Cuáles son los hallazgos más reveladores de los 5 mejores paleontólogos argentinos de la actualidad

Desde el descubrimiento de dinosaurios, hasta nuevas interpretaciones de la evolución de especies extintas, los expertos, ganadores del Premio Konex 2023 en su rama científica, han contribuido a ubicar a la Argentina como referente mundial en este campo

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Aguirre-Urrieta, Pol, Novas, Brandoni de
Aguirre-Urrieta, Pol, Novas, Brandoni de Gasparini y Vizcaíno, en el trabajo con fósiles

Hay científicos a quienes su especialidad retiene en un laboratorio, poniendo su ojo en un microscopio, manipulando probetas, tubos de ensayo y placas de Petri. Otros pasan sus horas junto a material de lectura y muchos diseñando aparatos de alta tecnología. Los paleontólogos dedican su vida a la “caza” de fósiles, restos de seres vivos que habitaron la Tierra hace millones de años. Como una suerte de Indiana Jones, quien buscaba reliquias perdidas en los confines del tiempo, estos profesionales de la antigüedad obtienen su cuota de aventura rastreando seres orgánicos desaparecidos, muchas veces en zonas donde el ser humano no ha puesto un pie jamás.

Días atrás 5 expertos argentinos fueron galardonados con el Premio Konex 2023 en Paleontología. La distinción viene a sumar un lauro más a personalidades de la ciencia que han dejado una profunda huella en la investigación y la comprensión de los fósiles de Argentina. Son expertos reconocidos que han enriquecido el entendimiento de la historia de la vida en el planeta, convirtiendo al país en un referente mundial por su vasto legado paleontológico. Gracias a su incansable dedicación, han desentrañado los enigmas de un pasado remoto, aportando un conocimiento de inestimable valor para el presente.

Por estas profundas razones, los paleontólogos argentinos Beatriz Aguirre Urreta, Zulma Brandoni de Gasparini, Fernando Novas, Diego Pol y Sergio Vizcaíno fueron galardonados en la 44° edición del Premio Konex, que eligió a las 100 personalidades más destacadas de la última década de la Ciencia y Tecnología argentina (2013-2022). Para eso seleccionó a 5 por cada una de las 21 disciplinas vinculadas a esta actividad. El jurado estuvo conformado por 20 destacadas personalidades y fue presidido por Alberto Kornblihtt (Premio Konex de Brillante 2013). La entrega de los Diplomas al Mérito, se realizará el 12 de septiembre. Y el 31 de octubre será la ceremonia cúlmine para otorgar los 21 Konex de Platino, las Menciones Especiales, el Konex de Honor y el Konex de Brillante.

Los 5 expertos coincidieron al
Los 5 expertos coincidieron al señalar que en Argentina se da importancia a la Paleontología y a la conservación de los fósiles

La Paleontología en Argentina

Los cinco paleontólogos, todos con varias décadas de dedicación y conocimiento de la actividad, coincidieron en asegurar —en diálogo con Infobae— que la Paleontología es una ciencia importante y valorada en Argentina, que tiene una larga tradición a partir de los trabajos de los hermanos Florentino y Carlos Ameghino. El país cuenta con una rica y diversa colección de fósiles de todo el territorio nacional. Además, valoraron que exista la ley nacional de Protección del Patrimonio Paleontológico y destacaron el rol clave de monitoreo y conservación de fósiles que han adoptado las provincias. Argentina, en ese sentido, “es históricamente excepcional” porque cuenta con leyes de protección patrimonial desde principios del siglo XX, recordó Brandoni de Gasparini.

Novas destacó el “genuino interés” de los argentinos por los fósiles y la “cultura científica” que ha permitido el desarrollo de esta ciencia desde la época colonial. En tanto, Pol señaló que estos restos “merecen un mayor cuidado y protección” por parte del estado y que no siempre se cuenta con los recursos necesarios para preservarlos. “Los fósiles son patrimonio del Estado y por ende es responsabilidad del Estado nacional y los estados provinciales el cuidar y preservar estos tesoros de la naturaleza”, dijo, y Vizcaíno aseguró que la aplicación de las regulaciones y la disponibilidad de fondos “varía en el tiempo” y que sería necesario generar “políticas a largo plazo”.

