El calentamiento global es una problemática recurrente en la humanidad, no sólo por las consecuencias que se conocen día a día sino también por su avance en distintas partes del mundo. Es que incluso las regiones más remotas sufren en menor o mayor medida los lamentables efectos del cambio climático. En ese sentido, recientemente, un estudio científico realizado en el Reino Unido encontró que por el derretimiento de los hielos en el océano Ártico se podrían liberan más de 100.000 toneladas de microbios y de patógenos dañinos.
El trabajo fue realizado por expertos de la Universidad de Aberystwyth, ubicada en Gales. El equipo analizó las aguas superficiales de deshielo en ocho glaciares de Europa, América del Norte y Groenlandia. Por medio de un modelo climático que permite predecir ciertos indicadores, observaron cuál sería el impacto de un aumento moderado de las emisiones de carbono. De este modo, los especialistas concluyeron que estos deshechos naturales equivalen a cerca de 0.65 millones de toneladas anuales, por lo que podrían llegar a ríos y a lagos de al menos tres continentes en los próximos 80 años.
Las superficies de hielo de los glaciares que se derriten albergan comunidades microbianas activas que contribuyen al derretimiento y al ciclo biogeoquímico, y nutren los ecosistemas río abajo. Pero estas comunidades siguen siendo poco comprendidas”, indicó el doctor Tristram Irvine-Fynn, uno de los autores del estudio. Y añadió: “En las próximas décadas, el pronóstico del ‘pico de agua’ de los glaciares de las montañas de la Tierra significa que debemos mejorar nuestra comprensión del estado y el destino de los ecosistemas en la superficie de los glaciares”. ¿Por qué? “Porque con una mejor comprensión de esa imagen, podríamos predecir mejor los efectos del cambio climático en las superficies glaciares y la biogeoquímica de las cuencas”.
El doctor Arwyn Edwards, otro de los especialistas a cargo del trabajo, consideró: “Estos importantes hallazgos se basan en gran parte de nuestra investigación anterior aquí en Aberystwyth. La cantidad de microbios liberados depende estrechamente de la rapidez con la que se derriten los glaciares y, por lo tanto, de cuánto continuamos calentando el planeta. Sin embargo, la masa de microbios liberados es enorme incluso con un calentamiento moderado”.
La preocupación de la ciencia por el océano Ártico es, sin dudas, uno de las principales temas de debate en la actualidad. No por nada, recientemente, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático -conocida como COP27- se realizó un informe detallado sobre la situación. Allí, entre otros puntos, se planteó que la desaparición del hielo marino de estas aguas hará que se absorba -en lugar de reflejar- el calor. Esto podría acelerar el calentamiento global y pondría en peligro el ecosistema de la región, perjudicando desde las algas hasta los grandes animales, como las focas y los osos polares, que necesitan el hielo marino para cazar.
En el mismo sentido, otro estudio científico llevado a cabo por el Instituto Meteorológico de Finlandia postuló que el Ártico se calentó casi cuatro veces más rápido que el resto del planeta. Esta alarmante información sugiere, según estos expertos, que se trata de la zona “más sensible” al calentamiento global. Para llegar a estos resultados, analizaron datos de los últimos 42 años.
“Esta proporción -la magnitud de la amplificación del Ártico- es mayor de lo que generalmente se ha informado en la literatura y en los medios de comunicación”, señalaron los investigadores, que estuvieron a cargo del doctor en meteorología Mika Rantanen. “Aunque la magnitud de la amplificación del Ártico depende en cierta medida de cómo se defina la región y del período de tiempo utilizado en el cálculo, se comprobó que los modelos climáticos la subestimaban casi independientemente de la definición”, analizó, por su parte, Rantanen.
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