La ola por la explosiva variante Ómicron del coronavirus sigue bajando en la Argentina: los casos de personas con diagnóstico confirmado de COVID-19 se han reducido el 67% durante las últimas dos semanas. Pero el descenso se produce con diferentes ritmos. Entre las 24 jurisdicciones que conforman el país, hay 23 que están registrando un descenso en los casos confirmados de COVID-19. Pero una sola, la provincia de La Rioja, aún registró un aumento del 11% y tiene su explicación.
Entre las jurisdicciones que van reportando reducción de casos de COVID-19, ya se observan diferentes velocidades en las bajadas de las curvas. A nivel nacional, la ola por la variante de preocupación Ómicron, que había sido detectada en noviembre en África, fue la que produjo el crecimiento de casos más pronunciado desde el inicio oficial de la pandemia en la Argentina en marzo de 2020.
En tan solo 4 semanas, los casos confirmados de COVID-19 aumentaron un 836% en el país. Fue entre el 21 de diciembre y el 11 de enero pasado, cuando se llegó a un valor máximo de 114.018 casos confirmados diarios como promedio semanal.
En esas semanas, como también pasó en otros países del hemisferio Norte, los centros de testeos en grandes ciudades se desbordaron, y las autoridades sanitarias cambiaron los criterios para diagnosticar la infección (se tuvo más en cuenta el nexo epidemiológico de cada persona con otro caso confirmado con el coronavirus) y las pautas de aislamiento de los contactos estrechos (para reducir el ausentismo laboral), y se habilitó la venta de los autotesteos en farmacias.
En cambio, durante las últimas cinco semanas los casos de personas con COVID-19 están en reducción. Desde la segunda quincena de enero hasta esta semana, los casos bajaron el 89%. Pero nadie debería suponer que la pandemia ya terminó en la Argentina porque la circulación comunitaria del coronavirus aún sigue siendo sostenida.
En enero las 24 jurisdicciones del país estaban en riesgo epidemiológico alto por la incidencia de casos reportados. En cambio, esta semana ya hay 2 provincias (Salta y Santiago del Estero) que están en riesgo bajo.
“Hubo un descenso abrupto de la tercera ola en Salta. Consideramos que se debe al comportamiento epidemiológico de la variante Ómicron como sucedió en todo el país, con una rápida afectación de muchas personas en poco tiempo. No se detectan otros factores que influyan en ese descenso brusco, cómo por ejemplo podrían ser las restricciones en otras olas”, dijo hoy a Infobae Analía Acevedo, directora general de la coordinación de epidemiología de la provincia de Salta.
Otras 10 provincias se encuentran en riesgo medio, y aún 12 jurisdicciones están en nivel alto por la cantidad de casos que reportan aunque estén en descenso: ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Tierra del Fuego, La Pampa, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Misiones, Tucumán, Catamarca, y La Rioja.
Con provincia de La Rioja se da una situación particular. Es la única provincia que reportó un aumento de casos durante las últimas semanas según el sistema de datos abiertos del Ministerio de Salud. Si se miran los reportes de casos de COVID-19 durante la ola por Ómicron por la fecha de subida de carga de datos en el sistema, la curva fue diferente al resto del país.
En la primera semana de diciembre se registraron 260 casos semanales en esa provincia y desde entonces están en subida según la fecha de carga de datos. Para el 15 de febrero, se reportaron 445 casos semanales, según el análisis de datos del doctor en física Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR).
Sin embargo, si se analizan los casos por la fecha de inicio de los síntomas en cada persona afectada, la curva empezó a crecer el 30 de diciembre hasta un pico de 1150 casos semanales para la mitad de enero y siguió luego en descenso actual de menos de 50 casos semanales. “Al igual que el resto del país, estaría también con la ola de Ómicron en retroceso en La Rioja pero aún hay demora en la carga de datos al sistema nacional”, comentó Aliaga a Infobae.
Desde fines del año pasado, la Argentina tiene una movilidad interna entre ciudades y dentro de ellas similar a la época anterior a la pandemia en 2019 y sin restricciones en las fronteras, y los casos de COVID-19 están en baja desde la segunda quincena de enero. Aún no es un momento para relajarse con los cuidados de prevención, incluyendo la vacunación, el distanciamiento, el uso del barbijo y la ventilación cruzada y permanente en lugares cerrados. Ya más del 79% de la población general tiene el esquema primario de dos dosis y más del 35% accedió a una tercera dosis como adicional o como refuerzo.
