Aunque parece que la pandemia ha dejado de golpear, durante agosto en la Argentina se produjeron entre 5 y 13 fallecimientos por día por el COVID-19, como promedio semanal. Sin dudas, el alto acceso de la población al esquema primario de vacunación influyó para que el impacto de la infección en hospitalizaciones y muertes se redujera notablemente con respecto al año pasado. Pero autoridades sanitarias y expertos están observando una situación que inquieta: menos del 12% de la población aceptó recibir la segunda dosis de refuerzo contra el coronavirus SARS-CoV-2.
El plan estratégico de vacunación en la Argentina empezó en diciembre de 2020 con la aplicación del esquema primario de 2 dosis. Las pruebas científicas indican que con el paso del tiempo la alta efectividad de las vacunas para reducir el riesgo de complicaciones y muerte decae. Por eso, por recomendación de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), se autorizó la primera dosis de refuerzo en noviembre y luego la segunda en abril. Estos booster sirven para que las defensas de la población contra la enfermedad grave continúen altas, especialmente en las personas más vulnerables.
El nivel de adherencia de la población al esquema primario de vacunación fue alto. Ya más del 87% de la población accedió a recibir las dos dosis. Un dato que hace que la Argentina se encuentre entre los 25 países con cobertura más alta de su población con el esquema primario. Está por arriba de países como Suiza (70%), Holanda (69%) y Estados Unidos (67%). Sin embargo, el nivel de adherencia a las dosis de refuerzo no se mantuvo.
Solo el 45% de la población tiene el primer refuerzo, y el 11,7% fue a recibir el segundo, según el análisis del contador y senador provincial por Corrientes, Martín Barrionuevo, en base a los datos del Ministerio de Salud de la Nación. Si bien el coronavirus fue evolucionando, hay también evidencia de que las dosis de vacunas disponibles siguen funcionando para los sublinajes de la variante Ómicron que hoy predomina en el mundo, como BA.5.
Un reporte del 22 de julio pasado que fue realizado por los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos demostró que los dos refuerzos son convenientes. “Las vacunas actualmente disponibles pueden proporcionar protección contra la enfermedad grave causada por la variante BA.5 actualmente en circulación”, afirmaron. El trabajo se hizo con refuerzos de vacunas de ARN mensajero que se están aplicando en la Argentina. También hay científicos que no aconsejan esperar hasta que estén disponibles las dosis de vacunas que incluyan a Ómicron que están en desarrollo, como informó Infobae el 22 de agosto.
El jueves pasado, el Grupo Consultivo Estratégico de Expertos (SAGE) en Inmunización de la Organización Mundial de la Salud también avaló la aplicación de la segunda dosis de refuerzo. “Factores como la disminución de la inmunidad inducida por la vacuna y la infección, la relajación de las medidas de salud pública, las fluctuaciones temporales de la transmisión y la posible aparición de nuevas variantes, pueden dar lugar a repuntes de COVID-19 en los próximos meses, lo que podría provocar la necesidad de una segunda dosis de refuerzo”, argumentaron los expertos.
Con respecto a la adherencia al segundo refuerzo en la Argentina, se registran diferencias entre las 24 jurisdicciones que conforman el país. En la Ciudad de Buenos Aires, ya el 33,5% de la población aceptó el segundo refuerzo. Después le siguen San Luis, La Pampa, Santa Fe, Catamarca, La Rioja y la provincia de Buenos Aires, con más del 10% de la población con el segundo refuerzo. En el otro extremo, están las provincias de Chaco, Formosa y Misiones con menos del 5% de la población con el segundo refuerzo.
“Sabemos que cuando baja la percepción del riesgo, se reduce la velocidad de vacunación en todos los grupos poblacionales”, dijo a Infobae Leticia Ceriani, a cargo de la Subsecretaría de Gestión de la Información, Educación Permanente y Fiscalización del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. En esta provincia ya el 97% de la población tiene el esquema primario y el 55% de la población cuenta con el primer refuerzo. “Si nos enfocamos en la población mayor de 50 años, que es la que se encuentra en una mayor condición de vulnerabilidad frente al virus, se observa que el 98% está vacunado con el primer refuerzo y casi el 30% con el segundo. La aplicación de dosis avanza. No lo hace al ritmo que en algún momento supo tener, pero no se detiene”, afirmó la funcionaria.
