Investigadores de la Universidad de Michigan analizaron dos décadas de datos de encuestas de miles de adolescentes, rastreando las tasas de éxito para dejar de fumar a lo largo del tiempo, para descubrir que la proporción de adolescentes que no lograron dejar el hábito aumentó en 2020, contrarrestando la tendencia a la baja observada desde fines de la década de 1990. Un análisis separado que profundizó en los intentos de dejar de vapear reveló que las tasas de fracaso eran el doble, en comparación con las de los cigarrillos tradicionales.
Aun así, los expertos han arrojado agua fría sobre el estudio “defectuoso”, diciendo que otra evidencia más sólida muestra que los dispositivos son útiles. Los organismos de control del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) pronto podrían aprobar los cigarrillos electrónicos como una herramienta para dejar de fumar, lo que permitiría a los médicos recetar los dispositivos a los fumadores. Los intentos fallidos de dejar de fumar por parte de los fumadores se consideran importantes en los estudios de adicción a la nicotina porque “indican una pérdida de autonomía”.
Los académicos compararon los datos de la encuesta sobre los hábitos de fumar de 800.000 escolares estadounidenses recopilados entre 1997 y 2020, y registraron si los adolescentes habían fumado alguna vez, si alguna vez habían intentado dejar de fumar y si habían tenido éxito en sus intentos de dejar de fumar.
Si bien las tasas de éxito para dejar de fumar han mejorado casi año tras año en la última década, en 2020 se revirtió la tendencia. Las tasas de falla aumentaron al 2,2% en 2020, frente al 1,3% del año anterior. Al analizar las tasas solo para cigarrillos electrónicos, los investigadores afirmaron que el 4,1% de los intentos no tuvieron éxito. Esto fue más bajo que las tasas exitosas de abandono de los cigarrillos tradicionales en todos los años de la encuesta desde 2006.
Para el autor principal de la investigación, el doctor Richard Miech, los hallazgos son importantes, considerando el crecimiento de la popularidad del vapeo. “La contribución de los cigarrillos electrónicos a los intentos fallidos de dejar la nicotina entre los adolescentes es sustancial”. Sin embargo, el especialista agregó que los resultados, publicados en la revista médica JAMA, “merecen la consideración a medida que Estados Unidos formula políticas para regular los cigarrillos electrónicos”.
Inglaterra se convertirá en la primera nación del mundo en prescribir vapeo en un intento por alejar a las personas del tabaquismo habitual, según los controvertidos planes establecidos por el secretario de Salud, Sajid Javid. Pero el jurado aún está deliberando sobre si son útiles como ayuda para dejar de fumar, y algunos estudios sugieren que no son mejores que dejar de fumar.
A principios de este mes, un estudio del University College London descubrió que el vapeo no es una puerta de entrada al uso regular de cigarrillos para la mayoría de los adolescentes y adultos jóvenes. Miech aceptó que el hecho de disponer de un año de datos sobre el consumo de vapeo y de depender de los adolescentes que declaran sus hábitos de consumo de tabaco puede haber sesgado las conclusiones.
Expertos independientes del Reino Unido han afirmado que el estudio tiene una serie de defectos que hacen dudar de sus conclusiones. El profesor Lion Shahab, experto en psicología de la salud del University College de Londres, fue uno de ellos. “Desgraciadamente, este estudio tiene graves defectos y nos dice muy poco”, remarcó, y añadió: “Comparar los intentos históricos de dejar el tabaco en años anteriores con los intentos de dejar el vapeo sólo en 2020 era una comparación de ‘manzanas con peras’”.
El profesor Shahab también dijo que los autores no habían tenido en cuenta la alteración de los datos de 2020 que podría deberse a la pandemia de COVID-19. Y sostuvo que la implicación del artículo, que los cigarrillos electrónicos no ayudan a reducir las tasas de tabaquismo, no estaba respaldada por otros estudios. “Los cigarrillos electrónicos tienen un claro papel que desempeñar como parte de una estrategia integral para dejar de fumar y lograr un objetivo libre de humo”, afirmó.
Mientras tanto, según el profesor John Britton, epidemiólogo de la Universidad de Nottingham, el aumento del número de personas que no consiguen dejar de fumar puede ser en realidad positivo. “Puede reflejar simplemente un aumento de la proporción que lo intenta, lo cual es positivo”, subrayó.
Muchos consideran que la fuerte disminución de la tasa general de tabaquismo en los Estados Unidos es uno de los mayores logros de salud pública del siglo pasado. Entre los jóvenes, el porcentaje de estudiantes de secundaria que informaron haber fumado cigarrillos al menos una vez 30 días antes de ser encuestados se redujo del 36% en 1997 al 6% en 2019, según datos de la Encuesta Nacional de Conducta de Riesgo Juvenil de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus silgas en inglés). “Desafortunadamente, estamos viendo que con los cigarrillos electrónicos, más niños tienen problemas con la nicotina. Con los cigarrillos electrónicos hemos retrocedido sustancialmente”, concluyó Miech.
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