Cada vez que la pandemia parece llegar a su fin, el surgimiento de una variante o subvariante la impulsa hacia una nueva ola de contagios. Sin embargo, un grupo de científicos de la Universidad de Yale afirmó que el COVID-19 podría ingresar en etapa endémica en dos años. Es decir, que la pandemia tendría fecha de vencimiento. Infobae dialogó con tres expertos para analizar este panorama, en momentos en que la BA.2.75 de Ómicron puso, nuevamente, al mundo en alerta.
En el trabajo publicado en la revista PNAS Nexus, los expertos de la Universidad de Yale adelantaron que el COVID-19 se tornará en una enfermedad con un comportamiento similar al resfriado común y la gripe. En este aspecto, no hay controversia en el mundo científico. Eventualmente, la pandemia se convertirá en una endemia. Es decir que, todos los años un grupo de personas contraerá la enfermedad y, lamentablemente, algunos fallecerán.
El punto de inflexión en este estudio es que los científicos se atrevieron a ponerle una “fecha de vencimiento” a la pandemia. Para poder determinarlo usaron los tan nombrados modelos animales. Es decir, eligieron a las ratas, que son susceptibles a los coronavirus, para evaluar el comportamiento del virus y cuándo, finalmente, se podría reducirlo a un simple “conocido estacional”.
De qué se trata el estudio que le puso fecha de vencimiento a la pandemia
La inmunidad conferida tanto por las vacunas como por la infección está en constante estudio. En esta oportunidad, los científicos de Yale recopilaron datos sobre las tasas de reinfección por coronavirus en ratas. De este modo, pudieron inferir cuál será el comportamiento del COVID-19 y modelar su potencial trayectoria. Caroline Zeiss, autora principal del estudio y profesora de medicina comparativa en la Facultad de Medicina de Yale, destacó que en su análisis evaluaron la denominada “inmunidad esterilizante”. Es decir, la capacidad del organismo de prevenir totalmente la reinfección tras haberla adquirido previamente o al ser inmunizado contra ella.
“Sabemos que inicialmente hay una inmunidad bastante buena, pero que disminuye relativamente rápido. Incluso, si un animal o una persona han sido vacunados o infectados, es probable que vuelvan a ser susceptibles”, afirmó la experta al señalar que el COVID-19 genera, en realidad, la llamada “inmunidad no esterilizante”. Dicho en pocas palabras, es la capacidad de infectarse, en el caso de haber sido vacunados, o reinfectarse en los recuperados. Ante esta situación, las chances de que la pandemia finalice en poco tiempo parece esquivas.
Zeiss, junto a su equipo, implementó un modelo animal para conocer el comportamiento del virus y uno matemático para analizar la progresión, ya que buscaron evaluar las similitudes entre las ratas y los humanos con respecto al coronavirus. Según explicaron, los animales que se infectaron tuvieron síntomas en el tracto respiratorio superior y luego se recuperaron. Tras 3 o 4 meses, las ratas fueron expuestas nuevamente al virus.
“Las tasas de reinfección mostraron que la exposición natural produjo una combinación de niveles de inmunidad: aquellos expuestos a más virus a través del contacto cercano, tenían una inmunidad más fuerte (y se reinfectaron menos). Mientras que los colocados en una jaula contaminada (expuestos a cantidades más bajas del virus), tenían tasas más altas de reinfección”, señalaron.
Estos datos, según la investigadora, le permitieron determinar que “con la infección natural, algunas personas desarrollarán una mejor inmunidad que otras”, pero que además “las personas también necesitan vacunación, que se ofrece a través de una dosis fija, y genera una inmunidad predecible”. “Tanto con la vacunación como con la exposición natural, la población acumula una amplia inmunidad que empuja al virus hacia la estabilidad endémica”, advirtieron sobre el estudio en un comunicado.
“El virus estará circulando constantemente”, señaló Zeiss y resaltó que será importante enfocarse en “los grupos más vulnerables”. “No podemos asumir que una vez que alcancemos el estado endémico, todos estarán a salvo”, reflexionó. Según indicó, el tiempo estimado predicho por los modelos animales y matemáticos analizados para que la pandemia se convierta en endemia es de cuatro años. Sin embargo, se mostró esperanzada y adelantó: “Creo que estaremos en una estabilidad endémica dentro de uno o dos años”.
De todos, aclaró que “los coronavirus son muy impredecibles, por lo que podría haber una mutación que los haga más patógenos”, aunque aseguró que “el escenario más probable es que veamos un aumento en la transmisibilidad y una probable disminución en la patogenicidad”. “No sabemos dónde más van a surgir estas mutaciones. Hasta que alcancemos una estabilidad endémica en todo el mundo, somos vulnerables”, destacó.
Qué opinan los expertos argentinos sobre estas predicciones
Este no es el primer estudio que le pone una fecha de vencimiento a la pandemia. Es por este motivo que Infobae dialogó con tres expertos para evaluar esta predicción.
“En realidad, no podemos decir cuándo el virus va a ser endémico. Estas mutaciones están manteniendo la pandemia y es altamente probable que, en dos años esto esté circulando en forma habitual”, aseguró Ricardo Teijeiro (MN 58065), infectólogo del Hospital Pirovano.
