La demencia es una de las enfermedades mentales más comunes en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 55 millones de personas viven en todo el planeta con esta condición, siendo que el 8,1% son mujeres y el 5,4% son hombres mayores de 65 años. En América del Norte y América Latina, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), unas 7.6 millones tendrán esta patología para 2030.
En ese sentido, el Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa y el tipo de demencia más habitual, la cual puede representar entre un 60% y un 70% de los casos. En la actualidad, se trata de la séptima causa de defunción y una de las principales de discapacidad y dependencia entre las personas de edad en el mundo entero.
Entre las causas subyacentes de la enfermedad se encuentran factores genéticos y ambientales. Sobre las buenas prácticas de bienestar, una de las más importantes es dormir ocho horas como mínimo para cuidar de la salud cerebral. Incluso la falta de de sueño en la mediana edad podría aumentar la probabilidad de desarrollar demencia al envejecer, de acuerdo con un artículo publicado en la National Institutes of Health (NIH).
Los hábitos que los expertos consideran para prevenir la demencia
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, pero no es la única. También puede presentarse la demencia vascular, que está relacionada con problemas en los vasos sanguíneos del cerebro, y la demencia con cuerpos de Lewy, que involucra depósitos anormales de proteínas en las células nerviosas, de acuerdo con la OMS, además de otras condiciones relacionadas con la salud neuronal.
Sin embargo, existe un grupo de enfermedades relacionadas con la mala alimentación, las cuales aparecen como resultado de deficiencias nutricionales. El consumo habitual de comida rápida puede ser perjudicial para la salud mental, por lo cual los expertos destacan la importancia de consumir vegetales de hojas verdes, pescado rico en omega-3, bayas y nueces, por citar algunos ejemplos. Mientras que el riesgo de desarrollar esta demencia aumenta si se consume tabaco y alcohol en exceso, de acuerdo con Alzheimer’s Society.
Las elevadas concentraciones de omega-3 en el cerebro contribuyen a la comunicación celular, fundamental para el correcto funcionamiento cerebral. En ese sentido, un estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, que se publicó en la revista Neurology, advirtió que en los pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), aquellos que consumen más alimentos ricos en esta sustancia, en particular el ácido alfa-linolénico (ALA), pueden sufrir un deterioro físico más lento de la enfermedad y tener una supervivencia ligeramente mayor.
Junto a una dieta saludable, practicar algún deporte es otra forma contribuir con la salud cerebral, ya que al mejorar el flujo sanguíneo (además de reducir el estrés), se reduce la inflamación y se impulsa la salud cardiovascular. En contraposición, el aumento de peso también puede relacionarse con problemas neuronales, según un estudio publicado en The Lancet Commission.
En lo que se refiere a la sociabilidad, recientes estudios han dado cuenta que una de las principales medidas de prevención es evitar la soledad. La interacción social actúa como un estímulo para el cerebro, de modo que su ausencia podría llevar a un deterioro cognitivo acelerado.
De hecho, en un estudio realizado con 5022 adultos mayores, se registró que el 23% de ellos estaban aislados. Tras nueve años de observaciones, los hallazgos indicaron que el 21% de la población total desarrolló demencia. El grupo más vulnerable fue el que llevaba un estilo de vida solitario, según los resultados publicados en Geriatrics Healthcare Professionals (AGS).
Junto con un buen entorno social y una buena alimentación, es necesario dormir al menos ocho horas. Los beneficios permiten un mejor rendimiento durante el día, y también se ha demostrado que contribuye al funcionamiento normal del cerebro. Al descansar, el llamado sistema glinfático del cerebro se activa, eliminando los residuos que se acumulan y están presentes en las personas con Alzheimer y demencia. Incluso, las personas que duermen de seis a cinco horas tienen un 30% más de probabilidades de ser diagnosticadas con demencia, según un artículo publicado en el National Institutes of Health.
No obstante, la actividad cognitiva es una de las actividades más comunes para las personas que viven con demencia. Una investigación publicada en The Lancet Public Health analizó a más de 850 mil mujeres durante 16 años, y advirtió una mayor presencia de esta enfermedad en el 4% de las personas que se abstuvieron de involucrarse tanto en ejercicios de memoria o en el armado de rompecabezas como en actividades en grupo.
Por último, los expertos advierten la importancia de mantener un seguimiento médico para, por ejemplo, mantener un control sobre la presión arterial, la cual se ha relacionado con el deterioro cognitivo en la tercera edad. Una revisión científica, publicada en Frontiers, advirtió que los problemas de hipertensión suelen tener repercusiones negativas en las funciones neuronales.
Principales cuidados a tener en cuenta en casos de demencia
La demencia no tiene cura, pero existen distintos tratamientos que pueden ralentizar el avance de la patología o, bien, tratar de “aliviar” los síntomas, acciones que se traducen en mejoras en la calidad de vida tanto de los pacientes como sus cuidadores o entornos familiares. En ese sentido, mantener una alimentación baja en grasas saturadas y realizar actividades que desafíen al cerebro pueden favorecer el bienestar de aquellos que viven con esta enfermedad, según la OMS.
El máximo organismo sanitario internacional, en ese sentido, aseguró que los fármacos que pueden aliviar los síntomas de esta enfermedad se encuentra el donepezilo, un inhibidor de la colinesterasa, los cuales se aplican en pacientes con enfermedad de Alzheimer en etapas avanzadas y demencia vascular. Además, el mantenimiento de la presión arterial y los niveles de colesterol dentro de límites saludables resulta esencial para prevenir daños adicionales al cerebro.
Por último, es importante resaltar que el mero control de los síntomas de esta enfermedad no es suficiente. Cada paciente con demencia es único y, como tal, el cuidado y bienestar de estos dependen de una combinación de medidas de estilo de vida, sociales, físicas, pero sobre de seguimiento médico.