Por su parte, Brandoni de Gasparini resaltó el “continuo apoyo” del CONICET y otras instituciones, así como la “insistencia” sobre el valor científico de los fósiles en los medios y las escuelas. Todos mencionaron el interés por los dinosaurios entre los niños y Aguirre-Urreta también estimó importante en la preservación el accionar del departamento de Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina.

Novas formó parte del descubrimiento
Novas formó parte del descubrimiento de representantes de diversos linajes de dinosaurios, como el Megaraptor, un depredador con enormes garras (Imagen Ilustrativa Infobae)

“La enorme mayoría de los museos del interior del país poseen una muestra de criaturas extinguidas cuyos restos fueron colectados en diversos rincones de la Argentina, y no hay chico que no sepa los nombres de los dinosaurios y cuáles han sido hallados en nuestro suelo”, señaló Novas. Para Vizcaíno “nuestro país es uno en los que más importancia se le da a la Paleontología en el mundo y, en el ámbito estatal, los gobiernos nacional y provinciales se interesan por la conservación de fósiles”.

Quiénes son los 5 paleontólogos premiados

Fernando Novas

Fernando Novas, investigador superior del
Fernando Novas, investigador superior del CONICET, se desempeña desde hace 38 años en el Museo Argentino de Ciencias Naturales

Fernando Novas es una de esas personas que recorría de niño los lugares donde de adulto sería protagonista. Su pasión por los “seres extinguidos”, cuenta a Infobae, comenzó a los 11 años, en 1971, cuando de casualidad se encontró con el libro Los Animales Prehistóricos, ilustrado por el artista checo Zdenek Burian.

Ya a los 13 visitaba la biblioteca del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires. Allí, “fotocopié cuanto libro hubiese sobre dinosaurios” y otras especies prehistóricas. “No sabía inglés, de modo que con un diccionario al lado, traduje palabra por palabra para entender lo que decían”, relató. Su madre le dio un impulso fundamental en su pasión por los fósiles y luego vinieron los maestros en su disciplina. Nombra, por ejemplo, a Zulma Brandoni de Gasparini, con quien recibió el Premio Konex este año; a José Bonaparte, Rosendo Pascual, Eduardo Tonni y Mariano Bond.

La vida dio la vuelta y aquel lugar donde fotocopiaba los libros de dinosaurios se convirtió en su espacio de trabajo de los últimos 38 años. Además de desempeñarse en el Museo Argentino de Ciencias Naturales, es investigador superior del CONICET. “Mis investigaciones han rondando el origen de los dinosaurios, su diversificación a lo largo de millones de años, y de cómo algunos de ellos aprendieron a volar y se transformaron en aves”, señaló.

Novas no dudó al afirmar que su amor por la Paleontología tuvo su origen en la niñez, “a partir de la fascinación que me causaron aquellos artículos que fotocopiaba de chico en el museo, uno de los cuales anunciaba el hallazgo del dinosaurio Herrerasaurus, procedente de Ischigualasto (también conocido como Valle de la Luna) en San Juan”.

Representación del Herrerasaurus, descubierto en
Representación del Herrerasaurus, descubierto en Ischigualasto (Valle de la Luna) en San Juan (Imagen Ilustrativa Infobae)

Luego, él mismo se volvería protagonista de los libros que lo fascinaban. “En 1996, tuvimos la fortuna de descubrir en Neuquén el esqueleto del Unenlagia comahuensis, algo así como un ‘eslabón perdido’ entre dinosaurios carnívoros similares al Velociraptor, y a las aves más antiguas y primitivas.

El hallazgo fue importante porque se encontró una temática no tratada por paleontólogos locales, afirmó, sino por científicos norteamericanos y europeos. Formó parte también del descubrimiento de representantes de diversos linajes de dinosaurios, como el Megaraptor, un depredador con enormes garras, y el Chilesaurus vegetariano, del tamaño de un guanaco que, “a pesar de haber sido un animal manso y pacífico ha venido a sacudir las ideas acerca de las relaciones de parentesco entre los principales linajes de dinosaurios”.