En ese sentido, el experto señaló que es necesario “tener en claro que, si bien estamos en pandemia y hay una gran circulación de este virus con gran contagiosidad, no tenemos una repercusión sanitaria y complicaciones”. Al tiempo que advirtió la importancia de que “la gente tenga un nivel más alto de vacunación, porque el 50% de nuestra población todavía no tiene refuerzos dados”.
“Para que el COVID sea una endemia es necesario que gran parte de la población mundial este vacunada con las vacunas más modernas y actuales para que podamos tener un número previsible de casos”, explicó a Infobae el expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) e infectólogo del Hospital Muñiz, Lautaro de Vedia (MN 70640)
En palabras del especialista, en el momento en que “todo el mundo esté vacunado contra el COVID”, el virus no tendrá chances de mutar, porque “el virus muta cuando se está multiplicando y está en actividad. Si hay un grupo de gente que no se vacuna en un país, una región o un continente, ahí es cuando puede mutar”. “Un virus muerto no muta y no se multiplica”, recalcó.
En tanto, Silvia González Ayala (MP 91229), miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y consultora en infectología del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, se expresó en el mismo sentido y aseveró que “no es posible predecir el paso de pandemia a endemia. El punto crítico es el surgimiento de variantes con numerosas mutaciones, que se relacionan con facilidad en la transmisión, o sea que son más infectantes, y evaden más al sistema inmune. No es suficiente la inmunidad conferida por la infección natural o la inducida por las vacunas”.
“Los sitios donde emergen las variantes son aquellos donde las poblaciones han tenido menor acceso a la vacunación. Ómicron emergió en noviembre del 2021 en Sudáfrica y su dispersión fue importante. En la Argentina tuvimos el pico en enero y vimos cifras que no habíamos visto en las olas anteriores. Es por eso que se necesitan, de manera imprescindible, vacunas actualizadas y pasar a bivalentes o trivalentes. Es decir, que contengan a más de uno de los virus que hoy circulan”, agregó la además profesora y especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Nacional de La Plata.
En ese tono, de Vedia señaló: “Una epidemia es cuando hay un número de casos mayor al esperado. Por lo tanto, una endemia es cuando se mantiene un número estable de casos todos los años. Es decir, y usando el caso práctico del COVID, sería cuando haya un número estable de casos que no sature los sistemas de salud y tampoco la rutina habitual de los servicios sanitarios. Que uno pueda predecir todos los años, por ejemplo, que habrá 5 mil casos; sin saltos, picos u olas”.
“Lo que se necesita para el fin de la pandemia es lo que planteó la Organización Mundial de la Salud: un 85% de la población vacunada con esquemas completos que, con Ómicron, son tres dosis. Con esta estrategia sabemos que no se va a evitar la enfermedad, pero sí las formas graves y la muerte”, destacó González Ayala.
¿Puede la variante BA.2.75 de Ómicron influir en estas predicciones?
En más de 2 años de pandemia, las predicciones sobre el comportamiento del COVID fueron tan extensas como controvertidas. Cuando las vacunas comenzaron a ponerle un freno al avance del virus, desde las regiones con tasas de vacunación más bajas surgieron las variantes que impulsaron las nuevas olas.
Ómicron se presentó como más contagiosa y con un mayor poder de evasión del sistema inmune que sus antecesoras. A la “original”, denominada como BA.1, le siguieron la BA.2, BA.3, BA.4 y BA.5. En la actualidad, es la segunda quien rige los contagios en la Argentina, mientras que las dos últimas son las responsables de las nuevas olas casos en el hemisferio norte y ya dijeron presente en el territorio nacional.
Ahora, desde la India, una nueva subvariante de Ómicron puso en alerta a la comunidad científica internacional. Se trata de la BA.2.75, que ya está presente en unos 10 países, entre los que se encuentran Australia, Canadá, Japón, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Nueva Zelanda. Según los expertos internacionales, esta mutación de la BA.2 tendría un 16% más de capacidad de transmisión.
“Esta nueva variante puede desequilibrar situación y en algunos países ya están aumentando nuevamente los casos. Por eso, es clave el control de las de las nuevas variantes, ya que es una característica de este virus que mute”, señaló de Vedia.
En tanto, Teijeiro se centró en las repercusiones sanitarias y afirmó: “No creo que estas variantes cambien mucho lo que está pasando, porque terminará siendo como la gripe: con circulación durante algunos periodos del año, sin gran impacto, pero con riesgo para las personas que tienen algún tipo de deficiencia inmunológica y adultos mayores, por ejemplo. Quizás se deban seguir aplicando refuerzos, cada cuánto tiempo todavía no lo sabemos”.
“Ahora la situación es de incertidumbre y de preocupación porque están aumentando los casos. Porque, además de estas variantes de Ómicron, también existe otra más recientemente descrita en el subcontinente indio llamada Delta plus. Son variables de preocupación u observación ante el aumento de casos y el consiguiente incremento de muertes”, concluyó González Ayala.
SEGUIR LEYENDO: