La enfermedad de Parkinson fue descripta por primera vez en 1817 por el médico inglés James Parkinson y consiste en un trastorno del sistema nervioso que afecta a las estructuras del cerebro encargadas del control y la coordinación del movimiento y la postura. Se estima que su incidencia es de 21 a 25 casos cada 100.000 habitantes.
Ahora, una nueva investigación ha detectado que los marcadores que indican la presencia del Parkinson en pacientes pueden ser identificados, en promedio, siete años antes de la presentación de los síntomas clínicos habituales de la dolencia, según reveló un equipo de investigación del University College de Londres (UCL) y Moorfields Eye Hospital.
Esta es la primera vez que un análisis de este tipo muestra estos hallazgos varios años antes del diagnóstico. Los resultados fueron posibles gracias al estudio más grande hasta la fecha sobre imágenes de la retina. El estudio, que acaba de publicarse en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, identificó los marcadores en escáneres oculares con la ayuda de inteligencia artificial (IA).
El uso de datos de escáneres oculares ha revelado signos de otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, la esclerosis múltiple y, más recientemente, la esquizofrenia, en un campo de investigación emergente y emocionante denominado “oculómica”.
Los escaneos oculares y los datos oculares también han podido revelar una propensión a la presión arterial alta; enfermedades cardiovasculares que incluyen accidentes cerebrovasculares; y diabetes. Los médicos saben desde hace mucho tiempo que el ojo puede actuar como una ventana al resto del cuerpo, brindando una visión directa de muchos aspectos de nuestra salud.
En la actual investigación, el análisis del conjunto de datos de AlzEye se repitió utilizando la base de datos más amplia del Biobanco del Reino Unido (voluntarios sanos), que reprodujo los descubrimientos. El uso de estos dos grandes y potentes conjuntos de datos ha permitido al equipo identificar estos marcadores sutiles, a pesar de que la enfermedad de Parkinson tiene una prevalencia relativamente baja (0,1-0,2 % de la población). La generación del conjunto de datos de AlzEye fue posible gracias a INSIGHT, la base de datos de imágenes de retina y datos clínicos asociados más grande del mundo.
Las imágenes de alta resolución de la retina ahora son una parte rutinaria del cuidado de los ojos, en particular, un tipo de escaneo 3D conocido como tomografía de coherencia óptica (OCT), que se usa ampliamente en clínicas oftalmológicas y ópticas comerciales. En menos de un minuto, una exploración OCT produce una sección transversal de la retina (la parte posterior del ojo) con un detalle increíble, hasta una milésima de milímetro.
Estas imágenes son extremadamente útiles para monitorear la salud ocular, pero su valor va mucho más allá, ya que un escaneo de la retina es la única forma no invasiva de ver las capas de células debajo de la superficie de la piel.
En los últimos años, los investigadores han comenzado a utilizar computadoras para analizar con precisión un gran número de OCT y otras imágenes oculares, en una fracción del tiempo que le llevaría a un ser humano. Usando un tipo de IA ahora pueden descubrir información oculta sobre todo el cuerpo solo a partir de estas imágenes. Aprovechar este nuevo potencial es de lo que se trata la oculómica.
Los hallazgos del estudio
El autor principal, Siegfried Wagner, profesional del Instituto de Oftalmología de UCL y Moorfields Eye Hospital, quien también es investigador principal de varios otros estudios de AlzEye, dijo: “Sigo asombrado por lo que podemos descubrir a través de escaneos oculares. Si bien aún no estamos listos para predecir si una persona desarrollará la enfermedad de Parkinson, esperamos que este método pronto pueda convertirse en una herramienta de preselección para las personas con riesgo de contraer la enfermedad”.
El profesor Alastair Denniston, oftalmólogo consultor de los Hospitales Universitarios de Birmingham, profesor de la Universidad de Birmingham y parte de NIHR Moorfields BRC, afirmó que “este trabajo demuestra el potencial de los datos oculares, aprovechados por la tecnología para detectar signos y cambios demasiado sutiles para los humanos. Ahora podemos detectar signos muy tempranos de la enfermedad de Parkinson, lo que abre nuevas posibilidades de tratamiento”.
Estudios previos que utilizaron exploraciones OCT ya habían encontrado anomalías morfológicas potenciales asociadas con el Parkinson, pero con inconsistencias en la evidencia. Ahora, este nuevo estudio confirmó informes anteriores de una GCIPL (capa plexiforme interna de células ganglionares) significativamente más delgada en pacientes con la enfermedad neurodegenerativa.
Además, descubrió que un grosor reducido se asociaba con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, más allá del conferido por otros factores o comorbilidades.
Los investigadores aseguran que se necesitan estudios futuros para determinar si la progresión de la atrofia de GCIPL está impulsada por cambios cerebrales en la enfermedad de Parkinson, o si el adelgazamiento precede a la atrofia de GCIPL. Explorar esto podría ayudar a explicar el mecanismo y determinar si las imágenes de la retina podrían respaldar el diagnóstico, el pronóstico y el manejo complejo de los pacientes afectados por la enfermedad de Parkinson.
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