El coronavirus que causa el COVID aún enferma y mata a los seres humanos: más de 1,4 millón de personas se infectaron durante agosto pasado. Eso implicó un aumento del 38% a nivel mundial, según informó ayer la Organización Mundial de la Salud. Además, más de 1.800 afectados fallecieron.
En la Argentina, la suba de casos de personas con el diagnóstico de COVID también estuvo ocurriendo. No es una ola de casos como las que desbordaban consultorios de centros de salud y hospitales en 2021 y 2022, pero se trata de un incremento mayor al 150%.
Hay dos motivos principales para explicar por qué el virus sigue circulando en el país y se produjo ese aumento, según expertos consultados por Infobae.
En la semana del 17 de julio se registraron 77 casos diarios en promedio, mientras que en la semana del 14 de agosto se detectaron ese número subió a 207, según al análisis del doctor Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham, en base a los datos del Ministerio de Salud de la Nación de la Argentina.
Casi no había muertes en las últimas dos semanas de mayo, pero hubo una suba a 9 casos semanales en la semana del 9 de julio. “Es posible que en las próximas semanas se registren más fallecimientos como consecuencia de la suba de casos”, estimó Aliaga.
Qué subvariantes de Ómicron crecieron en Argentina
Uno de los motivos es el ingreso al país de un sublinaje de la variante Ómicron del coronavirus que es más transmisible. “Durante 2023, hubo primero un aumento tanto de los casos de afectados por el virus de la gripe como por el virus sincicial respiratorio y ahora un incremento por el coronavirus SARS-CoV-2. Todavía no está definida la estacionalidad del coronavirus. Pero su circulación en el país se debe principalmente a la circulación del sublinaje de Ómicron XBB, y a casos aislados de EG.5″, dijo a Infobae la directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica de la cartera de Salud, Analía Rearte.
“Los casos de COVID han subido desde julio, pero no se ha trasladado a un aumento significativo en internaciones hospitalarias”, comentó en diálogo con Infobae Gabriel Battistella, subsecretario de atención primaria del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
La cobertura con dosis de refuerzos en la población es baja
El otro motivo del aumento de casos de COVID es que hay pocas personas con las dosis de refuerzo al día. Para el doctor Humberto Debat, investigador en virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y miembro del Proyecto PAIS sobre vigilancia genómica del coronavirus, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Argentina, “una de las causas de la mayor circulación viral de hoy tiene que ver con la baja inmunidad de la población. Porque ya pasaron muchos meses de que la personas tuvieron la infección o porque no se han aplicado recientemente las dosis de vacuna de refuerzo”.
Desde 2020 a 2022, la población argentina había ido a vacunarse contra el COVID. El 82,4% había aceptado aplicarse las dos primeras dosis. En el caso de las personas mayores de 50 años, la adherencia fue mayor: llegó al 92,5%. Pero el descenso de los casos y las muertes gracias a la protección de la inmunización llevó a que muchas personas creyeran equivocadamente que el COVID ya fue y eso hizo que no fueran a recibir las dosis de refuerzo que se necesitan para contar con inmunidad en 2023.
Más de 36 millones de personas con el esquema primario completo todavía no recibieron alguna dosis de refuerzo en los últimos 6 meses, según advirtió el último boletín de epidemiología de la cartera de Salud, a cargo de Carla Vizzotti.
El virus -que se transmite principalmente por el aire- está circulando y las personas están expuestas a contagiarse, especialmente cuando se encuentran dentro de ambientes cerrados con varias personas y sin ventilación cruzada y permanente.
EG.5 es entonces el último nuevo sublinaje de la variante Ómicron del coronavirus que se ha detectado en el país. Se lo llamó popularmente como Eris. Es descendiente de la subvariante XBB. Aunque se propaga rápidamente, los expertos han descubierto que no causa más casos graves que los sublinajes que lo precedieron.
