y su rivalidad con otras divas de Hollywood. También es real el maltrato a los dos hijos mayores, lo que más allá de los matices que la película muestre es inaceptable y fuera de discusión.
Aunque el filme dirigido por Frank Perry parecía un posible candidato al Oscar a mejor actriz durante el rodaje, apenas estrenado se convirtió en un desastre total de crítica. El guion y las actuaciones fueron incluso objeto de burla. Se empezó a correr la voz y este drama pasó a ser tomado como comedia, y los únicos que disfrutaban de la película lo hacían de manera irónica. Esto provocó rechazo por parte del productor y a partir de ese momento Faye Dunaway se negó a hablar sobre esta película, dejándolo en claro antes de acceder a cualquier entrevista. Su carrera se vio afectada y nunca se recuperó del todo.
Christina Crawford había empezado a escribir el libro antes de la muerte de su madre y, tal vez por eso, fue excluida por completo en el testamento de la actriz. Ella y su hermano son mencionados en los últimos deseos de la actriz, que dejó en claro que no les iba a dejar herencia por “razones que ellos conocen de sobra”. Hasta el final, Joan Crawford interpretó el papel de la madre espantosa que aparece en la película Mamita querida, un clásico del cine de culto estrenado hace exactamente 40 años.
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