La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Argentina celebra sus 150 años de existencia. Su mesa directiva, que estaba presidida por el geólogo Víctor Ramos, se renovará y se eligió por primera vez en toda la historia de la prestigiosa institución a una mujer. Es la doctora en matemática Alicia Dickenstein, quien empezará a ocupar el cargo de presidenta a partir de mayo próximo.
Dickenstein ha dedicado su carrera a la investigación en matemática pura, es una entusiasta del conocimiento y enarbola un postulado que repite a viva voz: “Pensar es un placer”.
“La matemática es mucho menos abstracta de lo que parece, no se trata sólo de cálculos, es tratar de comprender cuáles son las estructuras que están detrás de lo que vemos, es sacar todo lo accesorio y entender lo que en realidad, a simple vista, quizás no se está viendo”, señaló a Infobae tras una serie de charlas que brindó en el Instituto de Matemática de la Universidad de Oxford, Reino Unido.
Tras conocerse su designación, Dickenstein mantuvo un breve diálogo con Infobae y señaló: “Creo que las Academias de Ciencias tienen un rol importante en su capacidad de opinar, asesorar y efectuar recomendaciones referidas a temas de política científica y difusión de la ciencia, así como en la consolidación de acuerdos a nivel nacional e internacional para contribuir al desarrollo de la ciencia en el país y a la interacción con otros países. El mayor desafío a enfrentar es que este es un momento muy difícil para nuestro país y en particular, para la Ciencia y la Técnica”.
“Creo que lamentablemente hay demasiados argentinos que no les dan el valor que merecen y que desconocen que en los países más desarrollados del mundo el Estado financia la investigación académica”, agregó.
La investigadora está lejos de ser una figura distante y recluida en la academia. Por el contrario, es una científica cálida y sencilla, que habla rápido y sin pausa, sus palabras fluyen con entusiasmo en cada concepto que explica con paciencia.
Cuando era adolescente, Dickenstein hizo el bachillerato del Colegio Nacional de Buenos Aires. Luego, en 1977 se graduó en Ciencias Matemáticas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde también obtuvo su doctorado con una tesis sobre geometría analítica compleja.
Fue la primera directora del Departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA entre 1996 y 1998. Hoy es investigadora superior del Conicet y profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
Dickenstein considera que el conocimiento matemático nos permite descifrar la realidad cotidiana y desarrollar el pensamiento crítico, nos brinda herramientas para revisar aquello que se nos da como resuelto y cuestionarlo: “Te permite pararte y mirar un poco más de lejos, por eso digo que desarrollar el pensamiento matemático te ayuda a estar más alerta”.
Esa capacidad de deducción e interpretación es un valor inestimable en la sociedad moderna y más aún en los niños y adolescentes, nativos digitales que navegan en un océano de contenidos de redes sociales y otras plataformas de información. “El pensamiento matemático hasta te ayuda a descubrir las fake news”, aseguró.
“Es sumamente importante estimular el pensamiento matemático en las nuevas generaciones -expresó-, en los chicos, los adolescentes, y en los universitarios de cualquier carrera. Pero aún más en la escuela primaria, lograr que los niños puedan ponerse a pensar ante una situación dada ¿qué me están diciendo? ¿Lo tengo que tomar así como viene o tengo que mirar un poco más allá?”.
Dickenstein fue reconocida Laureada con el premio TWAS (The World Academy of Sciences) en Matemática 2015, el Premio Internacional L’Oréal-UNESCO 2021 “Por las mujeres en la ciencia” y el Konex de Platino 2023.
Con vocación de pedagoga, es autora de libros de matemática para chicos y chicas entre 9 y 13 años, escrito no sólo con una mirada regional sino global, de hecho su primer libro “Matemax” fue publicado por la Sociedad Estadounidense de Matemática en versión bilingüe castellano-inglés en 2020.
Para Dickenstein, el consejo para los padres es que tengan confianza en sus hijos, que se puede aprender matemática. “No te preocupes, que yo era malo en matemáticas”, es lo peor que los padres pueden decirles a sus hijos, sostuvo.
“Porque así se desalienta el conocimiento. Existe una parte rutinaria en matemática, hay que ponerse a trabajar y hacerlo muchas veces, hay que esforzarse. Pero ocurre en cualquier disciplina que quieras aprender, si querés hacer deporte, ser artista, contador o pintor, siempre hay que sentarse y trabajar”, afirmó.
Reconoció que la matemática también tiene un lenguaje propio. Y si uno no entiende el lenguaje de la matemática, se convierte en una obstrucción para poder pensar. Entiendo que quizás es más difícil que otras disciplinas, pero siempre insisto con la idea de que la matemática está grabada en nuestro cerebro. Habrá quienes tengan más o menos capacidades, más o menos interés, pero la matemática es universal y es tan inherente al ser humano como hablar o escribir.