Los avances científicos alcanzados en los últimos años revolucionaron la forma de abordar el cáncer de mama. En la actualidad, los médicos disponen de conocimientos y herramientas tecnológicas para capturar una imagen detallada de un tumor, distinguir sus particularidades y diagramar un tratamiento personalizado. Esto significa un “traje a medida” para cada paciente que, junto con un abordaje multidisciplinario, auspicia mejores resultados.
“Los conocimientos sobre la biología tumoral surgidos en los últimos 40 años permiten clasificar los tumores según sus características moleculares. La medicina personalizada, permite adecuar el tratamiento a las bases moleculares de un tumor particular. Implica pasar de la generalidad a la peculiaridad de cada paciente individual”, detalló la doctora Sabrina Barchuk (MN 126304), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM).
La especialista destacó dos beneficios de estos tratamientos, conocidos mundialmente como tailor made: “Aumentan la eficacia y reducen la exposición y los efectos indeseables de terapias innecesarias”.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en la Argentina y el tercero más mortal, cada año se detectan más de 22.000 casos nuevos y provoca 6.000 muertes. La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) estima que una de cada 12 mujeres argentinas será diagnosticada de un tumor de este tipo a lo largo de su vida.
La era de la medicina personalizada
Este nuevo escenario no implica que la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia hayan perdido importancia, pues continúan siendo pilares fundamentales del tratamiento. El cambio revolucionario radica en que, durante décadas, las decisiones terapéuticas se basaron únicamente en factores pronósticos tales como la edad, el tipo y tamaño tumoral, el número de ganglios comprometidos y la presencia o ausencia de metástasis, pero ese escenario se transformó.
“La medición de la expresión de receptores estrogénicos permitió identificar tumores candidatos a terapias hormonales. Pero la experiencia demostró que dos pacientes con las mismas características tumorales y expuestas a las mismas terapias, podían tener comportamientos biológicos y desenlaces clínicos diferentes. Un tratamiento que demostró ser eficaz para un caso, podría no serlo para todos”, sostuvo la doctora Barchuk.
El avance de la biología tumoral contribuyó no sólo a identificar el mejor tratamiento para cada paciente, sino que permitió orientar apropiadamente la secuencia de terapias a desarrollar. Si bien muchas pacientes muestran cierta ansiedad por ser operadas tras el diagnóstico, esa puede no ser siempre la mejor opción: en algunos casos conviene empezar por el tratamiento sistémico y luego pasar a la cirugía. Del mismo modo, recibir quimioterapia es una alternativa válida, pero no para todos.
El gran logro de la medicina personalizada implica tratar a un paciente portador de la enfermedad con sus características biológicas propias: “Existen cánceres de mama que expresan biomarcadores para los que contamos con fármacos dirigidos altamente efectivos. También contamos con plataformas genómicas para identificar tumores que podrían beneficiarse o no de tratamientos quimioterápicos. Ciertas alteraciones genéticas en las células del paciente, pueden no solo identificar una predisposición al cáncer sino también servir de blanco molecular para tratamientos específicos”, señaló la especialista, que es médica de la sección Mastología del Hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires.
La clave del abordaje multidisciplinario
A medida que los tratamientos se volvieron más sofisticados, también evolucionaron las estrategias para abordar la enfermedad. Hoy se realiza un trabajo multidisciplinario -desde la prevención hasta el diagnóstico y tratamiento- que va más allá del vínculo entre la paciente y su oncólogo.
“Se han creado equipos multidisciplinarios o unidades de mastología en diferentes instituciones de salud en los que intervienen diversas especialidades: mastólogos, imagenólogos, oncólogos, radioterapeutas, cirujanos plásticos, anátomo patólogos, genetistas, psicooncólogos, nutricionistas y kinesiólogos. El trabajo en equipo produce una visión integral y permite una mayor calidad de atención del paciente”, subrayó el doctor Carlos Martín Loza (MN 86925), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y subdirector del Centro Mamario del Instituto Alexander Fleming (IAF).
En ese sentido, el experto resaltó que “el rol del psicooncólogo es muy importante ya que el diagnóstico de cáncer de mama genera no solo un impacto físico sino también emocional. Este profesional brinda contención personal y familiar ante el diagnóstico. Ayuda en el transcurso de los diferentes tratamientos y en tratar de sentirse mejor”, destaca.
