Desde hace años, los máximos exponentes de la cultura fitness encontraron en las redes sociales una vidriera para mostrar sus físicos tonificados y curvas envidiables. Espacios donde la perfección tiene alta prevalencia y preferencia, en particular Instagram, donde la imagen reina.
De este modo, surgieron miles de influencers que ofician de entrenadores 2.0 y actúan de modelos inmejorables para millones de seguidores, con postales en las que exhiben un cuerpo "ideal" y sumamente trabajado.
Sin embargo, la tendencia parece estar cambiando de a poco, ya que el objetivo por lucir espléndido suma cada vez más detractores. Son varias las mujeres que intentan sacar a la luz la verdad de cómo se quiere vender una falacia, evidenciando la manera en que se manipulan las capturas para crear imágenes irreales de la silueta femenina.
La irlandesa Becca Gillen es una de las pioneras en esta cruzada. Desde hace tiempo dejó de lado el costado frívolo y se empezó a interiorizar sobre el impacto en la salud mental y en la presión de la obsesión por "encajar" en la sociedad a partir del físico.
Así fue transformando su cuenta en un perfil de realismo y aceptación. Por ejemplo, con diferencias notorias en fotos que retratan el antes y después, donde manifiesta una cintura más fina, la piel más homogénea o la cabeza más pequeña. "Quiero mostrar los cambios que te puedes hacer usando una app y he descubierto que es horroroso", expresó al pie de una publicación.
"En la foto de la derecha, después de usar la app, me hice más alta, más delgada, con más curvas, ojos más grandes, cuello y rostro más pequeños, hombros más anchos, borré las ojeras, las manchas, la celulitis y me hice una cintura que siempre había buscado tener", describió.
En otra imagen, la joven develó la importancia de cambios sutiles: "No se dejen engañar por los traseros perfectos que se difunden en todo Instagram. Algunos son reales, algunos son falsos, algunos tienen Photoshop y otros solo están en un ángulo como este".
La bloguera Sophie Allen es una de las últimas que se sumó a la movida, también con la meta de exponer cómo se llega a esos cuerpos esculpidos. Entre las tantas fotos en las que exhibe su figura escultural, compartió recientemente una publicación dividida en tres instantáneas y acompañada de un mensaje elocuente.
Para sus casi 170 mil seguidores, la instructora estadounidense elaboró una postal de tres imágenes con poses diferentes para demostrar la valía de la perspectiva, la iluminación, el filtro y hasta la forma de vestir, además de la propia pose.
"Puedes ver en la primera que mi trasero parece más pequeño, el del medio es normal y en la tercera es mucho más grande", escribió. Y planteó: "A pesar de dedicarme al deporte y hacer ejercicio a diario, quiero que vean que todo depende de muchos factores, sobre todo cuando se trata de subir una foto a las redes sociales".
El caso de mayor difusión fue el de la popular Anna Victoria, quien compartió una foto partida: de un lado está frente al espejo y posando, mientras que en la otra está sentada y descontracturada, luciendo unos "rollitos". La siguiente leyenda acompaña el retrato: "Esta soy yo el 1% del tiempo frente al 99%. Y amo las dos fotos de la misma manera. Los buenos o los malos ángulos no cambian tu valor".
La imagen de una de las más reconocidas influencers se viralizó rápida y positivamente. La aceptación de los seguidores se tradujo en cientos de miles de "likes" y una larga lista de comentarios avalando el mensaje. Un mensaje que en el mundo fit parece ganar cada vez más terreno.
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