Desde la década de 1940 se empezaron a descubrir los efectos perjudiciales directos de los productos del tabaco sobre la salud del consumidor. Más adelante, se encontraron los efectos sobre las personas que quedan expuestas al humo. Pero -aunque el consumo va en descenso- aún 1.250 millones de personas adultas y 37 millones de niños de entre 13 y 15 años consumen tabaco, según la Organización Mundial de la Salud.
Hay diversos estudios que demuestran que se han desarrollado tácticas para promover el consumo del tabaco con información falsa o engañosa. Aún circulan falsos mitos que han sido demolidos por la investigación científica.
Para que la ciudadanía tome buenas decisiones basadas en pruebas científicas, los medios de comunicación juegan también un rol clave a la hora de compartir información veraz. Por eso, se publicó la “Guía de buenas prácticas para el abordaje periodístico del tabaco en Latinoamérica”.
Se trata de la primera guía destinada a periodistas, comunicadores y estudiantes de las carreras de comunicación y periodismo de América Latina. Fue escrita por Valeria Román, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y periodista de ciencia en Infobae.
La obra fue publicada por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) con apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC por sus siglas en inglés) de Canadá. Se puede descargar en línea de manera gratuita.
El problema del consumo de tabaco y sus consecuencias puede ser considerado desde diferentes perspectivas. En la nueva guía se detallan el enfoque desde el punto de vista ambiental, las cuestiones de género, y el impacto en las infancias y en la limitación para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible -acordados en Naciones Unidas. También se abordan los aspectos económicos, como los impuestos saludables.
Recientemente, -se cuenta en la guía- las políticas sanitarias globales han tenido más en cuenta la perspectiva de género, tras identificarse que la industria tabacalera ha desarrollado estrategias de marketing para capturar la atención de las mujeres (desde la infancia) hacia el consumo de productos como los cigarrillos electrónicos.
Se sabe que el cuidado que requieren las personas que se han enfermado por el consumo o por la exposición al humo implica la dedicación de 6 horas por día en promedio, se informa en la Guía. En la región de América Latina, aproximadamente 3 de cada 4 de las personas que se ocupan de atender a los afectados son mujeres. En la mayoría de los casos, estas tareas son asumidas por las esposas e hijas de quienes se enferman.
También se puede considerar el impacto de los productos del tabaco sobre el ambiente. Por un lado, se contamina el aire interior que se respira en hogares, lugares de trabajo. Por otro lado, se puede considerar el ambiente exterior, que es alterado por la etapa de cultivo y producción de los productos del tabaco.
Además de que mueren más de 8 millones de personas por año por el consumo, por la producción de tabaco se pierden cada año 600 millones de árboles, 200.000 hectáreas de tierra y 22.000 millones de toneladas de agua. También se generan 84 millones de toneladas del dióxido de carbono que contribuye al efecto invernadero.
Se suma que aproximadamente 4,5 billones de filtros de cigarrillos contaminan los océanos, ríos, aceras de las ciudades, parques, suelo y playas cada año.
Desde la industria tabacalera hay tácticas que se conocen como “greenwashing”. Un ejemplo es la comercialización y el etiquetado ecológico de los cigarrillos como “naturales” u “orgánicos”, que sugieren a los fumadores que esos productos son de alguna manera menos dañinos.
Otras tácticas son los apoyos de las tabacaleras a organizaciones ambientalistas y de ayuda en catástrofes y programas de limpieza de residuos de productos del tabaco.
“La guía pretende documentar la magnitud del daño a la salud pública que generan los productos con tabaco e incentivar enfoques para impulsar una cobertura creativa y comprometida en los medios de comunicación”, mencionó en el prólogo Mariana Comolli, coordinadora de la Unidad de Diseminación para el Impacto del Conocimiento del IECS.
En la publicación, que incluye consejos sobre cómo impulsar la agenda del control del tabaco en los medios de comunicación, se detallan 5 mitos falsos sobre el tabaco:
- “Consumir cualquier producto del tabaco es una decisión personal”
Es un mito que se usa como argumento para evitar que los Estados no se ocupen del problema de salud pública que generan los productos del tabaco.
“Los Estados sí tienen la potestad de intervenir y regular para desincentivar su consumo y proteger la salud de la población. Con la regulación, se puede lograr que los productos sean menos accesibles”, se afirma en la guía, y así se promueve el abandono del tabaco o se desalienta el inicio en niños y adolescentes.
- “Regular el tabaco genera pérdida de empleos”
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, los puestos de trabajo que dependen del tabaco vienen bajando en la mayoría de los países por factores como la innovación tecnológica y la globalización. Las medidas para regular el tabaco, como el paquete neutro, solo tendrán un impacto modesto en el empleo y no provocarán pérdidas netas de puestos de trabajo.
Además, como los beneficios económicos de la reducción de las tasas de consumo del tabaco son enormes y superan con creces los costos para la industria, cualquier pérdida de puestos de trabajo se compensaría con beneficios para la economía en su conjunto.
- “Aumentar los impuestos al tabaco favorece el contrabando y afecta más a las personas pobres”
Según la OMS, el aumento del precio de los cigarrillos ha demostrado ser la medida más costo-efectiva para reducir la epidemia. Porque la demanda de los productos está fuertemente influenciada por su precio. Por lo cual, al aumentar sustancialmente los impuestos específicos sobre el consumo de tabaco, conduce al aumento del precio y así se pueden reducir los niveles de tabaquismo en la población, especialmente en las personas de menores ingresos.
Los países que tienen altos impuestos al tabaco no necesariamente tienen altos niveles de contrabando. Por el contrario, en Europa, se ha detectado que los altos niveles de contrabando se registran en los países con impuestos más bajos al tabaco.
- “Dejar de consumir tabaco, incluyendo los cigarrillos electrónicos, aumenta la ansiedad o la depresión en las personas”
Una revisión de 102 estudios científicos publicada en la Biblioteca Cochrane reveló que las personas que dejan de fumar durante, al menos, seis semanas sienten menos depresión, ansiedad y estrés que las personas que siguieron fumando.
Quienes dejaron de fumar también experimentaron más sentimientos positivos y un mayor bienestar psicológico.
- “Hay personas que dependen del cultivo de tabaco para vivir”
Lo cierto es que el cultivo de tabaco deteriora la salud de los agricultores y los trabajadores de las explotaciones agrícolas, según la OMS. Uno de cada cuatro agricultores de tabaco padece la enfermedad del tabaco verde, que consiste en una intoxicación por nicotina.
Los fondos que los gobiernos destinan a apoyar la producción de tabaco podrían usarse de forma más eficiente y dedicarlos a fomentar la producción de alimentos, recomendó la OMS.