Los factores de riesgo y la prevención
El Día Mundial de Lucha contra el cáncer de mama se celebra cada 19 de octubre y este año el objetivo es mejorar el acceso a una atención de calidad, incluido el tamizaje, la detección temprana, el tratamiento y los cuidados paliativos. En este contexto, es fundamental que todas las mujeres conozcan los factores de riesgo y las medidas que se pueden tomar como prevención.
También fue elegido octubre como el mes de la lucha contra el cáncer de mama. En ese marco, la SAM invitó a la comunidad a participar, el próximo viernes 28 de octubre a las 14:30, de la actividad en vivo a través de sus en redes sociales con el título “Encuentro entre mastólogos y pacientes que han atravesado esta enfermedad”. La experiencia y las historias personales ayudan a generar conciencia en mujeres que están transitando una similar situación, dijo la organización científica.
El origen étnico se encuentra entre los factores de riesgo no modificables, por otra parte, “la historia familiar y los cambios genéticos ocupan un porcentaje menor en el riesgo de contraer cáncer de mama, pero debe ser investigado, ya que de ser detectado, contamos con terapias quimiopreventivas y cirugías de disminución de riesgo que podrán ayudar evitar la enfermedad”, explicó el doctor Luciano Cassab (MN 79867), presidente de la Sociedad Argentina de Mastología. A esto se suma que el comienzo de la menstruación a edades tempranas y la finalización de la misma a edades tardías generan una mayor exposición natural a los estrógenos, que están implicados en muchos de los tumores mamarios.
En cuanto a los que se denomina factores “modificables”, el experto señaló el primer embarazo después de los 30 años o no haber tenido hijos. “Cuanto antes las células de los tejidos mamarios alcancen su máximo grado de diferenciación, estas estarán menos proclives a mutaciones (cambios en su información) y a la generación de neoplasias. Lo mismo ocurre con la lactancia, que tiene un cierto nivel protector”, agregó Cassab, quien es jefe de la sección Mastología del Hospital Prof. Dr. César Milstein.
El uso de anticonceptivos a lo largo de la vida también puede incrementar ligeramente el riesgo. “Es acumulativo luego de muchos años de ingesta. Lo mismo pasa con las mujeres que alcanzan la menopausia y buscan suplir sus síntomas usando terapia hormonal de reemplazo. Está comprobado que el uso indiscriminado de hormonas durante un periodo prolongado aumenta el riesgo”, dijo el presidente de la SAM.
Otros factores modificables tienen que ver con el estilo de vida. La falta de actividad física, la ingesta de comidas con alto contenido graso, la obesidad y el consumo de alcohol o de tabaco también aumentan el riesgo de la enfermedad.
Llevar una vida sana, la exposición al aire libre y al sol en horarios permitidos -15 minutos diarios, activando la vitamina D que tiene propiedades sobre el fortalecimiento de los huesos y sobre el sistema inmune como antineoplásica-, los ejercicios rutinarios y el consumo de frutas, verduras y hortalizas disminuyen el riesgo.
El chequeo mamario completo, edad por edad
- Antes de los 35 años, durante el control ginecológico anual se realizará el examen físico y, cuando el médico lo considere, se pedirá una ecografía mamaria, como primer estudio.
- En mujeres sin antecedentes ni síntomas, se indica una mamografía de base a los 35 años y anualmente, a partir de los 40. De acuerdo a las características personales, el mastólogo podrá considerar acompañarla de una ecografía.
- Cuando la mujer presenta síntomas o algún tipo de anormalidad en las mamas, puede ser necesario comenzar antes la rutina de estudios con imágenes o realizar un seguimiento más continuo.
- En caso de ser portadora de una mutación genética, se incorporará una resonancia magnética nuclear mamaria a los estudios de control.
- En mujeres con antecedentes de primer grado (madre, hermana o hija con cáncer de mama) se recomienda realizar el primer control 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano, que por lo general es a los 30 años.
Además, “si entre los controles la mujer nota cambios en sus mamas -tales como un bulto, una retracción, diferencias en la simetría, desviaciones del pezón, secreciones o alteraciones en la piel- deberá consultar con un especialista”, coinciden los especialistas.
Finalmente, el presidente de la SAM remarcó es fundamental detectar a tiempo el cáncer de mama, antes de que la enfermedad se anuncie por sí misma ya que los tumores de menos de un centímetro son curables en un 90%.
SEGUIR LEYENDO: