La deficiencia en la hormona de crecimiento es una dolencia que afecta a uno de cada 4.000 niños. Esta hormona es una sustancia corporal vital para el desarrollo normal del organismo y, en algunos casos, ocurre que la glándula pituitaria no fabrica lo suficiente, generando un problema para el presente y futuro de las personas. Un caso emblemático de este cuadro fue el del astro del fútbol argentino, Lionel Messi, quien con 10 años medía 1,25 metros.
El tratamiento al que debió someterse el deportista consistió en inyecciones subcutáneas diarias durante al menos tres años para corregir el déficit en el crecimiento. Es que, por lo general, los abordajes de esta afección son muy invasivos y complejos. No obstante, en la actualidad, investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) buscan volverlos más eficientes y menos intrusivos. ¿De qué manera? Aplicando nanotecnología con componentes diminutos como átomos, virus y células para lograr la liberación controlada de la mencionada hormona en lapsos más largos. Una de las principales bondades de este avance es que permite evitar las inyecciones diarias.
En ese tono, Paolo Catalano, docente e investigador de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, detalló: “Mediante la utilización de partículas nanométricas de un material denominado silica, junto con otro material denominado colágeno, ambos biocompatibles, buscamos desarrollar un sistema que permita alojar a la hormona de crecimiento, protegerla y liberarla de manera paulatina”. En ese marco, el paciente se inyectaría una vez por semana o cada 15 días.
Según precisó el especialista, junto a su equipo proponen “un sistema basado en biomateriales nanoestructurados que permitan una liberación controlada y continua de la hormona y que evite su administración de manera diaria. Esto conllevaría a un mayor cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes, mejorando radicalmente la eficiencia del mismo”.
“Nuestras investigaciones involucran materiales nanoestructurados biocompatibles. Se trata de materiales en la escala nanométrica, que dada su composición química y estructura resultan compatibles o amigables con los seres vivos. En nuestro caso particular, esto resulta fundamental dado que buscamos desarrollar sistemas que puedan brindar mejores alternativas a los tratamientos actuales para las deficiencias de la hormona de crecimiento en los seres humanos”, remarcó Catalano.
Cómo fue el tratamiento de Messi
A sus 10 años, Messi medía 1,25 metros, una altura correspondiente a un joven dos años menor que él. Fue el endócrino argentino Diego Schwarzstein quien le diagnosticó el déficit de la hormona del crecimiento.
La crisis que atravesó Argentina en 2001 dificultó costear el tratamiento en el país y, a los 13 años, aterrizó junto a su familia en Barcelona, España. En aquel entonces, la proyección de crecimiento de Messi era de 7 a 15 centímetros (cm) como máximo. Si hubiese parado y respondido adecuadamente al tratamiento que llevaba, el argentino podría haber medido entre 1,50 y 1,58 cm, siete unidades por debajo de Diego Maradona, que ya era considerado un jugador muy bajito a pesar de ser el mejor del mundo.
La idea del club catalán era conseguir que Messi alcanzara los 1,70 metros y dejara de ser “La Pulga”, tal como lo apodaban. Se trataba de crecer 27 cm en solo tres años, ya que a los 16 tendrían que detener las inyecciones. Quedó muy cerca del objetivo: actualmente, el capitán de la Selección Argentina mide 1,69 metros y el final de la historia lo conocemos todos.
Qué es la nanobiotecnología
Existen medicamentos que deben ser administrados en momentos muy específicos, con dosificaciones complejas, combinados con otras terapias y con otros requerimientos que, con la ayuda de la nanotecnología, pueden actuar de forma más sencilla y eficaz. “La nanobiotecnología es la disciplina científica que se ocupa del estudio y el desarrollo de sistemas en muy pequeña escala, que llamamos nanométrica, para ser aplicados en múltiples ramas de la biología y la medicina. En el laboratorio, nos dedicamos a la aplicación de la nanotecnología para la resolución de problemas biomédicos”, profundizó Catalano.
Y sumó: “En la escala nanométrica, la materia posee propiedades distintivas e interesantes que resultan de utilidad para estudiar más profundamente a los sistemas biológicos, para desarrollar mejores sistemas diagnósticos o para mejorar los tratamientos actuales de enfermedades crónicas, entre otros”.
En segundo término, Catalano, quien también es investigador del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (INN), nodo Constituyentes (CNEA-CONICET), precisó: “Las hormonas son compuestos de alta potencia, es decir, con una pequeña cantidad se logra un gran efecto, y dicho efecto se encuentra fuertemente vinculado al momento de administración de las mismas. En el caso particular de la hormona de crecimiento, el tratamiento de su deficiencia involucra la administración crónica de la misma y actualmente existen dispositivos que requieren inyecciones diarias de la hormona. Esto constituye un grave inconveniente para el cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes”.
En este contexto, los materiales pueden ser producidos, manipulados y estudiados a diferentes escalas. En la escala nanométrica, los materiales tienen propiedades físicas y químicas diferentes que no se observan en otras escalas. Por eso los científicos eligen trabajar en esa escala, a la hora de luchar contra ciertas deficiencias de nuestro organismo.
“Un nanómetro corresponde a la mil millonésima parte de un metro”, explicó el investigador. Y concluyó: “Para hacerlo más gráfico, un nanómetro resultaría de dividir el grosor de un cabello humano en 50.000 partes. Los materiales que denominamos nanoestructurados adoptan distintas formas y configuraciones (esferas, tubos, varillas, espigas, esponjas, entre otros) siempre en una escala entre 1 y cientos de nanómetros”.
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