Si te viste forzado a los 14 días de cuarentena preventiva, una “inversión” posible es una maratón de esas series ya clásicas que no pudiste ver en su momento y se van acumulando en una lista de pendientes, junto a otras cosas, como los sitios del mundo que quisieras conocer -hoy imposible- o los libros por leer -otra posibilidad.
Desde Mad Men hasta The Crown, la lista de clásicos de un formato que es furor en los últimos tiempos es larga. Excelente ocasión para cubrir los baches en este consumo, esos que nos dejan fuera de muchas conversaciones...
Los Soprano, la saga que innovó en la figura del mafioso -psicoanalizado, con problemas domésticos como cualquier hijo de vecino- y que consagró al genial y prematuramente desaparecido James Gandolfini, la producción de HBO es uno de los clásicos de esta lista. Seis temporadas en total tuvo esta serie, una de las más exitosas de la televisión por cable y sobre ella se han escrito varios libros, dos en español: “Los Soprano Forever: Antimanual de una serie de culto” y “Los Soprano y la filosofía: Mato, luego existo”.
La otra serie maratónica que se destacó por su nivel de producción, su guión y sus personajes -en particular el protagonista y antihéroe, Don Draper- fue la multipremiada Mad Men, con sus siete temporadas y que transcurre en el ambiente de la publicidad, mostrando a través de una impecable ambientación la evolución cultural de la sociedad norteamericana de la década de 1960.
Breaking bad fue otra serie rupturista y también construida en torno a la figura de un antihéroe, una persona común a la que las circunstancias llevan a la excepcionalidad y al delito. Un profesor de química con un cáncer incurable decide fabricar y vender anfetaminas para asegurar el futuro de su familia. Desesperante, desopilante, absurda por momentos, increíblemente real en otros, excelentemente actuada, dejó huella imborrable y una precuela: Better call Saul, en torno al abogado inescrupuloso del protagonista, y otro éxito de audiencia.
En los últimos tiempos, también tuvieron gran impacto series inspiradas en hechos históricos: como Chernobyl -sobre el accidente nuclear en una planta atómica soviética- o The Crown (la saga de la familia real británica de la que se esperan dos temporadas más luego de las 3 ya emitidas).
Para ultra feministas y, sobre todo, antinatalistas, El cuento de la criada, una lectura sombría del libro -sombrío también- de Margaret Atwood, a tono con ciertas tendencias actuales. (Un ejercicio interesante sería compararla con la versión en película que en 1990 protagonizó Natasha Richardson para contrastar las interpretaciones de un mismo texto en época diferentes aunque no tan distantes).
The Wire: muy elogiada por la crítica y para muchos la mejor de la historia. Ocasión para verla y corroborarlo. Ambientada en Baltimore, ciudad de elevado índice de criminalidad y con muchos barrios marginales, la trama transcurre justamente en la calle, en una esquina marcada por la presencia de bandas de pequeños traficantes. Muestra el detrás de escena de la investigación del narcotráfico a través de las escuchas telefónicas -de ahí el nombre de la serie- y fue elogiada entre otras cosas por un reparto que se luce pese a no incluir estrellas consagradas y sí a muchos amateurs.
Estamos un poco afuera del circuito europeo, lo que es lamentable, sobre todo por tres series excepcionales, ideales para un largo período de encierro; si las pueden conseguir son altamente recomendables, entretenidas e instructivas a la vez:
La guerra de Foley
Una excelente producción de la BBC que, a través de las actividades de un comisario en una ciudad inglesa del interior, muestra toda la segunda guerra mundial tal como la vivió la sociedad británica, con los cambios y transformaciones en la vida cotidiana. A las seis temporadas iniciales, por pedido del público, fanatizado con la trama y los personajes, se agregaron dos más sobre la inmediata posguerra, con la misma calidad de realización y el mismo atractivo.
Un pueblo francés
Un village francais es una serie que, como la anterior pero en este caso en Francia, reconstruye la cronología de la ocupación alemana a través de la vida en una pequeña localidad del este de Francia, cercana a la línea de demarcación, que divide la zona ocupada de la “libre”. Siete temporadas de excelente reconstrucción histórica e impecables actuaciones -los personajes fueron creciendo o envejeciendo junto con la serie que se emitió en la TV francesa entre los años 2009 y 2014-; una trama dramática como lo fueron aquellos años, sin buenos impecables y malos irredentos, con héroes accidentales, con circunstancias que cambian a la gente para bien o para mal; en síntesis, mucho más parecida a la vida real que lo que acostumbran a ser las películas o series de guerra.
Oficina de infiltrados
Esta serie francesa (Le Bureau des Légendes) nos trae a la actualidad ya que la trama está inspirada en las operaciones de infiltración y contraespionaje de los servicios franceses en Medio Oriente. Una visión original y “desde adentro” de las alternativas de la guerra en Siria, las relaciones -alternativamente de cooperación, competencia o guerra larvada y no tanto- entre servicios franceses, estadounidenses, israelíes, rusos, etcétera. Una trama que no da respiro, con el plus de estar contemplando la historia a medida que transcurre.
Otra alternativa son las series documentales, un género que se ha innovado y ha crecido mucho recientemente: en la lista no puede faltar La Guerra de Vietnam, diez capítulos que asombran por su riqueza documental y testimonial. Tampoco la desopilante y muy original Wild, wild country, en seis capítulos, sobre la instalación del gurú indio Bhagwan Shree Rajneesh, más conocido como Osho, en una localidad de Oregon, y el choque de culturas que esto genera, entre otras situaciones increíbles.
Una lista adicional
“This is us”, la historia cotidiana de Estados Unidos a través de una familia
“Years and Years”, para los amantes de las distopías
“Atrapados”, la exitosa serie policial en dos temporadas que reveló Islandia al mundo
“The Paper”: imperdible producción croata sobre los vínculos entre periodismo, negocios y poder
“Big Littles Lies”
«Black Mirror»
“The Americans”, inspirada en la historia de un matrimonio de espías rusos que por más de veinte años vivieron en Estados Unidos como canadienses.
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