El sábado 9 de este mes, Maximiliano Bossio participó en una carrera en la localidad de Los Penitentes, Mendoza. Fueron 38 kilómetros de recorrido que completó en 4 horas y 21 minutos. Finalizó en el tercer lugar de su categoría y en el sexto de la general. Su actuación -aunque meritoria- no sobresale de lo habitual para maratonistas avezados a las pruebas de larga distancia. Sin embargo, hay una importante diferencia con el resto: hace tres años, a Maxi le diagnosticaron melanoma. El joven compite mientras al mismo tiempo le da pelea al cáncer de piel.
Maxi -como le dicen sus amigos- tiene 26 años. Nació y se crió en Córdoba Capital, pero desde hace once años vive con su familia en Comodoro Rivadavia. Cursa el tercer año de la carrera de Biología y vende empanadas árabes que él mismo prepara, una salida laboral con la que solventa sus estudios y sus aventuras deportivas.
Desde chico, el joven es aficionado a los deportes y la ejercitación (llegó a hacer el profesorado de Educación Física), pero corre desde hace tres años. En diálogo con Infobae cuenta que se apegó a la actividad después de que le diagnosticaran el cáncer de piel. Fue su elección para saciar el deseo de poner el cuerpo en movimiento, ya que a partir de su condición las opciones se limitaron: puede andar en bicicleta, puede practicar natación, puede hacer running. "Encontré en correr una pasión", asegura.
Actualmente Maxi realiza el tratamiento de inmunoterapia por el que debe atenderse una vez al mes. Superó una primera fase, también de inmunoterapia (pero con distinto suero) y una segunda de radioterapia. Espera dejar atrás la enfermedad el año que viene, dependiendo de la evolución.
Desde el otro lado del teléfono cuenta a este medio que el tratamiento que lleva adelante no le provoca grandes cambios en el cuerpo. Dice que solamente siente cansancio el día de la colocación de suero. "Es una vez al mes y ese día no entreno. No me afecta tanto. Y al tener una dieta bastante balanceada y sana no tengo efectos que suelen traer por lo general como vómitos, descompostura", comenta.
"Lo que me complicó fue cuando hice radioterapia, porque como fue en la zona del cuello, me dificultaba ingerir líquidos, sólidos e incluso hasta tragar mi propia saliva, así que no se podía entrenar bien. Con los nuevos tratamientos no tengo grandes obstáculos", agrega.
No obstante, subraya que pueden llegar a aparecer problemas el día de la carrera, para los que anhela que no haya elevada temperatura. Es que para él, el calor es un rival: "Es algo que sufro en la zona donde tuve la enfermedad, en la zona del cuello, que se me inflama y me dificulta respirar. Por eso cuando los días están frescos para mí es lo mejor", explica.
Así sus días pasan entre hojas de estudio, masas de empanadas y horas de ejercicio para completar entre 60 y 80 kilómetros mensuales de carrera.
La presencia de Maxi en cada cita deportiva no pasa desapercibida. Cada vez que expone su historia a ajenos recibe comentarios positivos y negativos. "Hay gente que me dice que me admira, que está buenísimo lo que hago, incluso en Penitentes me dijeron que era un león por cómo la peleaba porque no me dejaba decaer por la enfermedad", cuenta.
Y continúa: "Pero también hay gente que por quizá desconocer sobre la enfermedad, sobre cómo reacciona el cuerpo y sobre el entrenamiento que uno tiene, me sugieren que no corra distancias muy largas, que no haga determinada carrera. Piensan que me puedo llegar a descomponer o que puede pasarme algo".
Idepentientemente de que sea un halago o un reproche, Maxi toma cada opinión como un incentivo. "Son una motivación para que uno siga haciendo lo que ama y no se venga abajo".
El podio en la Kumen Aconcagua Ultra Trail fue para el joven un premio a la constancia y a la superación. Pero sus deseos de progresar en la actividad lejos están de terminar allí.
La competencia por las montañas mendocinas fue parte de una agenda cargada de compromisos en la proximidad. Ahora Maxi está enfocado en el 23 de febrero, cuando irá por los 28K de la Guanaco Cross de Puerto Madryn. Luego, el 9 de marzo, espera dar el presente en la Río Senguer y correr los 21k que ya supo hacer el año pasado.
El objetivo que más anhela es completar La Misión: son 110k que se corren en diciembre en Villa la Angostura, Neuquén. Mientras tanto no perderá la regularidad y seguirá entrenando sin perder detalle de cómo se comporta su cuerpo con los tratamientos.
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