En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó a la carne procesada como cancerígena, ya que distintos estudios establecieron que aquellos que consumen este alimento tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Con esto en mente, distintos grupos de científicos buscaron conocer su real impacto en la salud en general, un aspecto que esta nueva investigación, con el desarrollo de una herramienta de simulación, podría desentrañar.
El máximo ente sanitario internacional calificó a la carne procesada dentro de denominado Grupo 1, cancerígeno para los seres humanos. “Esta categoría se utiliza cuando hay suficiente evidencia de carcinogenicidad en humanos. En otras palabras, hay pruebas convincentes de que el agente causa cáncer”, afirma en un documento emitido por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC). En ese sentido, aseguran que esta decisión se debe a que hay “evidencia suficiente a partir de estudios epidemiológicos que muestran que el consumo de carne procesada provoca cáncer colorrectal”.
Ahora, un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Edimburgo advirtió que “reducir el consumo de carne procesada de los adultos estadounidenses en un 30 por ciento (el equivalente a unas 10 rebanadas de tocino por semana) también conduciría a decenas de miles de casos menos de enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal”, según indicaron en un comunicado de prensa. La investigación fue publicada en The Lancet Planetary Health.
De acuerdo con el documento, se considera carne procesada a la que “ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación”. “La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre”. Y enumeró que estos productos incluyen: frankfurters (perros calientes/hot dogs/salchichas), jamón, salchichas, carne en conserva (corned beef), y cecina o carne seca, así como carne en lata, y las preparaciones y salsas a base de carne
Además, el informe de la IARC señala que en un “análisis de los datos de 10 estudios estima que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en aproximadamente un 18%”. Con esto en mente, un equipo de la Academia Global de Agricultura y Sistemas Alimentarios de la Universidad, junto con la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, buscó desarrollar una “herramienta de simulación para estimar los impactos en la salud de la reducción del consumo de carne procesada y carne roja sin procesar”.
“Si bien muchos estudios han identificado vínculos entre los altos niveles de consumo de carne procesada y las enfermedades crónicas, pocos han evaluado el impacto en múltiples aspectos de la salud”, aseguran los expertos en un comunicado de prensa. Y destaca que “algunas investigaciones anteriores también sugieren que la carne roja no procesada puede contribuir al riesgo de enfermedades crónicas, pero la evidencia aún es limitada”.
Carne procesada y su impacto en la salud: cómo se desarrolló esta herramienta de simulación
Para desarrollar esta herramienta, los científicos usaron los datos de una encuesta nacional de salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. Tras obtener esta información, crearon una muestra simulada y representativa de la población adulta de EEUU, una llamada microsimulación.
“La microsimulación del equipo es la primera en estimar los efectos de reducir el consumo de carne procesada y carne roja no procesada (entre un 5 y un 100 por ciento) sobre múltiples resultados de salud en los EEUU”, resaltaron en el comunicado. Y destacaron que buscaron estimar “cómo los cambios en el consumo de carne afectan el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer colorrectal y muerte en adultos”, siendo que esta situación se evaluó en la población general, además de segmentado: en función de la edad, el sexo, los ingresos familiares y la etnia.
Según indicaron en sus resultados, “además de prevenir más de 350.000 casos de diabetes, reducir el consumo de carne procesada en un 30 por ciento conduciría a 92.500 casos menos de enfermedades cardiovasculares y 53.300 casos menos de cáncer colorrectal a lo largo de una década”.
Pero eso no es todo, ya que los científicos también evaluaron los “impactos de reducir únicamente el consumo de carne roja sin procesar y de reducir el consumo tanto de carne procesada como de carne roja sin procesar”. Y los resultados indicaron que “reducir el consumo de ambos en un 30 por ciento resultó en 1.073.400 casos menos de diabetes, 382.400 casos menos de enfermedades cardiovasculares y 84.400 casos menos de cáncer colorrectal”.
“Tan solo con reducir en un 30% el consumo de carne roja no procesada (lo que significaría comer alrededor de una hamburguesa de 400 gramos menos por semana) se produjeron más de 732.000 casos menos de diabetes, 291.500 casos menos de enfermedades cardiovasculares y 32.200 casos menos de cáncer colorrectal”, resaltaron.
Y continuaron: “El hallazgo de que se previnieron más casos de enfermedades al reducir el consumo de carne roja sin procesar en comparación con el de carne procesada se debe en parte a que la ingesta diaria promedio de carne roja sin procesar es mayor que la de carne procesada, 47 g al día frente a 29 g al día, respectivamente”. De todos modos, los expertos indicaron que “estas estimaciones deben interpretarse con cautela y que se necesita más investigación”.