La Agencia Espacial Europea quiere construir en Argentina una nueva antena para comunicarse con la Luna y Marte

Una de las tres antenas de espacio profundo que tiene la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en todo el mundo y que conforma una de las pocas ventanas que tiene el planeta Tierra para espiar los secretos del Universo, está situada en nuestro país, puntualmente, cerca de la localidad de Malargüe, en Mendoza.

La antena es clave para recibir información vital de las principales misiones espaciales que la ESA lleva adelante a través de sus satélites y naves espaciales que están en viaje a lo largo del Sistema Solar, desde el Sol, hasta Júpiter. Y será clave para futuras comunicaciones con astronautas que vuelvan a poner un pie en la Luna y también viajen a Marte en la próxima década.

La mole gigante de 40 metros de altura, 35 metros de diámetro y 610 toneladas que se eleva sobre los cerros cordilleranos, será visitada mañana por expertos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONEA) y científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) que se encuentran en el país para inspeccionar la instalación. La delegación europea también vino al país para conocer a las actuales autoridades científicas y tecnológicas del país y establecer nuevos lazos de cooperación espacial.

“Una delegación de 7 expertos en áreas de la ciencia, la medicina, la tecnología y la comunicación de la Agencia Espacial Europea arribamos a Buenos Aires para afianzar los largos años trabajados con Argentina en materia de cooperación espacial. Desde hace 27 años tenemos acuerdos sólidos que incluyen el gran trabajo que se desarrolla a partir de la instalación de la Antena de Espacio Profundo que está instalada cerca de la localidad de Malargüe, en Mendoza”, explicó a Infobae Anabelle Fonseca, jefa del Departamento de Relaciones Internacionales de la ESA durante un encuentro ayer en el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, Galileo Galilei.

“Ahora vinimos al país para encontrarnos con las nuevas autoridades vinculadas a la ciencia y tecnología nacional en un encuentro para celebrar en el hermoso Planetario de la Ciudad de Buenos Aires. Los encuentros abarcan también delegados de Cancillería, de la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación y por supuesto de expertos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE)”, sostuvo Fonseca.

Y agregó: “Una de las cuestiones muy importantes que tiene la antena en Mendoza es su grado de actualización permanente frente a las nuevas tecnologías que siempre se están desarrollando. Esto hace potenciar nuevos descubrimientos, nuevas misiones espaciales y a más distancia. Las actualizaciones y sostenimiento de la antena requieren un presupuesto de operación de unos cuatro millones de euros por año. Este mismo viaje también servirá para determinar el próximo upgrade o actualización, ya que ingenieros y científicos de la ESA viajarán a Malargüe para inspeccionar la antena”.

“El objetivo es aumentar la capacidad de la estación actual, de cara al desarrollo de muchas actividades espaciales que estamos llevando adelante y también de las futuras misiones con destino a la Luna y Marte que se vendrán en los próximos años en cooperación con la NASA. De hecho Argentina es también uno de los países firmantes del Acuerdo Artemis, donde varios países colaborarán para que la humanidad vuelva a Luna y en un futuro cercano visiten el planeta rojo. Todo esto hace que haya una necesidad mayor no solamente de software, sino también de infraestructura”, indicó la experta de la ESA.

“Por eso estamos evaluando instalar en América latina una segunda antena para ampliar la capacidad de recepción de datos para las distintas misiones espaciales que se vendrán, como el regreso a la Luna y un viaje a Marte. No tenemos definido el país, pero el próximo año deberíamos tenerlo. Una de las cuestiones críticas para definir si la vamos a instalar también en Mendoza, cerca de donde está la actual antena es si el Gobierno Nacional se compromete en el corto plazo a pavimentar una ruta de 27 kilómetros desde la ciudad de Malargüe hasta donde está instalada la actual antena”, remarcó Fonseca.

“Esta obra fue consensuada en el año 2009 como parte de los acuerdos para la instalación de la primera antena que comenzó a operar en 2012. Han pasado ya 15 años y todavía estamos esperando el asfalto para facilitar las operaciones allí y el traslado de equipamiento y personal calificado desde y hacia la ciudad de Malargüe y la capital provincial”, apuntó la funcionaria europea.

