Si se pudiera volver el tiempo atrás, al momento del inicio de la pandemia por COVID-19, a priori era de esperar que las personas que padecen asma integraran lo que dio en llamar “grupos de riesgo” para la enfermedad.
Sin embargo, el devenir de la crisis sanitaria global demostró lo contrario: pese a sufrir una patología pulmonar de base, estos pacientes no tienen más riesgo que alguien sin asma de desarrollar un cuadro grave en caso de contraer COVID-19.
Así lo demostraron ahora investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en los Estados Unidos, quienes revelaron las razones biológicas de cómo se produce la progresión de la infección por SARS-CoV-2 y por qué una determinada población de pacientes con asma es menos susceptible de padecer enfermedad grave.
La gran mayoría de las personas infectadas con la variante Ómicron del SARS-CoV-2 experimentan síntomas leves parecidos a los del resfriado, síntomas moderados parecidos a los de la gripe o ningún síntoma en absoluto, pero el virus es tan transmisible que aún se propaga profundamente en el tejido pulmonar para causar enfermedad grave e incluso muerte.
“Las enfermedades pulmonares mucoobstructivas generalmente se asocian con altos riesgos de gravedad de COVID-19; sin embargo, el asma alérgica mostró una susceptibilidad reducida”, plantearon los investigadores en su hipótesis de trabajo.
La investigación, publicada en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, ilustró la importancia de una conocida citoquina llamada interleucina-13 (IL-13) en la protección de las células contra la COVID-19, lo que ayuda a explicar el misterio de por qué las personas con asma alérgica se defienden mejor que la población general a pesar de padecer una enfermedad pulmonar crónica.
No puede decirse lo mismo de los individuos con otras enfermedades, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el enfisema, que tienen un riesgo muy alto de padecer COVID-19 grave.
Consultado al respecto por Infobae, el médico especialista en medicina interna, neumonólogo e investigador clínico Alexis Doreski (MN 141740) sostuvo que “se ha observado que los pacientes con asma tienen menos mortalidad y menos comorbilidades que el resto de la población”.
Y tras asegurar que “esto tiene un origen multifactorial”, el especialista destacó que “los pacientes con tratamiento estable con broncodilatadores y corticoides inhalados presentan menor tendencia a inflamarse, lo que lleva a malos desenlaces clínicos en neumonías por COVID-19 o de otro origen etiológico”.
“Sin embargo, aquellos pacientes con asma que se tratan con corticoides orales, tienen habitualmente menor control, y podrían tener un riesgo aumentado de hospitalización y muerte por COVID-19″, aclaró el neumonólogo.
Y agregó: “Los pacientes con asma bien controlado utilizan un tratamiento permanente y estable, no esporádico ni espasmódico. Sea por falta de constancia o por los problemas económicos de los que todos somos conscientes, hay miles de pacientes mal tratados o tratados insuficientemente, y es son estos pacientes quienes pueden tener un comportamiento diferente durante la infección y si pueden tener un mal desenlace de su enfermedad”.
Camille Ehre es la autora principal del trabajo, y explicó: “Sabíamos que tenía que haber una razón biomecánica por la que las personas con asma alérgica parecían estar más protegidas frente a la enfermedad grave. Nuestro equipo de investigación descubrió una serie de cambios celulares significativos, en particular debido a la IL-13, lo que nos lleva a concluir que la IL-13 desempeña un papel único en la defensa contra la infección por SARS-CoV-2 en ciertas poblaciones de pacientes”.
Aunque las citocinas como la IL-13 no pueden utilizarse como terapias porque desencadenan la inflamación, es importante comprender las vías moleculares naturales que utilizan las células para protegerse de la invasión de patógenos, ya que estos estudios tienen el potencial de revelar nuevas dianas terapéuticas.
Hay muchos factores de salud que aumentan el riesgo de que una persona sufra COVID-19 grave, incluidas las enfermedades pulmonares crónicas como la EPOC, pero a medida que avanzaba la pandemia, los epidemiólogos descubrieron que las personas con asma alérgica eran menos susceptibles de padecer la enfermedad grave.
“Se trata de pacientes con asma causada por alérgenos, como el moho, el polen y la caspa. Para averiguar por qué son menos susceptibles, investigamos mecanismos celulares específicos en cultivos primarios de células epiteliales de las vías respiratorias humanas”, apuntó Ehre.
Los investigadores sabían, por estudios epidemiológicos, que los pacientes con asma alérgica (que se sabe que producen en exceso de MUC5AC) eran menos susceptibles de padecer COVID-19 grave. Ehre y sus colegas también sabían que la citocina IL-13 aumentaba la secreción de MUC5AC en los pulmones cuando los pacientes asmáticos se enfrentaban a un alérgeno.
“Creemos que esta investigación demuestra aún más lo importante que es tratar la infección por SARS-CoV-2 lo antes posible. Y muestra lo importantes que son los mecanismos específicos en los que intervienen la ACE2 y la IL-13, ya que hacemos todo lo posible por proteger a los pacientes del desarrollo de infecciones graves”, concluyó Ehre.
En ese sentido, para el neumonólogo consultado, “siempre es buena idea el tratamiento con drogas antiinflamatorias en una enfermedad como la neumonía por COVID-19″, al tiempo que remarcó que “es importante identificar qué tipo de asma tienen los pacientes y tratarlo de manera continua, ininterrumpida y lograr el control sintomatológico que perdure en el tiempo”.
Doreski, quien está a cargo de la Dirección de Investigación de la Fundación Respirar, donde hace 22 años atienden de manera gratuita a pacientes con asma, hizo una salvedad sobre el impacto que estos hallazgos tienen a nivel local: “Aquellos pacientes con asma severo o que es mediado por unas proteínas llamadas interleucinas, que activan la cascada inflamatoria, deben recibir tratamientos de alto costo que en algunos casos pueden llegar a prevenir la inflamación exagerada por bloquear estas proteínas o sus receptores -puntualizó Doreski-. Este fenotipo de pacientes asmáticos está muy subdiagnosticado en nuestro país y es insuficientemente tratado. Por este motivo algunas veces el conocimiento reproducible y generalizable internacionalmente tiene otros resultados en Argentina”.
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