La mayoría de los científicos en el mundo acepta que un gran meteorito del tamaño del Monte Everest cayó a la Tierra, más precisamente en la costa de México, hace unos 65 millones de años, desencadenando una cascada de catástrofes que acabaron con las tres cuartas partes de la vida en el planeta. Pero los detalles más finos sobre cómo se desarrollaron estos eventos aún está en debate.
En un artículo publicado en Nature Geoscience, investigadores de Bélgica sostienen que “los mecanismos exactos de muerte puestos en marcha por el impacto siguen siendo poco comprendidos y que se ha prestado muy poca atención al papel de potencialmente billones de toneladas de polvo levantadas por el violento evento que provocó un invierno global”.
Así, los expertos han abierto una “caja negra” geológica que sugiere que el impacto del asteroide creó una columna de polvo fino que bloqueó la luz solar, enfrió la Tierra, cerró la fotosíntesis y destruyó la cadena alimentaria.
El hollín, el azufre y el polvo acumulándose y arremolinándose en la atmósfera durante años, tienen la capacidad de bloquear el sol y contribuir a un invierno global en el que la vegetación colapsa, con efectos devastadores y en cadena para los animales que sustenta.
Para profundizar en el papel de los diferentes factores, los científicos realizaron simulaciones del clima antiguo que tuvieron en cuenta mediciones de partículas finas recuperadas de un sitio en Dakota del Norte donde se asentó una capa de polvo generada por el impacto del asteroide Chicxulub.
Según las simulaciones, el polvo del tamaño encontrado en Dakota podría haber permanecido en la atmósfera hasta 15 años después de haber sido lanzado al cielo. Al bloquear los rayos del sol, hasta 2.000 millones de toneladas podrían haber interrumpido la fotosíntesis durante casi dos años y haber enfriado el planeta hasta 15°C.
Originalmente propuesta en 1980 por los geólogos que descubrieron los primeros signos del poderoso impacto, la hipótesis como causante de la muerte de los dinosaurios fue descartada a principios de la década de 2000 porque las muestras de rocas de esta época no contenían suficiente polvo fino como para causar un invierno global.
Sin embargo, la mayoría de los estudios anteriores se basaron en capas de sedimentos de un centímetro de espesor del período Cretácico-Paleógeno. Este nuevo estudio analizó 40 muestras de sedimento tomadas de un depósito mucho más rico, de 1,3 metros de profundidad, en Tanis, Dakota del Norte. Este sitio está a 3 mil kilómetros al norte del cráter del asteroide Chicxulub, pero proporciona una instantánea única de cómo las columnas de polvo, hollín y partículas se propagaron en los años posteriores al impacto.
Creado a partir de granito pulverizado y otras rocas en el lugar del impacto, el polvo “muy probablemente impulsó el último evento de extinción masiva mediante la interrupción de la actividad fotosintética”, dijo Cem Berk Senel, investigador del estudio en el Observatorio Real de Bélgica en Bruselas.
El polvo de silicato surgió de las simulaciones como “el bloqueador más eficaz de la fotosíntesis”. “Hace que la atmósfera se vuelva opaca a la luz solar, lo que dificulta el proceso fotosintético de las plantas”, añadió Philippe Claeys, geólogo y científico planetario de la Universidad Libre de Bruselas y coautor del estudio. Según los modelos informáticos, la fotosíntesis habría tardado dos años en reanudarse.
Steve Brusatte, profesor de paleontología y evolución en la Universidad de Edimburgo que no participó en el estudio, describió el asteroide que acabó con los dinosaurios como “apocalíptico”.
“Fue el asteroide más grande que chocó contra la Tierra en los últimos 500 millones de años y detonó con la fuerza de más de mil millones de bombas nucleares juntas. Pero eso no fue lo que realmente mató a los dinosaurios y al 75% de las otras especies que se extinguieron. Lo que realmente impulsó su perdición fue lo que sucedió después, cuando el polvo y la suciedad del impacto del asteroide ingresaron a la atmósfera y bloquearon el sol”, afirmó el experto.
Al tiempo que resaltó que, debido a estos eventos, “la Tierra se oscureció y se enfrió durante unos años. El asteroide no mató a todos los dinosaurios de una sola vez, pero fue un asesino más sigiloso, lo que desencadenó una guerra de desgaste que llevó a la muerte a tres de cada cuatro especies”.
Una investigación con modelos informáticos
Utilizando modelos informáticos, los investigadores descubrieron que este polvo fino, creado cuando el asteroide de 10 a 15 kilómetros de ancho golpeó la Tierra, pulverizó la roca debajo de la vegetación. Los altos niveles de polvo en la atmósfera habrían creado una oscuridad global que habría durado casi dos años, lo que habría hecho imposible que las plantas realizaran la fotosíntesis.
Sin las plantas, toda la cadena alimentaria se habría colapsado. Los principales depredadores, como el Tyrannosaurus rex, cazaban presas que dependían de plantas como parte de su dieta. Este polvo podría haber permanecido suspendido en el aire hasta 15 años, provocando una caída de 15°C en las temperaturas globales e induciendo un “cierre fotosintético durante casi dos años después del impacto” al bloquear la luz solar, escribieron los investigadores.
Otra peligrosa consecuencia fue que el impacto de la colisión también habría vaporizado la roca y producido gases que contienen azufre que se forman en pequeñas partículas en lo alto de la atmósfera. Y el intenso calor producido por el choque del asteroide habría provocado incendios forestales a gran escala, enviando grandes cantidades de hollín y ceniza al cielo.
Sin embargo, según los resultados del investigador, fueron los finos silicatos, y no materiales como las partículas de azufre, los principales responsables del prolongado invierno planetario.
“Encontramos que la oscuridad global y la pérdida prolongada de la actividad fotosintética del planeta ocurren sólo en el escenario del polvo de silicato, hasta casi 1,7 años (620 días) después del impacto. Esto constituye un plazo lo suficientemente largo como para plantear graves desafíos tanto para los hábitats terrestres como para los marinos”, escribieron los investigadores.
Aquellos animales y plantas que no estuvieran adaptados o no pudieran adaptarse a vivir en la oscuridad y el frío habrían encontrado su desaparición. La flora y la fauna con dietas, hábitats y estilos de vida flexibles habrían tenido mayores posibilidades de sobrevivir.
El impacto del asteroide de Chicxulub también desató un megatsunami de 1,5 kilómetros de altura que afectó a todos los continentes de la Tierra y provocó una actividad sísmica 50.000 veces más potente que el terremoto de Sumatra de 2004.