“Es probable que EG.5 ya tenga una frecuencia bastante alta en los casos confirmados de COVID-19 en el país, y sería coherente con lo que ha pasado en gran parte del planeta. Porque ese sublinaje tiene una ventaja de crecimiento que ha sido reportada por el grupo de expertos en evolución del virus de OMS”, explicó Debat.
Por el momento, en la Argentina no se han reportado casos con el sublinaje BA.2.86, que sí se ha detectado en pacientes en Israel, Dinamarca, Reino Unido, Estados Unidos y Sudáfrica, entre otros. Lo llaman “Pirola” coloquialmente como una combinación de las letras griegas Pi y Rho porque tiene más de 30 mutaciones en su proteína de la Espiga del virus en comparación con XBB.
“El sublinaje BA.2.86 aún se reduce a una docena de países. Allí su frecuencia en las muestras secuenciadas de pacientes es esporádica. Lo que quiere decir es que ese sublinaje no está impulsando el aumento global de casos”, señaló Debat.
Cuántas dosis de la vacuna contra el COVID hay que tener
Ante la suba de casos, la epidemióloga Rearte subrayó que “es fundamental aumentar las coberturas de vacunación, tanto contra el COVID como contra la gripe, especialmente en poblaciones vulnerables”. Las dosis son necesarias para que esas poblaciones se mantengan protegidas contra el riesgo de sufrir cuadros graves y para prevenir las secuelas de la infección. También las vacunas ayudan a prevenir las secuela de la infección, es decir, el COVID prolongado.
Según las últimas recomendaciones de la cartera de Salud nacional y el Consejo Federal de Salud, todas las personas a partir de los 6 meses de edad deben contar con al menos el esquema primario completo y un refuerzo aplicado en los últimos 6 meses.
La aplicación de las dosis de refuerzos depende del grado de riesgo de enfermedad grave para cada persona. Se considera que las personas de 50 años o mayores, las personas gestantes y las que tienen inmunocompromiso a partir de los 6 meses de vida están en riesgo alto de padecer COVID grave. Deben aplicarse una dosis de refuerzo a los seis meses desde la última dosis aplicada y continuar con la misma periodicidad.
En riesgo intermedio de COVID-19 grave o alta exposición laboral al coronavirus se encuentran las personas menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas y obesidad), personal de salud y personal estratégico. Este grupo tiene que aplicarse la dosis de refuerzo a los 6 meses desde la última dosis aplicada y luego continuar con periodicidad anual.
En cambio, las personas entre 6 meses y 49 años inclusive sin comorbilidades deben aplicarse una dosis de refuerzo a los doce meses desde la última dosis aplicada y continuar con periodicidad anual.
“Es importante en este contexto de rebrote del COVID, y para no correr de atrás, que las personas vayan a vacunarse según las nuevas recomendaciones que están basadas en el riesgo de sufrir enfermedad grave y en riesgo de exposición”, aconsejó la médica infectóloga Leda Guzzi, quien es miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y la Sociedad Europea de Microbiología clínica y enfermedades infecciosas.
Las dosis de refuerzo “sirven para reducir el riesgo de complicaciones y muertes. Aunque circulan nuevos sublinajes, las vacunas bivalentes que se están aplicando hoy son aún efectivas contra las subvariantes circulantes. También es necesaria que haya más testeos y estudios de aguas residuales para hacer vigilancia del virus”, afirmó la doctora Daniela Hozbor, del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata.
Por supuesto que la protección contra el coronavirus no termina con solo vacunarse con refuerzos. También hay que tener en cuenta que se debe mantener la ventilación adecuada de los ambientes cerrados y lavarse frecuente y adecuadamente las manos con agua y jabón.
Se debe cubrir la boca y la nariz al toser o estornudar, lavarse las manos inmediatamente, y descartar los pañuelos de papel inmediatamente después de usarlos. Si una persona tiene COVID debe permanecer en su casa y evitar actividades laborales, educativas o la concurrencia a lugares públicos hasta que hayan transcurrido al menos 24 horas después de haber tenido fiebre.