“Cuando hay síntomas, en realidad son señales de alarma”, advierten los expertos al señalar la importancia de realizar estudios preventivos para detectar el cáncer de colon. Con dos simples análisis se puede evitar el desarrollo de esta enfermedad que la segunda de mayor incidencia en la Argentina. Asimismo, advirtieron que 7 de cada 10 argentinos -de entre 50 y 75 años- no se realizaron ningún tipo de estudios para detectar esta patología. Con lo cual, las chances de un mal pronóstico se podrían potenciar.
Según explicó el doctor Fabio Nachman, Jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Fundación Favaloro y ex Presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, “los estudios demuestran que si se detecta a tiempo, 9 de cada 10 personas se podrían curar. En aquellos casos en los que se detecte tardíamente, el escenario es mucho más complejo. Pero hoy hay disponibles alternativas terapéuticas efectivas que contribuyen a mejorar la calidad de vida y el pronóstico de la enfermedad”.
En ese sentido, pese a que esta enfermedad es prevenible, el cáncer de colon mata a 20 personas por día en la Argentina. Mientras que se diagnostican 15.700 nuevos casos anualmente, aunque durante la pandemia cayeron los controles y la detección de esta enfermedad. “Si bien todavía no contamos con datos oficiales –aclaró el especialista-, en nuestros consultorios pudimos observar que los pacientes llegaban a la consulta con estadios más avanzados de los tumores, producto de la falta de controles durante la Pandemia. Esto es preocupante. Por eso no nos cansamos de insistir en la necesidad de acudir al médico y realizar los estudios que éste indique”.
Del pólipo al cáncer: cuando la detección a tiempo es la clave
Todos los expertos advierten que desde que se forma la primera lesión, denominada pólipo, hasta que se desarrolla el cáncer hay una distancia de entre 5 y 15 años. Esa es la ventana que permitiría frenar el avance de la patología. “Las células de nuestro intestino cambian cada dos o tres días, con lo cual se reproducen casi constantemente y su ADN se duplica a la misma velocidad. Cuando esto pasa puede haber errores o incorreciones y a eso le llamamos mutaciones”, explicó en diálogo con Infobae el doctor Leandro Steinberg (MN 132.352), gastroenterólogo y endoscopista en Fundación Favaloro.
En ese sentido, aseguró que con este comportamiento es esperable que haya mutaciones que se acumulen a lo largo de la vida de una persona, siendo que algunas puede aparecer por azar y otras por elementos que son carcinógenos. Es decir, sustancias a las que se está expuesto que favorecen que se aceleren esas mutaciones. “Esto hace que el cáncer de colon tenga una incidencia tan alta y explica por qué a partir de los 50 años todas las personas tienen que comenzar con los estudios de prevención”, aseguró el además creador (junto al doctor Lisandro Pereyra) de Chequeatucolon, una plataforma online y gratuita creada que contiene dos calculadoras inteligentes que permitirán incidir en distintos niveles de la prevención del cáncer de colon.
Según Steinberg, estas mutaciones se van acumulando a lo largo del tiempo hasta alguna inicia el pólipo, la lesión inicial que luego se convertirá en cáncer de colon, si no es extirpado. Por lo cual, ambos profesionales de la Fundación Favaloro destacaron la importancia de realizar estudios preventivos. “Es uno de los pocos cánceres que nos permite poder acceder y casi ver su oncogénesis (origen). De forma que si hacemos el estudio en el momento adecuado, lo prevenimos en más del 90% de los casos porque cuando hay síntomas es más probable diagnosticar un cáncer avanzado y ya la sobrevida va a ser muy baja”, dijo.
Cuáles son los estudios que se deben realizar
“Todos los mayores de 50 años deben visitar al especialista y realizarse análisis como colonoscopia o el test de sangre en materia fecal con la periodicidad que su médico lo indique. Si bien el cáncer colorrectal es de desarrollo lento, cuanto antes se diagnostique mejores serán sus posibilidades de tratamiento”, afirmó Nachman.
Asimismo, Steinberg explicó, en profundidad, cuáles son los estudios que se deben realizar:
- Sangre oculta en materia fecal: es un estudio de laboratorio que tiene la “capacidad y la potencia de detectar sangrado microscópico que se relaciona con los pólipos”, los cuales muchas veces sangran. Los pros de este estudio: “Es barato, no es invasivo y es muy bueno para detectar el cáncer, porque es más para detectar la enfermedad”.
- Colonoscopía: es un estudio en el que se ingresa con una sonda, que tiene una cámara con una luz en una punta y permite recorrer la mucosa del colon. Busca, especialmente, pólipos. “Debe ser de calidad, completo (hasta el ciego) y el paciente tiene que tener una buena preparación. Este estudio es el denominado ‘patrón de oro’ para diagnosticar el cáncer y también para encontrar la lesión precursora”.
Grupos de riesgo
El cáncer de color es una enfermedad que puede prevenirse. Por lo cual los expertos señalan la importancia de realizar estudios periódicos, ya que existen factores de riesgo que van más allá de los aspectos genéticos. “La alimentación es un factor clave en la aparición de este tipo de cáncer, especialmente por el alto consumo carnes y el bajo consumo de frutas y verduras. A esto se suma el sedentarismo, la obesidad y la diabetes. Por eso es necesario generar cambios en la dieta diaria que incluyan la ingesta de más frutas, vegetales y alimentos ricos en fibra como cereales integrales, en lugar de alimentos procesados y la llamada ‘comida chatarra’”, señaló Nachman.
Mientras que Steinberg detalló: “Hay un grupo de riesgo bajo o estándar que constituye aproximadamente el 75% de las personas que deben iniciar con los estudios a los 50 años. Otros, de riesgo moderado, son los que tienen antecedentes familiares de primer grado (hermano, papá, mamá). Si el antecedente de ese familiar es antes de los 60 años, debe iniciar con los estudios 10 años antes del desarrollo de la enfermedad en ese pariente. Es decir, que si lo desarrolló a los 50, su familiar debe iniciar a los 40″.
Por último, hay un “5%, que sería el grupo de riesgo alto, que son personas con síndromes genéticos familiares, como son Poliposis Adenomatosa Familiar (PAF) y el Síndrome de Lynch (SL), los que tienen la enfermedades que afectan el tracto digestivo”, agregó el autor de Chequeatucolon y concluyó: “Uno de cada cuatro hombres tiene pólipos y uno de cada cinco mujeres tiene pólipos, o sea que esto que puede ocurrir en cualquiera de estas personas que son un grupo de un riesgo moderado ocurre de forma más temprana y por eso tendremos que arrancar en ellos a pesquisar de forma más temprana”.
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