La diabetes es una enfermedad crónica que se considera prácticamente una epidemia para la humanidad, siendo la sexta causa de defunciones en el planeta Tierra. De acuerdo a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 425 millones de personas la sufren. Y por si fuera poco, los pronósticos a futuro no son alentadores: para el año 2030 podrían ser diagnosticados 522 millones de individuos, mientras que para 2050 la enfermedad afectaría a 633 millones. Uno de los factores que influye en su aparición es la obesidad. De hecho, no pocos acuñan el término diabesidad para referirse a la coexistencia cada vez más frecuente de estos dos cuadros.
De acuerdo a diversos pronósticos, los casos de diabetes tipo 2 y de obesidad van de la mano de manera alarmante, por lo que algunos expertos hablan de características similares a una epidemia. Infobae dialogó con el doctor Sergio Giménez (MP 5679), cardiólogo e integrante de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), quien profundizó este análisis: “La obesidad tiene a la diabetes como la sombra pegada al cuerpo: el 90% de los diabéticos tipo 2 son obesos o tienen sobrepeso al momento del diagnóstico”.
En segundo lugar, Giménez añadió: “Muchos pacientes pueden enfermar o morir no por el azúcar en sí sino por problemas cardiovasculares. Específicamente, por enfermedades relacionadas, en un 80% de los casos, con las arterias”. Esto sucede, según el profesional, porque la persona con diabetes “tiene más riesgo de manejar erróneamente los lípidos, las grasas, el colesterol y los triglicéridos”.
“El paciente que es diabético y que además es obeso tiene más posibilidades de desarrollar hipertensión arterial. Y también habría que incluir en este marco al riesgo de una enfermedad en el riñón, que también se ve afectado en los pacientes con diabetes. No por nada, la primera causa de diálisis en el mundo es la nefropatía de los diabéticos”, amplió Giménez.
Cabe recordar que la diabetes tipo 2, que es la que predomina en el marco de la diabesidad, se debe entre otros motivos a la utilización ineficaz de la insulina por parte del organismo. Esta dinámica patológica puede estar motorizada por el exceso de peso y por el sedentarismo.
Otro profesional consultado por Infobae fue José Silveyra (MP 118085) integrante del Comité de Obesidad y Diabetes de la FAC. “El término diabesidad aparece como una asociación de las dos patologías por el simple hecho de que la obesidad tiene ciertas características que hacen que se altere el metabolismo de el hidrocarbonado, es decir, el metabolismo de los azúcares”, dijo.
De este modo, Silveyra planteó que se puede generar “resistencia a la insulina, que es la hormona por la cual se metaboliza el azúcar”. Así las cosas, “la obesidad genera diabetes y la diabetes se asocia a la obesidad, y ambos parámetros generan eventos cardiovasculares”. Para dimensionar, el doctor reveló que en Argentina, “los últimos datos indican que el 60% de la población tiene sobrepeso u obesidad. Y si nos vamos a datos más preocupantes, el 40% de los niños mayores de 5 años sufren este cuadro. En un futuro cercano, la mitad de estos chicos van a ser diabéticos y pueden tener un problema cardiovascular en forma prematura -antes de los 40 años- y eso les acortará la esperanza de vida”.
En este contexto, los especialistas señalan que los hábitos de prevención no solamente disminuyen el riesgo de tener diabetes, sino que también preservan el sistema cardiovascular de otras afecciones, brindando, así, un beneficio doble. En primer término, aconsejan buscar el peso corporal más saludable: “No es necesario ponerse metas inalcanzables: con un 10% de descenso de peso y con predominio de la grasa abdominal estamos contribuyendo en grande a la lucha contra la diabetes”, aseveró Giménez.
A su vez, es recomendable realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio físico y entrenar la fuerza y la resistencia para ayudar a los músculos a optimizar la utilización del azúcar.
Otros consejos importantes:
-No permanecer sentado o quieto por más de 60 minutos.
-Entrenar la fuerza y resistencia dos veces por semana mínimo.
-Seguir un programa nutricional saludable, de ser posible guiado por un nutricionista, con adecuado equilibrio y selección de los correctos hidratos de carbono y con limitación de las grasas saturadas consumidas.
-Evitar consumir tabaco, por su ya comprobada relación con la diabetes y con las enfermedades cardiovasculares.
Más allá de la vieja asociación de la diabetes con el azúcar, esta patología se caracteriza por diversas manifestaciones en el organismo que vale la pena repasar. Las más demandantes para la salud suelen ser la inflamación, la aterosclerosis -acumulación de sustancias como grasa y colesterol en las arterias-, y el mal funcionamiento de los órganos. Esto colabora en el desarrollo de complicaciones como infartos, insuficiencia renal, ACV, ceguera, amputaciones, entre otras.
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