En lugar de una ruta pavimentada, es el ripio duro de montaña, los pronunciados desniveles y un camino sin acondicionamiento desde hace varios meses, lo que experimentarán los especialistas de la ESA y estudiosos de la CONAE este viernes cuando arriben a la instalación espacial europea en Mendoza. El a veces intransitable camino, con los cables de fibra óptica al descubierto puede atentar contra el pleno funcionamiento de las actuales misiones espaciales a planetas como Mercurio, Marte y Júpiter.

También significa un mal precedente para los planes futuros de la ESA que busca instalar una segunda antena espacial en territorio mendocino, lo que permitirá integrar la Red de Estaciones de Seguimiento de la ESA (ESTRACK, por sus siglas en inglés) y ampliar el trabajo.

Fonseca dejó en claro que “uno de los problemas centrales para determinar instalar una segunda antena es que esa ruta esté terminada”, porque “la misma podría ser instalada del otro lado de la frontera de los Andes en Chile. La ventaja de la instalación en Argentina es que ya tenemos toda la infraestructura de operación necesaria conectada”.

“Además, la idea de instalar una segunda antena implica para nosotros crear un ambiente sostenible, con una planta de generación eléctrica propia mediante paneles solares, que sea amigable con el medio ambiente y también que sirva de punto de referencia educativo de la zona, con el trabajo mancomunado que hacemos con el Planetario de Mendoza, la municipalidad de Malargüe y distintas instituciones educativas de la provincia y el país”, aclaró Fonseca.

“El 10% del tiempo de operaciones de la antena de espacio profundo es de uso exclusivo argentino. Científicos y astrónomos del país pueden realizar sus estudios mediante un aparato de última generación tecnológica, que hoy es utilizado también como un radiotelescopio”, insistió la funcionaria.

Para finalizar, Fonseca resaltó: “En las autoridades argentinas encontramos hoy una predisposición positiva para continuar la cooperación con la Agencia Espacial Europea, pero también entendemos y entendimos muy bien que la situación económica es más importante y esa es una prioridad para el país, pero esperamos poder continuar y desarrollar más cooperación con la CONAE, con las universidades, con las bases de Belgrano en la Antártida donde estamos trabajando y con muchas instituciones más”.

Para conocer de qué se trata esta poderosa antena de espacio profundo que forma parte de la Red de Estaciones de Seguimiento de la ESA (ESTRACK, por sus siglas en inglés) y saber qué misiones está rastreando y cómo se ampliarán las mismas, Infobae habló con Guillermo Lorenzo, jefe de la sección operaciones de la ESTRACK que desde sus oficinas en Darmstadt, Alemania, sigue el trabajo científico de este increíble instrumento tecnológico.

El reclamo de esta obra pavimentada ya había sido publicado en Infobae el año pasado, cuando Guillermo Lorenzo, jefe de la sección operaciones de la ESTRACK pidió que se finalice la obra, en una entrevista desde sus oficinas en Darmstadt, Alemania, donde sigue el trabajo científico de este increíble instrumento tecnológico.

“La demanda de capacidad de enlace descendente de las estaciones es mayor que nunca. En los próximos años, la Agencia se está preparando para lanzar nuevas naves espaciales a mayor profundidad de nuestro Sistema Solar y apoyar misiones de un número cada vez mayor de agencias espaciales asociadas. A la vez, las nuevas naves espaciales, tendrán más capacidad de transmisión de datos y necesitamos más antenas para recopilar esa información”, indicó Lorenzo.

“Nuestra predicción es que vamos a necesitar más antenas para dar soporte a más misiones espaciales en los próximos años. En ese sentido, actualmente se encuentra en construcción una nueva antena en Australia. Sería una cuarta antena de 35 metros de diámetro para satisfacer la creciente demanda de ancho de banda de comunicaciones”, precisó Lorenzo.

En un año normal, la red Estrack proporciona más de 15.000 horas de soporte de seguimiento a 20 o más misiones, con una envidiable tasa de disponibilidad del servicio superior al 99 %. Pero de acuerdo a las necesidades de misiones de astronomía y espacio profundo a futuro, se ha realizado una estimación de la utilización de las estaciones terrestres que cubren la próxima década, teniendo en cuenta las misiones de la ESA en desarrollo, así como misiones potenciales como L5 Space Weather (ESA) y WFIRST (NASA).

