Detrás de las vacunas y las investigaciones están las personas. Y los científicos, que dedican horas para encontrar ese antídoto que luego le permitirá a millones no tener enfermedades -o atravesarlas de forma menos peligrosa-, son una pieza clave para la salud y el bienestar de toda la humanidad. Bernardo Houssay, por quién hoy se celebra el Día del investigador científico en la Argentina, afirmaba que “la ciencia no es cara, cara es la ignorancia” y tan reales son sus palabras que, gracias a ella, el mundo pudo hacerle frente a la pandemia que provocó el COVID.
Alejandra Gurtman, sin dudas, es un ejemplo de estos científicos que buscan un mejor horizonte para la humanidad. Es que esta médica argentina, que se recibió en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fue clave en el desarrollo de la vacuna ARN mensajero contra el COVID-19 de Pfizer. Por eso, y con esta famosa frase del Premio Nobel argentino en medicina como puntapié inicial, la experta conversó con Infobae sobre su trabajo y dio detalles de su visión sobre el rol de los científicos en la sociedad.
“Por definición, un investigador científico se especializa en una disciplina específica y dedica su tiempo a analizar y aprender sobre ese campo en particular. El valor de esta labor es inmenso, porque estamos en una posición única para ayudar a impulsar el avance del conocimiento y descubrir herramientas innovadoras para resolver los desafíos que se presentan. El investigador científico busca soluciones que ayuden a mejorar de la calidad de vida de las personas”, comenzó al advertir el rol que tiene como investigadora científica.
Particularmente, según explicó, en Pfizer la investigación es fundamental: “Nuestro propósito es desarrollar innovaciones en medicamentos y vacunas que tengan un impacto en la vida de las personas y pacientes. Esto pone sobre el tablero una mirada constantemente disruptiva, donde la innovación y la ciencia marcan, sin dudas, un cambio de paradigma”.
“La Investigación Clínica, es un área de la ciencia destinada a encontrar nuevas y mejores formas de detección, diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades. Es con esta visión que, día a día, nos dedicamos al desarrollo de nuevos medicamentos y vacunas, con el objetivo de prevenir tratar o curar enfermedades que aún hoy impactan seriamente en la vida de esas personas”, dijo Gurtman.
Y, como si se tratara de un ejemplo sobre el alcance que busca en su tarea diaria, recordó su rol en la creación de la vacuna contra el COVID-19: “Para este proyecto, estuve en el equipo de investigación clínica de la vacuna ARN mensajero, una plataforma que veníamos investigando previamente junto a nuestro socio BioNTech, para prevenir la gripe, y que vimos con un gran potencial para afrontar la situación del COVID-19″.
Esto que hoy es una realidad para millones de personas que fueron inmunizadas con esta fórmula es el trabajo que inició hace más de 17 años. Su especialidad casi exclusiva es el desarrollo de vacunas. Aunque, según aclaró, la experiencia en este caso fue completamente diferente: “Desarrollar una vacuna que ayudara a mitigar los efectos de esta pandemia mundial en tiempo récord fue uno de los más grandes desafíos, tanto en la historia de la compañía como en mi vida profesional”.
La infectología ha sido su área de interés y desarrollo durante casi toda su carrera. Luego de estudiar Medicina en la Universidad de Buenos Aires y hacer la residencia en el Instituto Modelo del Hospital de Clínicas, Gurtman realizó su formación posdoctoral en la Escuela de Medicina Mount Sinai, de Nueva York, y allí continuó con su especialización en esta área. Luego, en 2005 se sumó a Pfizer, donde ahora trabaja en microorganismos respiratorios.
“Lo que vivimos con el SARS-CoV-2 en particular, nos permitió dar un paso importante en la ciencia que, por siempre, va a ser parte de la historia. Para mí es un honor haber sido parte de este momento tan importante y estoy muy orgullosa de la colaboración que tenemos en Argentina con investigadores de alto nivel científico”, expresó.
— ¿Cuál es su mirada sobre la investigación científica desde la industria farmacéutica?
Alejandra Gurtman: — Desde la perspectiva de la industria farmacéutica, todos los avances que hacemos en investigación y desarrollo tienen como propósito final mejorar la salud de las personas. Y, afortunadamente, estamos en una etapa increíble para potenciar esos desarrollos. La tecnología y la digitalización revolucionaron el sector acelerando muchos de sus procesos, aportando nuevas formas de colaborar entre profesionales, permitiendo la creación de plataformas nuevas y más personalizadas, con facilidades para testearlas a nivel global y procesar esa información más rápido. Lo que habitualmente demoraba entre 10 y 15 años, hoy puede realizarse en menos tiempo.
Incluso, la investigadora advirtió que este es solo el comienzo y que se despliega un panorama lleno de oportunidades. “Sin ir más lejos, Pfizer tiene como objetivo introducir 25 innovaciones para 2025 que cambien el paradigma de enfermedades que no tienen cura o cuyas necesidades de tratamiento no están totalmente cubiertas. Y ese objetivo es posible de imaginar porque la ciencia, la tecnología y la colaboración están en un momento de auge”, explicó.
—Con su experiencia como base y hasta punto de partida para un gran número de chicos y jóvenes que ven a la ciencia como un horizonte imprescindible, ¿qué le diría a alguien que quiere convertirse en científico?
Gurtman: —Quien tenga el deseo de incursionar en esta área, mi consejo es que siga esa pasión y la alimente. La ciencia es una disciplina apasionante y muy enriquecedora. También se trata de una vocación, que requiere mucha dedicación y perseverancia. Pero además les recomiendo que aprovechen el poder de la colaboración y que tengan presente la importancia de construir con otros científicos y expertos en la materia, para avanzar juntos hacia objetivos comunes.
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