¿Cuándo el corazón se detiene qué ocurre en la mente humana? ¿Recordamos nuestra vida? ¿Soñamos? ¿Simplemente nos apagamos?
Para responder en parte estos interrogantes, un estudio científico de la Universidad de Nueva York reveló nueva información sobre las experiencias cercanas a la muerte
Cada año en Estados Unidos se registran entre 350.000 y 750.000 casos de paro cardíaco, con una tasa de supervivencia cercana al 10%. La relación entre la conciencia y la actividad cognitiva durante un ataque cardíaco, así como su impacto en la calidad de vida post evento y los desenlaces psicológicos, es un entramado complejo que intriga a los científicos.
Algunas de las personas que sobreviven a un ataque cardíaco suele reportar síntomas como deterioro de la memoria, depresión y trastorno de estrés postraumático. Sin embargo, un 10% a 20% de ellos describen experiencias positivas y transformadoras durante el paro, tales como una lucidez intensa, percepciones visuales externas y repasos significativos de su vida, todo ello sin evidencia externa de conciencia.
Contrariamente a la creencia anterior de que no hay conciencia durante un paro cardíaco, los investigadores en este estudio encontraron que algunos pacientes, después de ser reanimados mediante RCP, conservan vívidos recuerdos de “experimentar” la muerte.
Además, mientras estaban inconscientes, mostraban patrones cerebrales asociados al pensamiento y la memoria.
Los hallazgos surgen del estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (NYU), en cooperación con 25 hospitales, en su mayoría estadounidenses y británicos, en el que supervivientes de un paro cardíaco describieron experiencias de muerte lúcida que ocurrieron mientras estaban aparentemente inconscientes.
Los científicos monitorearon a 567 personas que se sometieron a reanimación de un paro cardíaco pero menos del 10% sobrevivieron, incluso cuando los médicos estaban listos para hacer RCP. Los investigadores pudieron entrevistar a 28 de los 53 pacientes supervivientes.
“No hay nada más extremo que un paro cardíaco porque los pacientes literalmente se tambalean entre la vida y la muerte, están en coma profundo y no responden físicamente en absoluto”, dijo el autor principal del estudio, Sam Parnia, profesor asociado en el Departamento de Medicina de NYU Langone Health.
A pesar del tratamiento inmediato, menos del 10 % de los pacientes estudiados, que recibieron RCP en el hospital, se recuperaron lo suficiente como para ser dados de alta. Sin embargo, el 40% de los que sobrevivieron recordaron algún grado de conciencia durante la RCP que no fue captado por las medidas estándar.
El estudio, que fue publicado en la revista Resuscitation, también encontró que en estos pacientes, casi el 4 de cada 10 tenía una actividad cerebral que volvía a la normalidad, o casi a ese estado, incluso una hora después de la RCP. Según lo capturado por el electroencefalograma (EEG), una tecnología que registra la actividad cerebral con electrodos, los pacientes tenían picos en las ondas gamma, delta, theta, alfa y beta asociados con una función mental superior.
Los supervivientes han informado durante mucho tiempo que han tenido una mayor conciencia y experiencias poderosas y lúcidas, según dicen los autores del estudio. Estos han incluido una percepción de separación del cuerpo, observar eventos sin dolor o angustia y una evaluación significativa de sus acciones y relaciones.
El nuevo trabajo encontró que estas experiencias de muerte son diferentes de las alucinaciones, delirios, ilusiones, sueños o conciencia inducida por la RCP.
Experiencias cercanas a la muerte
Los autores del estudio sugirieron que un cerebro al borde de la muerte elimina sus sistemas inhibidores naturales. Estos procesos, denominados colectivamente como desinhibición, podrían permitir el acceso a “nuevas dimensiones de la realidad”, entre las que se incluye una memoria lúcida de todos los recuerdos desde la primera infancia hasta la muerte, vista bajo el prisma de la moralidad.
“Aunque desconocemos el propósito evolutivo de este fenómeno, abre una ventana a una exploración meticulosa sobre lo que acontece cuando una persona fallece”, expresó el autor principal del estudio, Sam Parnia, profesor asociado en el Departamento de Medicina de NYU Langone Health.
Y agregó: “A pesar de que la comunidad médica ha sostenido por mucho tiempo que el cerebro sufre daño irreversible aproximadamente 10 minutos después de que el corazón cese su suministro de oxígeno, nuestro estudio reveló que puede evidenciar signos de recuperación eléctrica bastante tiempo después de iniciada una RCP”.
Esta es la primera investigación extensiva que indica que esos recuerdos y alteraciones en la actividad cerebral podrían ser indicativos de aspectos universales y comunes en las denominadas “experiencias cercanas a la muerte”.
Estos descubrimientos ofrecen una mirada hacia una dimensión real, pero aún enigmática, de la conciencia humana que emerge con la muerte. “Estos resultados también pueden orientar el desarrollo de nuevas técnicas para reactivar el corazón o prevenir daño cerebral, y poseen relevancia para los procedimientos de trasplante”, agregó el doctor Parnia, quien también ejerce como director de investigación en cuidados críticos y reanimación en NYU Langone.
Los detalles del estudio
Este nuevo estudio llamado AWAreness durante la REsuscitación (AWARE)-II, siguió a 567 hombres y mujeres que experimentaron un paro cardíaco durante sus estancias hospitalarias entre mayo de 2017 y marzo de 2020 en los Estados Unidos y el Reino Unido. De los 567, sólo 85 fueron monitoreados mediante EEG para medir las ondas cerebrales durante sus experiencias.
Sólo se inscribieron pacientes hospitalizados para estandarizar los métodos de RCP y reanimación utilizados, así como los métodos de registro de la actividad cerebral. También se examinaron testimonios adicionales de 126 sobrevivientes comunitarios de paro cardíaco con recuerdos autoinformados para proporcionar una mayor comprensión de los temas relacionados con la experiencia recordada de la muerte.
Los autores del estudio concluyeron que la investigación hasta la fecha no ha probado ni refutado la realidad o el significado de las experiencias de los pacientes y las afirmaciones de conciencia en relación con la muerte.
Señalaron que la experiencia recordada en torno a la muerte merece una mayor investigación empírica y planean realizar estudios que definan con mayor precisión los biomarcadores de la conciencia clínica y que monitoreen los efectos psicológicos a largo plazo de la reanimación después de un paro cardíaco.