Según los análisis efectuados, se considera necesaria la implementación de recursos adicionales en dos nuevas antenas de 35 metros desplegadas en las longitudes de Australia y Argentina respectivamente, que son esenciales para soportar el promedio de 26.000 horas de seguimiento/año requeridas por las próximas misiones.

La antena es clave para recibir información vital de las principales misiones espaciales que la ESA lleva adelante a través de sus satélites y naves espaciales, como por ejemplo la sonda Mars Express -que orbita el planeta rojo a una distancia de 193 millones de kilómetros- para estudiar su atmósfera y geología.

También recibió información de la nave Rosetta y del descenso histórico de su robot Philae a la superficie de un cometa. Logró obtener información de la sonda Venus Express y actualmente recibe datos e imágenes de las misiones Gaia, que medirá la posición exacta de mil millones de estrellas en nuestra galaxia y de Lisa Pathfinder, que busca detectar ondas gravitacionales generadas por objetos de gran tamaño como los agujeros negros.

Este instrumento de avanzada de 50 millones de euros, que está emplazado a 1550 metros sobre el nivel del mar también sirve para buscar rastros de vida en Marte con la nave Exomars 2020, recibir datos de la nave Solar Orbiter a nuestra estrella para fotografiar por primera vez sus polos, tomar información del módulo BepiColombo a Mercurio que viaja para cartografiar su superficie e investigar su magnetósfera. También sirve para comunicarse con el telescopio Euclid que buscar materia oscura y energía a 10.000 millones de años atrás en el tiempo. Y servirá de enlace para que Europa visite primera vez a Júpiter y sus lunas con su nave Juice que ya está en camino al planeta gigante de nuestro Sistema Solar.

En 1998, la ESA decidió independizarse de la NASA para establecer su propia red de seguimiento de las sondas de espacio profundo en las distintas misiones interplanetarias. El objetivo era establecer tres estaciones terrestres que cubran los 360º de rotación de la Tierra.

La primera estación de la ESA, DSA 1, fue terminada en 2002 en Australia. La DSA 2, en España, comenzó a operar en 2005. Finalmente, los directivos de la Agencia Espacial Europea eligieron instalar la antena DS3 a 45 kilómetros al sur de la ciudad de Malargüe, entre 20 sitios alternativos en el hemisferio Sur, por presentar las mejores condiciones de ubicación, visibilidad y potencial de propagación de radio.

Diego Pazos, director de comunicaciones de Telespazio Argentina, el operador que da soporte a las instalaciones de la ESA en el país, precisó: “La Estación de Malargüe se complementa con otras dos antenas hermanas en la Tierra para afrontar las misiones de espacio profundo de la ESA”.

Las otras dos antenas se encuentran ubicadas en la localidad de Cebreros (España) y de Nueva Norcia (Australia), todas levantadas a unos 120 grados de diferencia una de otra. “Esto permite mantener la visibilidad y comunicación las 24 horas del día con cualquier sonda de espacio profundo, que operan a más de 2 millones de km de la Tierra, donde las comunicaciones requieren un apuntado mecánico y una calibración de alta precisión”, precisó Pazos.

Este trío forma parte de la red Estrack de la ESA, un sistema global de estaciones de seguimiento que comunican los satélites en órbita con el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Darmstadt, Alemania. El núcleo de esta red está formado por 10 instalaciones repartidas por siete países.

Pazos es director de operaciones de la poderosa antena y relató: “Básicamente mi equipo es el que se ocupa de tener la estación en pleno funcionamiento las 24 horas del día. Y esa actividad la venimos llevando a cabo desde octubre del 2011 a la fecha. Es tremenda responsabilidad no tener todo lo técnico para que funcione. Tienen mucha tecnología de vanguardia, sistemas que no son habituales encontrar en nuestra región y por ese motivo hubo que hacer una fuerte capacitación de todo el personal para poder estar en condiciones de hacer el mantenimiento preventivo y correctivo de todos los sistemas y subsistemas que van desde un aire acondicionado a un amplificador de alta potencia”.

Y finalizó: “Todo el abanico técnico cubre la parte electromecánica, la parte eléctrica, la parte de radiofrecuencia, microondas, señales débiles, informática. Tenemos un equipo verdaderamente ecléctico desde el punto de vista de los skills tecnológicos que tienen. Y bueno, y además de todo eso, la estación es tan constante ampliación y crecimiento”.