En tanto, desde el territorio chaqueño, la titular del departamento de inmunización del Ministerio de Salud de la provincia de Chaco, Laura Lescano, contó a Infobae: “Hay un escenario particular con los casos clínicos que hemos tenido en las ultimas semanas: la mayoría tuvieron síntomas leves y no requirieron internación. Esto creó en la población una relajación importante para ir a recibir la segunda dosis de refuerzo”.
Lescano señaló que algunas personas creen que con las dos dosis del esquema primario y por haber tenido la infección ya cuentan con protección suficiente. “Deciden seguir cuidándose sin aplicarse las dosis sugeridas”, comentó. También hay personas que tuvieron la infección recientemente y esperan los 90 días que corresponden para recibir el refuerzo. “Esperamos que más personas se sumen a recibir el segundo refuerzo en las próximas semanas”, subrayó.
Para Teresa Strella, médica infectóloga, epidemióloga e integrante de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, la demora en la aplicación del segundo refuerzo se debe principalmente “la pérdida de percepción de riesgo sobre el COVID-19″. “Es la principal razón -sostuvo la doctora al ser consultada por Infobae-. Luego, en cada ciudad, se debería revisar la cuestión de la accesibilidad: los lugares de vacunación, si persiste la modalidad de turnos y si se sostiene la comunicación y la difusión de recordatorios sobre la importancia de recibir las dosis de vacunas”.
Al reducirse la incidencia de casos de COVID-19, se cree entonces que hay menor riesgo de contagiarse, aunque lo cierto es que el virus sigue circulando. Durante la última semana reportada que llega hasta el 20 de agosto, se notificaron 3.002 casos confirmados por día según fecha de inicio de síntomas como promedio semanal, según el análisis del doctor Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham en base a los datos abiertos del Ministerio de Salud de la Nación. Eso significa que hubo una reducción del 59% en los casos confirmados si se los compara con el pico de casos de COVID-19 que hubo en la última semana de julio por el aumento de la circulación del sublinaje de Ómicron BA.5.
Mientras tanto, las internaciones en terapia intensiva por el coronavirus venían subiendo desde la primera semana de julio y llegaron a 483 pacientes internados por día como promedio semanal en la semana del 7 al 13 de agosto. En la última actualización, se registró una disminución del 6,1% con solo 453 internados diarios como promedio semanal, según el análisis del doctor Aliaga.
La situación del COVID-19 es muy diferente a la del inicio del año, con la primera ola por Ómicron. En la segunda semana de enero, se registraron más de 124.000 casos confirmados como promedio semanal. Dos semanas después, hubo más de 313 muertes como promedio.
Durante estos últimos meses la dinámica de la pandemia se modificó. Se han encontrado que, con Ómicron, las personas con la infección pero sin síntomas o asintomáticos serían más. Además desde abril pasado, no todos los que tienen síntomas tienen la obligación de testearse (solo deben hisoparse los grupos priorizados). Por lo cual, habría una brecha mayor entre las personas que han tenido la infección recientemente y la cantidad de casos confirmados cada semana. Si bien la circulación del virus hoy está retroceso en el país, no significa que la pandemia haya terminado.
“Gracias al acceso al esquema primario de vacunas, la presentación de la enfermedad COVID-19 cambió radicalmente en la Argentina, con casos más leves o moderados y una reducción importantísima en el número de hospitalizaciones y de muertos. Pero ese cambio que se dio gracias a la inmunización condujo a que algunas personas crean que las vacunas ya no son necesarias -advirtió Leda Guzzi, médica infectóloga e integrante de la comisión de comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología, en diálogo con Infobae-. Sin embargo, las dosis de refuerzos son fundamentales para mantener tanto un nivel adecuado de anticuerpos neutralizantes como una inmunidad celular activa. Esto logra reducir el riesgo de infectarnos pero sobretodo de presentar enfermedad grave”.
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