Anthony Fauci dice que “quiere perseguir el próximo capítulo” de su carrera. A los 81 años, la cara visible de la ciencia a nivel mundial, el funcionario que se le plantó a Donald Trump para bajarlo un poco a tierra sobre la crisis sanitaria más importante del último tiempo, el médico que le hace honor a la vocación y que -dicho por el propio Joe Biden- le atendió el teléfono al Presidente de Estados Unidos a cualquier hora cuando éste lo requería para pedirle un consejo sobre cómo abordar la pandemia, este hombre que ha sido protagonista de mil historias, quizás ya haya escrito un libro entero, con un principio y un fin fuera de serie.
Por eso, perseguir ese próximo capitulo de su vida, como dice, tiene -de base- un dejo de humildad enrome y algo de absurdo tal vez, por todo lo hecho frente a la magnitud propia del COVID-19. Cabría en este sentido preguntarse: ¿qué más puede hacer este hombre?
Y hay dos repuestas para esta pregunta. La primera es que el mundo, con nuevos virus y cambios climáticos que deben ser atendidos en forma urgente, ya no es el mismo. La segunda, la más potente y la que define su ADN, tira por la borda cualquier pensamiento que peque en delinear un límite para este cerebro tan apasionado como inquieto: Anthony Fauci puede hacer aún mucho más de lo que hemos visto.
El médico que ha sido director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y jefe del Laboratorio de Inmunorregulación del NIAID, uno de los líderes de la respuesta federal al VIH/SIDA y otras enfermedades infecciosas, incluso antes de que el coronavirus llegara, anunció que colgará la bata (cabría aquí decir también los guantes), por lo menos en el ámbito oficial de la Casa Blanca.
El epidemiólogo jefe de Estados Unidos dejará el cargo en diciembre con esta intención de aprovechar lo aprendido para seguir contribuyendo al avance de la ciencia y de la sanidad pública.
El experto en inmunología, que ya había revelado sus planes de irse al final del actual mandato de Joe Biden, lo puso así en palabras en un comunicado: “Aunque dejo mi actual puesto, no me jubilo. Después de más de 50 años de servicio gubernamental, planeo seguir la siguiente fase de mi carrera cuando todavía tengo tanta energía y pasión por mi ámbito”.
Fauci se ha convertido desde el surgimiento del COVID en el rostro más popular de la emergencia sanitaria en Estados Unidos.
Y así como aquí en Argentina, una gran cantidad de epidemiólgos adquirieron gran protagonismo, él -desde su lugar- tuvo intervenciones en programas de radio y televisión, sobre todo en tiempos donde responder dudas e intentar combatir la desinformación, era casi tan importante como el posterior desarrollo de las primeras vacunas. Hay una cuestión visceral en este tramo de la historia: más estadounidenses decidieron vacunarse en parte a sus explicaciones.
Su vida tiene tantas aristas como historias, con muchas luces y seguramente algún que otro gris. Pero no caben dudas que el grueso de las personas lo han conocido más en el último tiempo, a tal punto que sería por lo menos justo incluirlo en el glorsario de terminologías y nombres propios que nos deja la pandemia de coronavirus. Aquí, 5 hitos dentro de su carrera.
<b>1. Recorrido histórico</b>
Fauci no se casó hasta que los 44 años y tiene tres hijas adultas. Ha corrido maratones en menos de 4 horas y es un fanático de las carreras de fondo.
Por sus contribuciones, fue otorgado la Medalla Presidencial de la Libertad por el expresidente Bush en junio del 2008, quien mencionó cómo desde joven enseñaba una actitud independiente. “En un vecindario lleno de fans de los Brooklyn Dodgers, Fauci apoyaba a los Yankees”, dijo.
Desde Ronald Reagan hasta Joe Biden, todos le permiten hablar por su capacidad de transmitir conocimiento y convertir un lenguaje científico y complicado a uno coloquial sin exagerar ni minimizar.
Fue asesor de la Casa Blanca durante siete presidencias, y durante la pandemia integró el Grupo de Trabajo para el Coronavirus de la Casa Blanca. De acuerdo al Daily Mail, el ex secretario de salud, Mike Leavitt, afirmó que si uno pregunta a cualquier expresidente sobre quién influyó su punto de vista sobre enfermedades infecciosas, “el nombre de Tony sería el primero en la lista, y no tendrías que recordarles”. Leavitt trabajó con él durante la preparación ante la gripe aviar.
