Las noticia invadió la agenda desde la mañana: Gustavo Martínez, quien fuera pareja de Ricardo Fort, tomó la decisión de arrojarse al vacío desde el piso 21 del departamento donde vivía en el barrio de Belgrano.
El tutor legal de los hijos del empresario fallecido en 2013, murió este miércoles, cerca de las 4.15. La crónica policial indica que un llamado al 911 del personal de seguridad privada que custodia la cuadra, advirtió a la policía la presencia de un hombre que había caído desde el piso 21 de un edificio ubicado sobre la calle Sucre al 1900.
El personal trainer era el tutor legal de los hijos de Ricardo Fort, quienes cumplirán 18 años el próximo 25 de febrero. Fuentes de la investigación adelantaron que Felipe Fort en su primera declaración dijo que Martínez se encontraba deprimido porque la próxima semana él y su hermana cumplirían la mayoría de edad. Y que, en ese contexto, había amenazado con arrojarse desde el balcón del domicilio, ubicado en una torre de la calle Sucre al 1900.
Cuando el personal policial ingresó al departamento, constató que había sido cortada la red protectora de un balcón que da al frente y es lindante con la habitación del personal trainer. En tanto, no se observaron signos de violencia ni desorden. En diálogo con Teleshow, Guillermo Peyrano, quien fuera amigo de Ricardo Fort, aseguró que Gustavo Martínez, de 62 años, “era una persona muy depresiva”.
“Estoy tratando de entender. No puedo canalizar la información que tengo para encontrarle raciocinio a una situación así -continuó Peyrano-. Se me ocurre que tenía la sensación de que quedaba totalmente desvinculado y desamparado al cumplir 18 años los mellizos. No sé por qué pensaría eso, si tenía el amor de ellos”, agregó sobre el hombre que tenía 62 años.
El caso de Gustavo Martínez, toco de cerca dos enfermedades que tiene una relación, donde muchas veces puede pasar que aparezca primero una, y luego la otra. Depresión y Alzheimer, una combinación que pude ser muy peligrosa y en muy poco tiempo, afectar la salud íntegra de una persona. Ahora bien, ¿alguna de ellas viene primero que la otra necesariamente?, ¿ambas se retroalimentan?
“Los síntomas de depresión y ansiedad con frecuencia son los primeros malestares que preceden a la instalación franca de la Enfermedad de Alzheimer”, dice a Infobae Marcelo Cetkovich, psiquiatra y director médico de INECO. “Algunas personas manifiestan éstos síntomas antes de manifestar las típicas quejas cognitivas. Por otro lado, durante la enfermedad ya diagnosticada, no es raro que se presenten síntomas de depresión”, agregó el especialista.
“Creemos que la depresión es un pródromo, es decir, un síntoma más que antecede al inicio de la enfermedad. No existe ninguna evidencia científica que indique que una depresión profunda puede producir Alzheimer”, sostuvo Cetkovich.
Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría de APA, sostiene que la enfermedad depresiva de las personas mayores, “muchas veces van acompañados de trastornos de la memoria, esto son propios del cuadro depresivo”. Y sigue diciendo a Infobae: “Incluso se ha llegado a llamar seudo demencia a los tastarnos de memoria producidos por la depresión, y que se corrigen con fármacos anti depresivos y terapia. Pero también el trastorno de Alzheimer va muchas veces acompañado de depresión por dos factores. Uno porque a veces se produce en gente mayor, y ya hay una disminución de neuro trasmisores, por lesiones neurológicas por disminución de las neuronas, que acompañan al Alzheimer sin que tengan ninguna relación con él”.
El doctor Andrés Rascovsky ex presidente de APA, sostuvo con respecto al caso: “Debemos considerar que la dolorosa posible separación de Gustavo con los hijos de Fort es una situación actual desencadenante, en una organización psíquica depresiva, la vivencia de desamparo y el deseo de autodestrucción proviene de situaciones traumáticas y de heridas de la primera infancia y pérdidas y duelos de diferentes momentos de su desarrollo. Son series que se complementan para una pérdida del deseo de vivir, a veces asentado en la pérdida de autoestima, en la ausencia del sentido de la existencia, u otras en un intenso sentimiento de Culpa”.
Cómo actuar
“El manejo de los síntomas ansiosos y de depresión durante la enfermedad de Alzheimer requieren un abordaje integral por parte del neuropsiquiatra y el equipo interdsiciplinario. Por las características de la enfermedad y la edad, las respuestas a los medicamentos pueden ser diferentes a las de una persona joven o adulta y deben manejarse con mucha cautela. Por ejemplo, los ansiolíticos comúnmente utlizados por la gente, no son recomendados en las personas que padecen alzheimer”, dice Cetkovich de Ineco.
Campos Cervera, en la misma línea, hace hincapié en que es necesario hacer un diagnóstico diferencial bueno. “Normalmente se aplican escalas para distinguir el estado depresivo, se hacen valoraciones neurocognitivas para ver el estado de cognición de la persona y tratar de discriminar cuadros que se solapan entre sí. Una forma también bastante novedosa es hacer un PET, con radioisótopos marcadores que van a mostrar si hay lesiones que corresponden verdaderamente a un cuadro de alzhaimer”.
El especialista concluye: “Una persona está en su etapa incipiente de su Alzheimer y recibe un diagnóstico, obviamente que, dada la carga significativa que tiene la palabra Alzheimer hoy en día, eso va a a traer una una depresión reactiva y un trastorno de ansiedad reactivo. Por eso hay que tener mucho cuidado en el manejo del diagnóstico con estos pacientes y tratar de acompañarlos en su evolución y en el cuadro. Tanto un estado depresivo o ansioso va hacer que el cuadro se presente peor que lo que sería sin esta comorbilidad”.
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