Día del meteorólogo en Argentina: cómo es el trabajo de quienes pronostican el tiempo

Cada 11 de julio, y desde hace 55 años, se celebra en el país el Día Nacional de Metorólogo, en el marco del aniversario de la creación del Centro Argentino de Meteorólogos (CAM), fundado en 1969.

Según su denominación, la meteorología es la ciencia atmosférica interdisciplinaria que estudia el estado del tiempo, el medio atmosférico, los fenómenos meteorológicos y las leyes que los rigen con apoyo de disciplinas auxiliares como la física y la química de la atmósfera.

De esta manera y mediante el estudio de los fenómenos que ocurren en la atmósfera, la meteorología trata de determinar cómo estará el tiempo, predecir los distintos eventos climáticos y comprender la interacción de la atmósfera con otros subsistemas terrestres.

Ese conocimiento adquirido en las variaciones climáticas y en el campo meteorológico es clave para el desarrollo de la vida en general y es posible condicionante para realizar (o no) múltiples actividades humanas.

“Hace 55 años, un grupo de 28 profesionales nos reunimos en la Sociedad Científica de Buenos Aires, durante el gobierno militar de Juan Carlos Onganía y con todas las dificultades que tenía eso, y decidimos crear el Centro Argentino de Meteorólogos para mejorar el trabajo de pronosticar el tiempo y revalorizar nuestra profesión”, explicó a Infobae el doctor Eduardo Piacentini, meteorólogo, matemático y experto en Química de la Atmósfera y Cambio Climático Global.

El especialista, voz reconocida a nivel mundial en la meteorología, recordó que por aquellos años se transmitía la información del pronóstico del tiempo a través de código morse y el teletipo. “Era un desafío diario y constante. Había un entusiasmo en la profesión y en el amor por difundirla y expandirla, que en 1958 se creó la carrera de Ciencias de la Atmósfera en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la Universidad de Buenos Aires”, precisó Piacientini, que aclaró que lo que se pronostica es el tiempo y no el clima. “El clima son las modificaciones en el tiempo a largo plazo”, explicó.

Piacentini recordó también cómo volaba aviones de observación y helicópteros para recabar datos meteorológicos. “Incluso instalamos un observador del tiempo en la estación Meteorológica del Canal del Beagle en 1994, que fue uno de los grandes hitos nacionales para saber más sobre el tiempo”, precisó el experto.

Christian Garavaglia, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) comentó a Infobae que la meteorología es una rama muy amplia en donde se pueden tener diversos tipos de trabajos o tareas.

“Yo siempre separo como los dos grandes rubros o ramas que son la parte más académica - científica y la más estrictamente operativa. No es lo mismo una persona que se dedica a estudiar y avanzar en el conocimiento de la ciencia a nivel internacional y estar a la vanguardia de los últimos saberes en la ciencia meteorológica, que los que trabajamos, y me incluyo, en la parte más operativa. Y pueden ser desde una persona que trabaja en el campo, en la parte del agro, hasta alguien que se desempeña en un aeropuerto para prever condiciones operativas, para que los vuelos aterricen y despeguen”, explicó Garavaglia.

Y agregó: “El que hace el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional, que es mi caso, o alguien que trabaja en los medios de comunicación, trabaja de manera operativa los 365 días del año, las 24 horas en guardias de 12 horas. Hay dos grandes divisiones: la parte de monitoreo, que es vigilar la atmósfera en el presente a través de distintas herramientas; y aquella tarea que es mirar hacia el futuro, que es anticiparse y pronosticar cómo va a evolucionar el tiempo en las siguientes horas, en los siguientes días, de acuerdo al interés que se tenga. Un poco ese es el trabajo diario que tenemos como meteorólogos”.

Con respecto al instrumental utilizado, Garavaglia explicó que hoy se utilizan en tres grandes grupos.

1. A través del Monitoreo: se usan desde los habituales y ultra conocidos termómetros, barómetros, anemómetros que tienen siglos de existencia, hasta herramientas más sofisticadas y actuales que se relacionan con el monitoreo remoto a través de satélites y radares. Tuvieron un impulso muy fuerte a nivel mundial en las últimas décadas y sirven para el monitoreo constante y la vigilancia permanente de la atmósfera. También están las herramientas dedicadas a la parte de visibilidad instrumental en el agro para monitorear las temperaturas que tienen los cultivos.
2. Predicciones atmosféricas: en los últimos años, han ganado un fuerte impulso a través de los modelos meteorológicos con grandes computadoras de muchísima potencia, que logran resolver ecuaciones matemáticas que sería imposible hacerlas manualmente. Estos grandes centros de cómputos lo que hacen es adquirir una cantidad enorme de datos a nivel mundial, que proviene de las observaciones que se hacen alrededor de todo el planeta y a través de esas esas condiciones iniciales, y se resuelven estas ecuaciones matemáticas que describen cómo se comporta la atmósfera. Teniendo las condiciones iniciales, se puede anticipar, en un tiempo futuro, cómo van a desarrollarse y evolucionar distintas variables meteorológicas de interés. Hoy, el 70 u 80% del pronóstico de un meteorólogo se basa en estos modelos meteorológicos.
3. Comunicación: se relaciona con el acceso a Internet, que son todas herramientas que hacen al trabajo diario de un meteorólogo. Siempre se dice que un pronóstico puede ser perfecto, pero no tiene ningún sentido si no ayuda a una persona a tomar mejores decisiones o salve sus bienes o incluso su vida. Hay una idea, una concepción muy importante en los últimos años, de incluir a la parte social, si se quiere, en todo esto que tiene que ver con acercar la meteorología, la información de valor hacia la sociedad. Entonces, “ahí me parece que se vuelve también muy relevante en cuanto a instrumentos, hablar de las comunicaciones en general a través de la radio, TV y por supuesto en las redes sociales, toda herramientas que nos ayudan a llevar la información de vital importancia muchas veces hacia el usuario final, que es el ciudadano, que en definitiva es el que va a tomar esta información para tomar mejores decisiones”.

“Los análisis de los meteorólogos para dar un pronóstico siempre van a tener importancia. Si bien los modelos meteorológicos cada vez evolucionan más y pronostican mejor las condiciones a futuro que se prevén en un determinado lugar, siempre va a estar la mirada objetiva y con experiencia de un meteorólogo profesional para determinar si eso que un modelo meteorológico está previendo, tiene consistencia o no y así ajustar los últimos detalles”, sostuvo Garavaglia.

Y concluyó: “Esto sobre todo me parece que es lo que va pasar en los próximos años y va a dar una vital importancia al rol del meteorólogo. Va a ser en el corto plazo, es decir, pronosticar lo que va a pasar en las próximas seis horas, donde suelen desarrollarse a veces fenómenos de severa intensidad, como una tormenta con tornados, una tormenta con granizo, cosas que al día de hoy todavía los modelos meteorológicos no logran resolver del todo bien”.

José Luis Stella, también meteorólogo del SMN precisó a Infobae que, respecto al rubro meteorología, existen varios caminos a estudiar y perfeccionarse: como pronosticadores del tiempo, la dedicación al estudio del clima, la agrometeorología, hidrometeorología, investigación y desarrollo, cambio climático, meteorología y sociedad, entre otros.

“Están aquellos más orientados a la investigación y estamos los que trabajamos más en lo operativo. En mi caso, que trabajo en el Servicio Meteorológico Nacional, suelo tener trabajo con cierta operatividad en el área de climatología. También suelo dedicarme a hacer estudios e investigaciones con ciertas variables climáticas y forzantes de circulación en distintas escalas, por ejemplo. Estos estudios y análisis contribuyen a mejorar productos de monitoreo y pronóstico climático”, remarcó Stella.

“Mi labor cotidiana suele estar involucrada con el asesoramiento y organización en la realización de estudios de variabilidad climática y pronóstico climático. Hacer estudios de variabilidad climática y pronóstico climático, y planear el desarrollo e implementación de herramientas para el manejo de información climática y la generación de productos específicos que contribuyan al monitoreo climático. También gestionar planes para la elaboración y publicación de pronósticos climáticos, productos climáticos e informes especiales relativos a climatología. Por último, también me dedico a brindar asesoramiento especializado a usuarios internos y externos”, agregó el especialista en climas.

Respecto a la especializaciones, Juan Rivera, meteorólogo experto en variabililidad hidroclimática, explicó a Infobae que se dedica a mejorar el conocimiento de la variabilidad hidroclimática en la región de Cuyo, con foco en el análisis de eventos hidroclimáticos extremos, en particular sequías hidrológicas, y el impacto del cambio climático en la disponibilidad hídrica regional.

“Trabajo con observaciones y estimaciones de temperatura, precipitación (lluvias y nieve) y caudales de los principales ríos de la región, así como también con proyecciones climáticas futuras. Aplico métodos estadísticos para el análisis de eventos extremos individuales, para la caracterización de la variabilidad espacio-temporal hidroclimática y para la cuantificación de los impactos del cambio climático en la variabilidad hidroclimática regional actual y futura”, indicó Rivera.

Actualmente, el Centro Argentino de Meteorólogos (CAM), que tiene su sede principal en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, ubicado en Ciudad Universitaria, (CABA) pertenece a la Federación Latinoamericana e Ibérica de Sociedades de Meteorología (Flismet) y al Foro Internacional de Sociedades de Meteorología (IFMS).

El CAM, integrado por profesionales meteorólogos locales como doctores, licenciados, técnicos y estudiantes avanzados en Ciencias de la Atmósfera, realiza trabajos de mejoramiento científico y técnico de la actividad meteorológica en Argentina desde el 11 de julio de 1969, pocos días antes de la llegada del hombre a la Luna.