2. Su lucha contra el COVID
Fauci utilizó, en una reunión con el comité de la Casa Blanca, cuando el COVID-19 era solo un virus nuevo y del que no había información, una metáfora de hockey sobre hielo para describir su estrategia contra la pandemia: uno no patina hacia donde está el disco de caucho, sino hacia donde va a estar. Espera que una respuesta dinámica ponga a Estados Unidos hacia donde vaya el disco. Sin embargo, también aseguró que era impredecible.
Algo de razón tuvo: la pandemia hoy sigue su curso ya dentro de otro escenario, con vacunas y nuevas variantes menos peligrosas, pero aún el mundo de la ciencia estudia lo que dejó este virus, se pregunta cuando llegará la ansiada endemia y al mismo tiempo interpreta la proeza realizada a contra reloj hecha hasta el momento.
Cuando desde NIH Medline Plus le preguntaron en julio de 2021, por qué era tan importante que la gente se vacune, el médico sostenía: “En primer lugar, tenemos una vacuna que tiene una eficacia del 94% al 95%, y prácticamente el 100% de eficacia contra la forma grave de la enfermedad, es decir, hospitalización y muerte. Por eso la vacuna es extremadamente importante, para la salud de usted, de su familia y de las personas de su alrededor, que podrían tener afecciones de fondo”.
También, sostenía, “es importante para la sociedad en general, porque cuantas más personas se vacunen, más cerca estaremos de lo que se conoce como inmunidad colectiva. Es decir, si conseguimos que entre el 70% y el 75% de la población se vacune, la sociedad va a lograr un nivel de protección tan alto que el virus no tendrá adónde ir. No va a encontrar a ninguna persona susceptible”
El experto asesor de la Casa Blanca impulsó su campaña de información con una estrategia de redes sociales para alcanzar a la generación de adolescente que no era asidua a los noticiarios de televisión.
Fauci trató de mantenerse criterioso. “Es muy pronto para creer que ómicron es fin de la pandemia”, decía a comienzos de este año “Es una pregunta abierta si Ómicron será o no la vacuna viva del virus que todos esperan porque tenemos mucha variabilidad con el surgimiento de nuevas variantes”, comentaba en una conferencia.
“Mi proyección es que tarde o temprano vamos a necesitar una cuarta dosis, al menos para los mayores de 65 años o para aquellos con enfermedades pre-existentes, al menos en un principio”, aseguraba Fauci en marzo de este año.
Estados Unidos, que en cierta forma fracasó en la contención del virus, rebasó grandes cifras de fallecidos, aunque logró demostrar un poderío científico y económico en la carrera de las vacunas. En este contexto, donde hoy es el país que más muertos tiene por COVID -casi 1 millón, cien mil personas-, la campaña de información que llevó adelante, hizo que ese número no haya sido peor. Son muchos los que dicen que esto es sin dudas su mayor logro.
Gracias en buena parte a la tarea de Fauci durante la pandemia, y al éxito de la campaña de vacunación, la prevalencia del virus en EE UU arroja hoy datos confortables: un descenso del 19% en nuevos casos y del 7%, en hospitalizaciones y fallecimientos, según cómputo The New York Times.
3. Era turbulenta
La metáfora de colgar los guantes en lugar de la bata aplica en muchos sentidos. Hubo un momento de tensión y fue durante la administración de Trump, donde Fauci llegó a contradecir al ex mandatario, que abogaba por políticas más laxas y minimizaba el impacto del virus en sus inicios.
Cuando el entonces presidente dijo que empresas farmacéuticas tendrían una vacuna contra el coronavirus “pronto”, Fauci aclaró que se tardarían un año o 18 meses.
El científico nunca se dejó caer. Aún, cuando su permanencia fue puesta en duda durante varios meses debido a esos desencuentros. Tuvo un huracán frente suyo cuando lo marginaron varios altos funcionarios. Fauci siguió adelante y se mantuvo en el cargo.
Sufrió golpes de todos lados. Tuvo desde ataques políticos hasta amenazas de muerte, a tal punto que se le concedió un destacamento de seguridad para su protección.
4. Compañeros de trinchera
Biden y Fauci se conocen de otra trinchera. Fue cuando el actual “inquilino” de la Casa Blanca fue anteriormente vicepresidente. Fueron ocho años en los que ambos prepararon estrategias para responder a virus como el ébola o el zika.
Cuando Joe Biden llegó a la Casa Blanca, pidió a Fauci que se quedara en su administración con un cargo elevado, de principal asesor médico del mandatario. “El ha tocado la vida de todos los estadounidenses con su trabajo. Le expreso mi más profundo agradecimiento por su servicio público. Los Estados Unidos de América son más fuertes, más resistentes y más sanos gracias a él”, fueron las palabras del presidente.
El plan de Biden cuando asumió, recibió algunas críticas por la supuesta arbitrariedad de hablar de 100 días. En diálogo con la cadena CNN, el demócrata dijo que sería un pedido “sólo por 100 días, no para siempre”, prediciendo que la utilización de las mascarillas reduciría significativamente el número de nuevos casos que estamos viendo en estos días.
Fauci defendió la postura de Biden asegurando que había hablado con el presidente electo y que estaba seguro de que hablar de 100 días no era un número artificial al azar. “Él solo quiere –y es una buena idea- que haya uniformidad. Está diciendo ‘escúchenme todos por 100 días’. Puede pasar que después de ese período de tiempo, todavía necesitemos utilizar mascarillas. Pero Biden sólo quiere un compromiso de todos por un tiempo acotado, por 100 días. Discutí el tema con él y le dije que creía que era una buena idea”, afirmó Fauci en entrevista con un programa matutino de una cadena de televisión nacional.
El gobierno de Biden supo reiniciar sesiones informativas frecuentes sobre COVID-19 con expertos en salud pública del gobierno federal, incluyendo a Fauci; la directora de los CDC, la Dra. Rochelle Walensky; el Cirujano General de Estados Unidos, Vivek Murthy; y la Dra. Marcella Nunez-Smith, jefa del grupo de trabajo sobre equidad sanitaria de la Casa Blanca.
5. Reconocimiento mundial
“El doctor Fauci no endulza sus palabras y se niega a ser presionado por los políticos. Él cuenta la verdad, por difícil que sea de escuchar, con seriedad y con un único objetivo: salvar vidas.” Así describió el presentador Jimmy Kimmel este médico cuando, según la revista ‘Time’, salió nombrado la persona más influyente de 2020.
El médico fue distinguido con el Premio Dan David de 1 millón de dólares por “defender la ciencia” y abogar por las vacunas que ahora se administran en todo el mundo para combatir la pandemia de coronavirus.
“A medida que se desenvolvía la pandemia de COVID-19, (Fauci) aprovechó sus considerables habilidades de comunicación para dirigirse a la población presa del miedo y la ansiedad y trabajó sin descanso para informar a la población estadounidense de otros lugares sobre las medidas de salud pública esenciales para contener la propagación de la pandemia”, dijo el comité de premios de la fundación.
Consultado por Infobae, el infectólogo Roberto Debbag, sostiene que “Fauci es para los infectólgos del mundo conocido no desde el momento pandémico, sino por ser director del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, y todo lo que hizo en los última década por los pacientes y por las investigaciones en temas de VIH”.
Sigue Debbag: “Fue realmente muy importante. Además los que conocemos los Instituto Nacional de Salud, sus edificios, sus cantidades de grupos de investigadores, sin ninguna dudas es el instituto mas importante del mundo de salud, donde se genera mucho de la ciencia. Fauci durante la pandemia mostró ser la persona que basada en la generación del conocimiento, generaba pautas en el planeta, en el mundo. Fauci es uno de los grandes lideres de la ciencia en el mundo. No hay mucho que discutir en este aspecto”.
Hugo Pizzi, infectologo, es contundente a Infobae: “Antony Fauci fue y es una de las mentes mapas brillantes que yo he conocido. Eh tenido la suerte de que siempre nos ayudó cuando hemos tenido algún tipo de inconveniente. La gran ventaja de la solidez de este hombre es que no tuvo problemas en enfrentarse al gobierno poderoso en el momento adecuado con su argumentación precisa y efectiva”.
Pizzi cierra con un comentario y es sin dudas el epílogo de esta historia. Tiene que ver con aquella cuestión del próximo capítulo, con perseguir el nuevo objetivo: “Cuando uno está en la categoría de los hombres gestores de la ciencia, como Anthoni Fauci, tengan ustedes la plena seguridad, que él va a seguir actuando de una u otra manera desde su casa. Porque cuando uno está en esta vorágine de los científicos de la investigación de la búsqueda, de tratar de dilucidar cuestiones epidemiológicas, nunca se jubila. Por lo tanto La Casa Blanca debe honrar a este hombre. Todas los conocimientos que nos ha brindado, han sido útiles no solo para Estados Unidos, sino para todo el mundo”.
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