Cuando se le pidió enumerar sus principales aportes a la área científica, Novas mencionó el “hallazgo de nuevas especies totalmente desconocidas para la ciencia. Es decir, he contribuido con el crecimiento del registro fósil de los animales extinguidos que habitaron Argentina, Chile, Bolivia, Antártida, India y Marruecos”. Pero el aporte más significativo, consideró, fue “haber abierto las puertas hacia nuevas temáticas” en función de los hallazgos realizados. Finalmente, mencionó la trascendencia de sus “interpretaciones” sobre las relaciones de parentesco entre especies de dinosaurios, sus transformaciones anatómicas y el posible influjo de los cambios climáticos y ambientales sobre la fauna de reptiles, aunque admitió que estas “son falibles” y posiblemente serán reemplazadas ante futuras evidencias.

Cuando se lo consultó acerca de la experiencia más conmovedora de su vida de paleontólogo, le costó elegir. Pero se decidió por la que tuvo lugar en 2019 en varias exploraciones al sur de El Calafate, Santa Cruz, en tierras con estratos de 70 millones de años. Llegar a la cima de la barranca donde están estas rocas es una aventura que requiere vehículos 4x4. El paisaje es impresionante, relató, con el lago Argentino, el Chaltén y el glaciar Perito Moreno. Las condiciones climáticas son extremas ya que puede llover o nevar. Hay cóndores y águilas, guanacos y pumas. Una expedición a este lugar involucra hallazgos, naturaleza y compañerismo, contó.

El doctor Diego Pol formó
El doctor Diego Pol formó parte del equipo que descubrió restos de Patagotitan mayorum en Cerro Barcino, provincia de Chubut. Esta especie vivió hace unos 101 millones de años (Imagen Ilustrativa Infobae)

Allí tuvo la oportunidad, junto a su equipo, de descubrir “evidencias fósiles de un maravilloso ecosistema desvanecido en el tiempo, que cuenta una historia de una Patagonia cálida, de boscosa vegetación, conectada hacia el sur con la península Antártica y finalmente con Australia y Nueva Zelanda. Comenzamos juntando las osamentas de un enorme dinosaurio herbívoro, pero luego comenzaron a aparecer innumerables fragmentos pertenecientes a una tropilla de dinosaurios pequeños. Tirados cuerpo a tierra, y con nuestros ojos puestos en cualquier diminuta esquirla de hueso que existiera en la superficie, dimos con un mundo increíble de pequeños organismos extinguidos: conchillas de caracolitos que hoy habitan zonas tropicales de América del Sur, restos de pequeñas ranas, vértebras de serpientes y huesecillos de aves del tamaño de un gorrión. Dimos también con fósiles de mamíferos no más grandes que un gato, incluyendo el dientito del ornitorrinco más antiguo del mundo, que lo convierte en el remoto abuelo del ornitorrinco que, en nuestros días, habita solamente Australia. Y lo más espectacular: cuerpos de insectos diminutos parecidos a mosquitos y escamas de las alas de mariposas, asombrosamente preservados a pesar de haber transcurrido 70 millones de años. Un verdadero Jurassic Park que recién comienza a develar sus secretos”.

Diego Pol

Uno de los momentos más
Uno de los momentos más impactantes de la carrera de Pol, dijo a Infobae, fue cuando halló "un grupo de 10 dinosaurios preservados en posición de descanso, acurrucados unos sobre otros" que habían muerto durante una sequía hace más de 190 millones de años en lo que es hoy la provincia de Santa Cruz paleontólogo Diego Pol Premio Konex 2023 peleontología

Coincidió con su colega en que el Museo Argentino de Ciencias Naturales en Buenos Aires fue clave en la elección de su profesión. Su paso por allí en la adolescencia y un voluntariado en el lugar lo acercó al día a día de un paleontólogo.

Biólogo, investigador principal del CONICET en el Museo Egidio Feruglio de Trelew, el multipremiado doctor Pol, se dedica a la investigación de la evolución de los reptiles, en especial los dinosaurios y cocodrilos que vivieron en la Era Mesozoica, hace entre 250 millones y 66 millones de años.

Cuando Infobae le preguntó cuál era el trabajo que más lo había conmovido de su carrera hasta aquí, también le costó elegir. “Todo descubrimiento tiene algo especial”, aseguró. “Pero uno de los que más recuerdo —aseguró— fue cuando encontramos un grupo de 10 dinosaurios preservados en posición de descanso, acurrucados unos sobre otros. Pensamos que era un grupo de individuos jóvenes que murieron durante una sequía hace más de 190 millones de años en lo que es hoy la provincia de Santa Cruz. Era la primera expedición que lideraba y fue un hallazgo espectacular que superó todas las expectativas que tenía cuando fuimos ahí. En esa expedición encontramos también huevos de dinosaurios en el mismo lugar, que años después pudimos analizar con tomografías computadas para descubrir que algunos tenían diminutos huesos de embriones preservados dentro de ellos”.

Una de las áreas en
Una de las áreas en la que más ha profundizado Pol es en la evolución de los dinosaurios hervíboros y su gigantismo

Pol ha sido galardonado con premios de renombre, como el Humboldt, Houssay, Burmeister y Stipanicic y ha publicado más de 140 trabajos científicos. Su contribución más significativa a su campo científico —consideró— han sido “los estudios que llevamos adelante sobre la evolución de los dinosaurios herbívoros y su gigantismo”. “A lo largo de diversos proyectos pudimos reconstruir su evolución desde sus inicios como pequeños dinosaurios hace más de 230 millones de años, pasando por los primeros gigantes del famoso período Jurásico, hasta los casos de gigantismo extremo que existieron en Patagonia hace 100 millones de años”.

Zulma Brandoni de Gasparini

La doctora Gasparini fue especialmente
La doctora Gasparini fue especialmente activa en los descubrimientos y estudios sobre los primeros reptiles marinos jurásico-cretácicos en la Cuenca Neuquina y la Antártida

Licenciada en Zoología y doctora en Ciencias Naturales por la Universidad de La Plata, fue la primera paleontóloga argentina en ser incorporada a la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ANCEFN), es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y de The World Academy of Sciences (TWAS).

“Mi área de investigación predominante han sido lo reptiles marinos mesozoicos de América del Sur y el Caribe. Era un área de vacancia hace unos cuarenta años por lo que comencé a explorarla y hoy conformamos equipos interdisciplinarios de segunda y tercera generación, en los que los paleontólogos argentinos tienen posiciones relevantes”, afirmó a Infobae.

Los paleontólogos son verdaderos apasionados por lo que hacen, también Gasparini dudó cuando se le preguntó cuál fue el trabajo que más la conmovió en su carrera. Tiene muchos. Aún así eligió el descubrimiento en el área de Chacaico Sur, en Neuquén, de un “plesiosaurio jurásico de grandes fauces y altamente predador. Ese animal que habitó los mares que cubrían al menos la Cuenca Neuquina hace unos 160 millones de años, es el mejor preservado que se conoce hasta el momento en nuestro país y corresponde a un clado de pliosáurios no registrado aún en el Gondwana [NdeR antiguo bloque continental que incluye lo que hoy es Sudamérica]. El nuevo taxón, Maresuchus coccai, es el ícono del Museo de Ciencias Naturales de Zapala, museo que tuvo amplia participación logística para ese proyecto que lleva décadas”.

Los amonoideos es la especialidad
Los amonoideos es la especialidad de estudio de Aguirre-Urreta. Son animales marinos extintos que vivieron durante el período que va desde hace 400 millones de años hasta hace 66 millones de años. Tenían una concha en forma de espiral y se parecían a los calamares actuales (Imagen Ilustrativa Infobae)

La doctora Gasparini eligió destacar entre sus muchos aportes a la ciencia los descubrimientos y estudios sobre “primeros reptiles marinos jurásico-cretácicos en la Cuenca Neuquina y la Antártida. Todo lo que se aportó fue nuevo no solo para la Argentina sino para el hemisferio sur y permitió incentivar nuevas exploraciones, las que a su vez dieron lugar a enfoques filogenéticos, paleo biogeográficos y paleobiológicos en los que participan hoy nuevas generaciones de discípulos”.

Sergio Vizcaino

“No fui de los chicos que jugaban con dinosaurios. Sin embargo, siempre me gustaron los animales, la vida al aire libre, los relatos de exploraciones y aventuras y las visitas al Museo de La Plata”, narró Vizcaíno a Infobae. Estos gustos personales, según se dio cuenta más tarde, ya cuando estudiaba Biología en la universidad platense “podían ir de la mano con intereses intelectuales” y no fue hasta el última año de la carrera cuando uno de sus profesores, Pedro Bondesio, lo “deslumbró con sus interpretaciones” sobre los animales extinguidos, dijo.

Vizcaíno, quien también es investigador superior del CONICET, es reconocido por su compromiso con la recuperación del patrimonio paleontológico y su contribución a la formación de colecciones de vertebrados fósiles en la Patagonia y Antártida. Es autor de más de 150 artículos científicos y capítulos de libros y se dedica a la “reconstrucción de los modos de vida de vertebrados extinguidos, es decir su paleobiología, y de la estructura de sus comunidades en relación con el ambiente en el que habitaban y sus clima, o sea, su paleoecología”. El experto señaló haber sido influido por paleontólogos como el estadounidense Stephen J. Gould. “De alguna manera me estaban influyendo ideas que sobrevolaban el ambiente paleontológico del hemisferio norte, pero que no terminaban de aterrizar por aquí”, explicó.

Ubicó uno de los momentos que más lo emocionaron en su trayectoria en “el hallazgo del primer mamífero de los niveles más jóvenes de la Formación La Meseta, en la Isla Marambio, en Antártida. Hacía días que planificábamos esa excursión y pasamos todo el día sin encontrar nada, hasta que encontré un diente poco antes de que llegara el momento de descender al campamento”, relató.

El Museo Argentino de Ciencias
El Museo Argentino de Ciencias Naturales fue un ámbito importante para varios de estos paleontólogos. Una réplica de un Tuarangisaurus Cabazai exhibición en esa institución (REUTERS/Enrique Marcarian)

Pero, señaló que no se trata de un momento lo que más lo motiva e impacta de su profesión: “En honor a la verdad, lo que más me conmueve es el trabajo integral que hicimos en las últimas dos décadas en la Formación Santa Cruz, del Mioceno de Patagonia para entender la paleoecología del extremo sur del continente, en un tiempo que habría un calentamiento global parecido al actual. Recogimos miles de fósiles que enriquecen el patrimonio de la provincia de Santa Cruz y nacional, reconstruimos su paleoecología y pudimos calibrar el momento en que comenzó el proceso de aridización de Patagonia que derivó en la conformación actual de su estepa”. Esto incluyó más de 25 viajes de campaña a la región e involucró a 55 investigadores y estudiantes de doctorado, nacionales y del exterior.

Su aporte más importante a su rama científica tiene que ver justamente con este trabajo de muchos años. “Es haber instalado en Argentina, y en gran medida en América del Sur, que la correlación entre la forma y el funcionamiento de los organismos, con su marco conceptual y metodologías propias, es una de las vertientes que más enriquecen la interpretación de la vida en el pasado y de la evolución biológica. En este contexto, fui formador de la primera generación de paleontólogos que tomaron como central esta aproximación en sus estudios”.

Beatriz Aguirre-Urreta

Aguirre-Urreta ha realizado importantes aportes
Aguirre-Urreta ha realizado importantes aportes en bioestratigrafía de alta resolución sobre la base de robustos estudios taxonómicos de amonoideos de la cuenca Neuquina

La doctora Aguirre-Urreta contó que confirmó su vocación científica cuando finalizaba el secundario. Se inscribió en Biología en la UBA, cuando aún no existía la Licenciatura en Paleontología —de la que años más tarde fue promotora— y, como amaba el mar, soñaba con emular al biólogo y explorador francés Jacques Cousteau. “Sin embargo, a lo largo de la carrera me costaban mucho los trabajos prácticos donde se manipulaban animales vivos y de allí surgió mi renovada vocación por dedicarme a la Paleontología, afición que tenía desde mi niñez”.

