Ser alto. Quién no quiere. Ahora, ¿tener estatura alta puede esconder algún riesgo en la salud? Ya sea alta o baja, la altura de una persona aumenta el riesgo de una variedad de enfermedades, según un nuevo estudio dirigido por Sridharan Raghavan del Rocky Mountain Regional VA Medical Center, EE. UU., que se publicó en la revista de acceso abierto PLOS Genetics .
La altura ha sido un factor asociado con múltiples afecciones comunes, que van desde enfermedades cardíacas hasta cáncer. Pero los científicos se han esforzado por determinar si ser altos o bajos es lo que los pone en riesgo, o si los factores que afectan la altura, como la nutrición y el nivel socioeconómico, son realmente los culpables.
En el nuevo estudio, los investigadores se propusieron eliminar estos factores de confusión al observar por separado las conexiones entre varias enfermedades y la altura real de una persona, y las conexiones con su altura prevista en función de su genética. El equipo utilizó datos del programa VA Million Veteran, que incluía información genética y de salud de más de 200 000 adultos blancos y más de 50 000 adultos negros.
Los resultados confirmaron hallazgos previos de que ser alto está relacionado con un mayor riesgo de fibrilación auricular y venas varicosas, y un menor riesgo de enfermedad coronaria, presión arterial alta y colesterol alto. El estudio también descubrió nuevas asociaciones entre una mayor altura y un mayor riesgo de neuropatía periférica, que es causada por daños en los nervios de las extremidades, así como infecciones de la piel y los huesos, como úlceras en las piernas y los pies.
El nuevo estudio analizó más de 1,000 condiciones y rasgos en general, lo que lo convierte en el estudio más grande de altura y enfermedad hasta la fecha. Los investigadores concluyen que la altura puede ser un factor de riesgo previamente no reconocido para varias afecciones comunes en adultos. Sin embargo, dicen que se necesitan más estudios para aclarar algunas de estas asociaciones, y que los estudios futuros se beneficiarían de incluir una población internacional más grande y diversa.
Raghavan agrega: “Usando métodos genéticos aplicados al programa VA Million Veteran, encontramos evidencia de que la estatura adulta puede afectar más de 100 rasgos clínicos, incluidas varias afecciones asociadas con malos resultados y calidad de vida: neuropatía periférica, úlceras en las extremidades inferiores y venas crónicas. insuficiencia. Llegamos a la conclusión de que la altura puede ser un factor de riesgo no modificable no reconocido para varias afecciones comunes en adultos”.
Bruno Spinassi, traumatologo con orientación en patología Postural, miembro de la Comisión Directiva de la Asociación de Posturologia Argentina (APA), dice a Infobae: “La altura de una persona está determinada tanto por los genes heredados de los progenitores, como por factores externos (medio ambiente, nutrición, aspectos socioeconómicos, etc). La altura de una persona es una variable que no se puede modificar, así como la edad y el sexo genético. Creo que este estudio aporta un dato más a tener en cuenta cuando tratamos una persona. En él encontramos datos de aumento de riesgo de infecciones de piel y hueso (osteomielitis) y de patología de los discos intervertebrales y de los nervios periféricos”.
Para el especialista, todas estas cuestiones son importantes, por ejemplo, explica, “a la hora de prevenir complicaciones en una cirugía o a la hora de prevención de problemas en la columna. Pero como la altura es una variable que no podemos modificar (podemos sugerir a un paciente que baje de peso antes de someterse a una cirugía, por ejemplo) lo único que podemos hacer desde el punto de vista Traumatológico y Ortopédico es tener en cuenta estos datos nuevos para extremar cuidados en aquellos pacientes que tengan una altura superior a la estándar de los libros de medicina”.
Spinassi cerró: “Por otro lado, hay que tener en cuenta que el mundo en que vivimos no está hecho para personas con una altura superior a 1,90 mts aproximadamente. A estas personas se le dificulta viajar en transporte público, conseguir una cama lo suficientemente larga, y muchas veces deben inclinar su cabeza o adoptar posturas inadecuadas para adaptarse al medio que los rodea o incluso a su propio hogar. Es, en estas personas, donde creo que la prevención de patología postural y de columna debería ser enfatizada para prevenir lesiones a futuro”.
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