El consumo de alcohol desde temprana edad y una alimentación poco saludable son dos de los principales factores que predisponen al desarrollo de cáncer de colon en los adultos jóvenes, advirtieron los expertos. En la actualidad se ha registrado un aumento de esta patología, la segunda de mayor incidencia en la Argentina, en este grupo etario. En 2020 se diagnosticaron más 15 mil nuevos casos y se notificaron unas 7 mil muertes por esta enfermedad. En el Día Mundial Contra el Cáncer de Colon: señales de alarma, consejos y la importancia de la prevención
“Han cambiado los hábitos de alimentación en los últimos 20 o 30 años y hoy se está estudiando el impacto de los alimentos industrializados en el organismo y en el desarrollo del CCR. Es muy difícil entablar una relación causal, de forma directa, ya que son muchos los factores que intervienen. Es evidente que hay un aumento de casos en pacientes jóvenes, incluso en aquellos que no tienen antecedentes genéticos”, afirmó el doctor Oscar Laudanno (M.N. 78707), Jefe del Departamento de Gastroenterología del Instituto de Investigaciones Médicas “Dr. Alfredo Lanari” y Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE).
Estos datos se condicen con recientes estudios que se realizaron en animales, los cuales detectaron que consumir bebidas con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), como algunas gaseosas, refrescos colas o jugos, predispone al organismo al desarrollo de lesiones oncológicas más grandes y más agresivas. “La ingesta de productos que no son saludables modifica la microbiota intestinal (MI) y hay cierto tipo de bacterias que le dan una impronta más agresiva al cáncer de colon”, señaló Laudanno. Al tiempo que indicó que la ingesta de alcohol se suma como un factor de impacto para el desarrollo de esta patología.
“Los jóvenes consumen cada vez más alcohol que, al metabolizarlo, produce acetaldehído, un producto químico tóxico que sería un carcinógeno humano sobre todo el tubo digestivo, particularmente sobre el intestino”, describió Laudanno. En ese sentido, la doctora Andrea González (M.N.1080), Jefa del Departamento de Alimentación del Hospital de Gastroenterología “Dr. Carlos B. Udaondo” y responsable del comité de nutrición de SAGE, señaló la importancia de la alimentación en la prevención de esta enfermedad. “Tenemos que hablar de un perfil de alimentación saludable, tener una mirada amplia y comprender que, además, tiene que estar enmarcada en un estilo de vida saludable, donde el ejercicio físico y la ausencia de estrés son claves”.
Cáncer colorrectal (CCR): cuáles son los factores de riesgo
Además de una dieta poco saludable y la ingesta de alcohol desde temprana edad, existen otros factores de riesgo:
- Baja actividad física.
- Sobrepeso u obesidad
- Consumo excesivo de carnes rojas procesadas.
- Consumo excesivo de grasas de mala calidad.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Alimentación con bajo contenido de fibra dietética funcional.
“Cada vez hay más pruebas de la interacción entre la dieta y la microbiota intestinal en la carcinogénesis del CCR. Hoy podemos decir que ‛somos lo que nuestra microbiota come’. Si le hacemos llegar sustratos favorables tendremos metabolitos anti-inflamatorios y de esta manera podremos modularla a nuestro favor”, destacó González.
La importancia de la prevención y la detección
Los expertos advierten que cuando el cáncer de colon es detectado a tiempo las posibilidades de curación ascienden al 90%, siendo que si bien se da con más frecuencia en mujeres y varones mayores de 60 años, se registró un aumento de casos en adultos jóvenes. En ese sentido, la Sociedad Americana Contra El Cáncer recomendó que aquellas personas con riesgo promedio (sin antecedentes familiares, no tienen enfermedad inflamatoria intestinal, ni síndrome de cáncer colorrectal hereditario confirmado o sospechado) realicen una consulta médica periódica e inicien las pruebas de detección de rutina desde los 45 años.
Asimismo, advirtieron que los síntomas, en realidad, pueden ser considerados como señales de alarma, ya que al aparecer significa un estadio avanzado de la enfermedad y la posibilidad de curación disminuye al 60%.
Los síntomas o señales de alarma son: cambio en la frecuencia evacuatoria, sangrado al defecar, dolores abdominales o rectales frecuentes, anemia o pérdida de peso.
“En la Argentina, la indicación para pacientes sin antecedentes es a partir de los 50 años. No obstante, en pacientes con antecedentes de la enfermedad en parientes de primer grado, hay que estudiarse a partir de los 40 años o 10 años antes de la edad del familiar al momento del desarrollo de la enfermedad. Lo que ocurra primero. Por ejemplo, si alguno de mis padres desarrolló la enfermedad a los 55 años, yo me tengo que comenzar a estudiar partir de los 40. Pero si mi hermano desarrolló cáncer de colon a los 45 años, yo tengo que comenzar a estudiarme a los 35″, explicó la doctora Betiana Pucci (M.N. 133540), médica del Departamento de Gastroenterología del Instituto de Investigaciones Médicas “Dr. Alfredo Lanari” y miembro de la Comisión Directiva de la SAGE.
Laudanno señaló, además, que “en Occidente, en general, la mayoría de los cánceres de colon nacen de un pólipo en el intestino que tiene unas características particulares y que se llama adenoma. Entre que nace el pólipo y se produce el cáncer pasan de 10 a 15 años; y en pacientes que nunca se hicieron estudios se suele detectar a partir de los 65-75 años. Por eso decimos que la enfermedad es prevenible y la recomendación general es comenzar a realizarse estudios a partir de los 50 años”.
8 claves para prevenir el cáncer de colon:
- Consumir una dieta rica en fibras, especialmente vegetales y frutas.
- Disminuir el consumo de carnes rojas y grasas de origen animal.
- Ingerir productos ricos en calcio (lácteos).
- Realizar ejercicio físico regularmente y evitar el sobrepeso.
- Disminuir el consumo de bebidas alcohólicas y evitar el tabaco[v].”
- Limitar el consumo de bebidas azucaradas, en particular aquellas con JMAF.
- Limitar el consumo de comidas procesadas.
- Revalorizar el consumo de alimentos fermentados seguros y probióticos estudiados.
“Tanto la calidad como la cantidad son fundamentales. El equilibrio es salud, en todo sentido. Es clave entender que no se trata solo del alimento sino también del modo en que fue cocido, en cómo se consume, porque el estrés juega un rol determinante. Es un interjuego entre todos estos factores. Nunca es tarde para cambiar nuestro estilo de vida porque nuestra microbiota es resistente a los factores adversos y es resiliente porque tiene capacidad de recuperarse”, completó González.
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