Investigadora superior del CONICET, profesora emérita en la UBA, ha publicado más de 110 trabajos científicos en revistas internacionales y fue reconocida con el Lifelong Honorary Fellow de la Geological Society of London, siendo la primera sudamericana en recibir tal distinción.

Aguirre-Urreta se especializa en el estudio sistemático de la “bioestratigrafía de amonoideos del Cretácico de Argentina”, algo que comenzó como una iniciativa personal, pero en la que reconoce el impulso clave de su profesora Lidia Lustig.

Como amante de la vida
Como amante de la vida marina, Aguirre-Urrieta ha profundizado en los amonoideos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aquí es clave aclarar que los amonoideos, la especialidad de estudio de Aguirre-Urreta, son animales marinos extintos que vivieron durante el período que va desde hace 400 millones de años hasta hace 66 millones de años. Tenían una concha en forma de espiral y se parecían a los calamares actuales. Sus fósiles son muy útiles para la bioestratigrafía porque evolucionaron rápidamente y se distribuyeron ampliamente por los océanos. Así, se pueden reconocer zonas o intervalos de tiempo basados en las especies de amonoideos que se encuentran en las rocas.

Aguirre-Urreta ubicó como su aporte más importante en la rama de la ciencia paleontológica a sus investigaciones “en bioestratigrafía de alta resolución sobre la base de robustos estudios taxonómicos de amonoideos de la cuenca Neuquina” que tienen, aseguró, “un valor casi cosmopolita”.

Combinando estos análisis con trabajos de geocronología [NdeR divisiones del tiempo geológico] de alta precisión han permitido demostrar la incorrecta edad absoluta (¡por casi 5 millones de años!) de la carta cronoestratigráfica [NdeR representación gráfica de las divisiones del tiempo geológico] del Cretácico temprano a nivel global.

“Estos trabajos de amonites también han permitido calibrar con valores absolutos la edad de la Formación Vaca Muerta, de indudable importancia en su carácter de roca generadora de hidrocarburos extraídos con metodologías no convencionales”, manifestó. Es bueno saber para valorar el aporte de la doctora Aguirre-Urrieta que la carta cronoestratigráfica puede mostrar también información sobre los cambios climáticos, los eventos biológicos, las extinciones masivas y los movimientos tectónicos que ocurrieron a lo largo de la historia de la Tierra.

Aguirre-Urrieta con su equipo de
Aguirre-Urrieta con su equipo de trabajo. La experta es una de las artífices de la Licenciatura en Paleontología de la UBA creada a comienzo de los años 2000

“Mis investigaciones basadas en extensos trabajos de campo en regiones alejadas, sin comodidades, muchas veces en situaciones complicadas, combinados con detallados análisis bibliográficos y morfológicos también son un aporte para generaciones futuras de cómo se debe trabajar en ciencia, construyendo ladrillo a ladrillo, siempre en equipo, sin nunca bajar los brazos”, detalla.

Finalmente, cuando Infobae le preguntó sobre el descubrimiento o avance científico que realizó y que más la conmovió en forma personal, indicó: “No me voy a referir a un descubrimiento, sino a una tarea relacionada con mi trabajo en Paleontología. Desde 1996 trabajé activamente junto a colegas del departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en el desarrollo de un plan de estudios de una nueva carrera de licenciatura en Paleontología. Esto se vio concretado en la presentación formal de esa carrera en el año 2000″, que posteriormente fue puesta en marcha. En 2022 “cumplimos 20 años, ya hay más de 80 graduados, y lo que quizás me conmovió más fue entregarles el diploma a los seis primeros egresados en el año 2008, a quienes cariñosamente recordamos con los “seis apóstoles de la Paleontología”.

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