Rápidamente, la subvariante de Ómicron BA.5 se propagó en todo el mundo y se volvió predominante a poco de su detección en Sudáfrica en febrero de 2022. Durante la segunda semana de julio ya constituía casi el 80% de las variantes de COVID-19 en los Estados Unidos.
Tal y como habían predicho los investigadores en noviembre de 2021, cuando la versión original de la variante Ómicron comenzó a mostrar su alta capacidad de transmisión, la mutación se volvió dominante en todo el mundo. Y no sólo eso: produjo lo que los expertos llamaron “escape inmunológico”, esto es que infectó incluso a personas vacunadas o que habían tenido una infección previa por otra variante del virus.
Así, con la aparición continua de variantes tan altamente transmisibles, es evidente que el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, está utilizando efectivamente técnicas clásicas que los virus usan para escapar del sistema inmunológico. Estas estrategias de escape van desde cambiar la forma de proteínas clave reconocidas por los anticuerpos protectores de su sistema inmunitario hasta camuflar su material genético para engañar a las células humanas para que lo consideren parte de sí mismas en lugar de un invasor al que atacar.
Según un artículo publicado recientemente por el virólogo y profesor de la cátedra de Enfermedades Infecciosas Emergentes en Penn State, Suresh V. Kuchipudi, su grupo de investigación estuvo rastreando la transmisión y evolución del SARS-CoV-2, evaluando los cambios por los que tan bien las subvariantes de Ómicron evaden el sistema inmunológico y la gravedad de la enfermedad que causan después de la infección.
R0, el número que mide la transmisibilidad del virus en la población
El número de reproducción básico, R0, mide la transmisibilidad de un virus en una población aún no infectada. Una vez que una proporción de individuos en una población se vuelve inmune debido a una infección o vacunación previa, los epidemiólogos usan el término número de reproducción efectivo, llamado Re o Rt, para medir la transmisibilidad del virus. Así es que se estimó que la Re de la variante Ómicron es 2,5 veces mayor que la variante Delta.
La pregunta que se hacen los investigadores en este punto es ¿qué está impulsando la evolución de los sublinajes Ómicron? La respuesta a eso, según Kuchipudi y su equipo, “es un proceso bien conocido llamado selección natural”.
“La selección natural es un proceso evolutivo en el que los rasgos que le dan a una especie una ventaja reproductiva continúan transmitiéndose a la siguiente generación, mientras que los rasgos que no la dan se eliminan a través de la competencia -explicó-. A medida que el SARS-CoV-2 continúe circulando, la selección natural favorecerá las mutaciones que le dan al virus la mayor ventaja de supervivencia.
¿Qué hace que Ómicron y sus subvariantes sean tan sigilosas a la hora de propagarse?
Varios mecanismos contribuyen al aumento de la transmisibilidad de las variantes del SARS-CoV-2. Una es la capacidad de unirse más fuertemente al receptor ACE2, una proteína en el cuerpo que principalmente ayuda a regular la presión arterial, pero que según se vio también puede ayudar al SARS-CoV-2 a ingresar a las células del cuerpo. Los sublinajes Ómicron más recientes tienen mutaciones que los hacen mejores para escapar de la protección de los anticuerpos mientras conservan su capacidad para unirse de manera efectiva a los receptores ACE2. El sublinaje BA.5 puede evadir los anticuerpos tanto de la vacunación como de la infección previa.
Además, el SARS-CoV-2 evolucionó para suprimir la inmunidad innata de sus huéspedes, en este caso los humanos, y así sortear la primera línea de defensa del cuerpo contra los patógenos invasores, la cual está compuesta por proteínas antivirales que ayudan a combatir los virus. El virus del COVID tiene la capacidad de suprimir la activación de algunas de estas proteínas antivirales claves, lo que significa que puede superar de manera efectiva muchas de las defensas del cuerpo. Esto explica la propagación de infecciones entre personas vacunadas o previamente infectadas.
¿La BA.5 no será la última variante del COVID?
Para Kuchipudi y su equipo, “BA.5 no será el juego final. A medida que el virus continúa circulando, esta tendencia evolutiva probablemente conducirá a la aparición de variantes más transmisibles que son capaces de escapar del sistema inmunitario”.
Si bien es difícil predecir qué variantes llegarán a continuación, los científicos no pueden descartar la posibilidad de que algunas de estas puedan conducir a una mayor gravedad de la enfermedad y a mayores tasas de hospitalización. A medida que el virus continúa evolucionando, la mayoría de las personas contraerán COVID-19 varias veces, incluso si están vacunadas y con dosis de refuerzo.
Si bien las investigaciones desde el surgimiento del SARS-CoV-2 llevaron a los científicos a aprender mucho sobre este nuevo virus, quedan muchas preguntas sin respuesta porque el virus evoluciona constantemente y la meta del final de la pandemia está en constante movimiento. Y pese a que las llamadas vacunas de segunda generación, que protegen contra las variantes circulantes, son una esperanza, muchos especialistas creen que el virus evoluciona demasiado rápido y puede que no sean la solución.
Según aseguró Kuchipudi en el final de su artículo, “las vacunas que generan anticuerpos contra una amplia gama de variantes del SARS-CoV-2 y un cóctel de tratamientos de amplio espectro, incluidos anticuerpos monoclonales y medicamentos antivirales, serán fundamentales en la lucha contra la COVID-19″.
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