La ciudad de Buenos Aires, la capital de la Argentina, fue una de las primeras que empezó a ser golpeada por Ómicron en diciembre, junto con Córdoba, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego, que recibieron viajeros del exterior que habían adquirido la infección por Ómicron en el extranjero. Durante las últimas dos semanas hubo una reducción del 73% de los casos confirmados en la ciudad de Buenos Aires (CABA).
De acuerdo con Gabriel Battistella, médico de familia y subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria del Ministerio de Salud porteño, comentó hoy a Infobae: “La curva de casos de COVID-19 está bajando abruptamente en ciudad de Buenos Aires en una situación como la que se dio en diciembre en Sudáfrica”. Allí, en la semana del 18 de enero se notificaron 14.564 casos de COVID-19 como promedio semanal según fecha de carga de datos, y han llegado a 1.136 casos semanales en la semana del 15 de febrero.
Para los próximos meses, Battistella insistió con las medidas de prevención: “Con el otoño, puede haber personas susceptibles a contagiarse el coronavirus. Podrían volver a aumentar los casos, aunque ese crecimiento no tendría un impacto alto en cuanto a hospitalizaciones y muertes”. CABA es la jurisdicción donde se registraron los primeros casos reportados de COVID-19 en el país y es la que tienen la mayor cantidad de casos acumulados cada 100.000 habitantes (32.268).
En tanto, en la provincia de Buenos Aires, también los casos confirmados siguen en bajada pero en valores altos. Durante las últimas dos semanas, los casos se redujeron en un 67% en todo el territorio bonaerense, incluyendo el Conurbano.
“No hay motivos para creer que la curva de casos de COVID-19 no siga bajando en la provincia. Quizá lo hará más lento, pero bajando al fin. Por lo menos hasta la temporada invernal o hasta haber algún cambio en el perfil de los virus que están en circulación”, dijo a Infobae hoy Enio García, jefe de asesores del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. “Vamos a ver si este descenso se mantiene ahora con el regreso a las clases escolares y la mayor circulación de personas que se está observando”, agregó García.
Mientras baja la curva de casos de COVID-19, se reducen también las hospitalizaciones y los fallecimientos en todo el país. Durante la ola por Ómicron, el máximo de internaciones en terapia intensiva se produjo en la segunda quincena de enero. Para el 25 de enero, se reportaron 2.846 pacientes internados por día como promedio semanal, pero se redujeron en más del 40% desde entonces. Es decir, la ocupación de camas en terapia intensiva volvió a estar en los niveles que había en la segunda quincena de septiembre del año pasado cuando empezaba a predominar la variante Delta del coronavirus.
Aunque ha sido la variante más transmisible, Ómicron no impactó igual en cuanto a hospitalizaciones y muertes en comparación con la primera ola de la pandemia durante 2020 y la ola por la variante Gamma entre marzo y agosto del año pasado. La gran diferencia se debe según dijo a Infobae la doctora Leda Guzzi, miembro de la comisión de comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) a que la cobertura de la vacunación en la país ya superaba el 65% con el esquema completo en el mes de diciembre pasado. La protección de las vacunas contribuyó a que las personas inmunizadas no desarrollaran casos graves ni murieran.
También -añadió Guzzi- la infección variante Ómicron tiene un 25% menos de probabilidad de hospitalización y muerte. En los países que habían tenido olas por la variante Delta, se observó más claramente el beneficio de la vacunación porque hubo menos internación y fallecimientos que las olas anteriores.
La mayoría de los fallecimientos durante la ola por Ómicron ocurrieron en personas que aún no se habían vacunado parcial o completamente o en personas con comorbilidades previas. El pico de fallecimientos por la variante Ómicron se dio con 261 muertes diarias (por fecha de carga de datos) como promedio semanal en la semana del 25 de enero. Desde entonces, las muertes disminuyeron más del 40% para la segunda quincena de febrero con menos de 158 fallecimientos diarios como promedio semanal.
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