Los casos de encefalomielitis equina del oeste (EEO) continúan en aumento en el país, y ya se confirmaron un total de 426 brotes en ocho provincias, según los datos disponibles en el último Boletín Epidemiológico Nacional.
El informe correspondiente a la semana epidemiológica (SE) 48 del año 2023 reveló, además, que de los casos detectados, 13 se confirmaron por diagnóstico de laboratorio y 413 por diagnóstico clínico, ya sea por sintomatología y/o nexo epidemiológico. Asimismo, los registros oficiales indican que fallecieron 58 caballos por la enfermedad.
Las provincias en las que hasta la fecha se registraron los brotes son Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Formosa y Santiago del Estero. En tanto existen casos pendientes de verificación en Río Negro, La Pampa, Mendoza y Neuquén.
La encefalitis equina es una enfermedad viral poco común, que es transmitida por la picadura de mosquitos infectados y que puede afectar tanto a los caballos como a las personas.
Hasta el momento, según los datos oficiales, “no se registran casos con resultados positivos en humanos”. “Desde la SE 47 a la fecha se han notificado al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS) 11 casos sospechosos de la enfermedad en personas, de los cuales siete ya han tenido un primer estudio negativo en el laboratorio nacional de referencia y los restantes cuatro aún se encuentran en proceso de derivación”, destacan en el boletín.
Sobre la enfermedad
Como se dijo, la encefalomielitis equina se transmite a través de las picaduras de mosquitos. El patógeno pertenece al género de los alphavirus y tiene una alta letalidad para los equinos.
El pasado 25 de noviembre, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informó que se obtuvieron resultados virológicos positivos para alphavirus sin especificar, en muestras de equinos con signos de enfermedad neurológica de las provincias de Corrientes y Santa Fe y que se habían recibido notificaciones de sospechas también en Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires.
Dos días después, se confirmó el diagnóstico de EEO y el 28 de noviembre el Ministerio de Salud de la Nación emitió una alerta epidemiológica con el propósito de informar a los equipos de salud sobre la situación e implementar la vigilancia epidemiológica de posibles casos humanos.
Así, luego de los primeros casos detectados en las provincias argentinas de Corrientes y Santa Fe, el brote no hizo más que crecer, expandiéndose a otras regiones del país. Semanas después, se identificó el primer caso en Uruguay.
El período de incubación de la enfermedad, es decir, el tiempo que pasa desde la infección hasta que aparecen los signos clínicos en caballos, es de 5 a 14 días, mientras que en el ser humano es de 7 a 10 días en la mayoría de los casos.
En humanos, debe considerarse como caso sospechoso a “toda persona que proceda de zonas con casos confirmados de EEO o presencia de equinos enfermos o muertos en los últimos 10 días y con fiebre de comienzo brusco, acompañado de cefalea o mialgias sin afectación de las vías aéreas superiores, sin foco aparente y que presente manifestaciones neurológicas (vómitos, somnolencia, confusión, postración, temblores) meningitis o encefalitis y sin otra etiología definida”.
Cómo prevenir la EEO
El virus que causa la enfermedad está presente en la región de las Américas desde hace mucho tiempo. Fue descrito por primera vez en 1930, en el Valle Central de California, Estados Unidos, y ocho años más tarde se descubrió que no sólo afectaba a los caballos sino también a los humanos.
La vacunación era obligatoria en los caballos que se movilizaban en el territorio desde 2005. Pero en septiembre de 2016 el Senasa dictó una resolución por la cual afirmó “la vacunación contra la Encefalomielitis Equina (Este y Oeste) resulta en todos los casos de aplicación facultativa en nuestro país”, es decir, quedó a criterio del veterinario responsable de los animales o del propietario. Se argumentó que la vacunación en animales en movimiento no tenía “sustento epidemiológico suficiente para prevenir el contagio a otros animales susceptibles”.
Al respecto, Infobae había consultado a Adrián Díaz, uno de los científicos de Conicet que trabaja en el análisis de las muestras de los animales infectados, como líder del Laboratorio de Arbovirus del Instituto de Virología Dr. José María Vanella de la Universidad Nacional de Córdoba. Según él, “el impacto de la encefalomielitis equina del Oeste en los caballos se disminuye con la vacunación”.
“Al vacunar se previene el impacto del virus en los equinos, pero eso no frena la actividad viral -señaló el experto-. Para frenar la actividad viral se debe disminuir la abundancia poblacional del mosquito que es vector del patógeno”.
Y debido a que aún no hay disponible una vacuna específica para los humanos contra la encefalomielitis equina, la principal medida de prevención para las personas es evitar la picadura de mosquitos que pudieran estar infectados con el virus. Tal como sucede con otras enfermedades transmitidas por estos insectos, como el dengue, desde la cartera sanitaria recomendaron:
- Eliminar o proteger recipientes y otros objetos que puedan acumular agua dentro de los establecimientos de cría de caballos, viviendas y en sus alrededores. Hay que prestar especial atención a los bebederos de caballos.
- Colocar telas mosquiteras en puertas y ventanas de recintos de animales y viviendas.
- Usar ropa de trabajo clara y de manga larga.
- Utilizar espirales en el exterior y pastillas o aerosoles en el interior de las edificaciones.
- Aplicar periódicamente repelentes de insectos con el ingrediente activo DEET mientras se realizan tareas en el exterior o dentro de establecimientos de animales. Y renovar la aplicación según las instrucciones del prospecto.
Desde 1933 hasta 1988 hubo diferentes brotes que afectaron a los equinos principalmente. Sólo se reportaron dos casos en humanos en 1972 y otros cinco en 1983 en la provincia de Río Negro. Una de esas últimas cinco personas falleció.