La ola por Ómicron afectó a una mayor cantidad de niñas, niños y adolescentes que las anteriores variantes del coronavirus en la Argentina. El mayor pico de casos confirmados de COVID-19 en niños y adolescentes hasta los 17 años se registró en la primera semana de enero de este año: se notificaron 50.457 casos. Antes, con la variante Gamma -que fue predominante entre marzo y agosto del año pasado, solo se había llegado a un pico de 19.109 casos semanales en la niñez y la adolescencia.
Los datos pertenecen al último reporte sobre la situación de la niñez y la adolescencia del Ministerio de Salud de la Nación con respecto a la enfermedad COVID-19. Si se tiene en cuenta el inicio de la pandemia en marzo de 2020 en la Argentina hasta el 5 de febrero pasado, hubo un total de 8.586.783 casos confirmados con la infección en la población general.
El 8,5% del total de los casos confirmados en el país (desde el inicio de la pandemia) corresponden a menores de 18 años. El promedio de edad fue 13 años. Y dentro del grupo de los menores de 18 años, el 3,4 de los que tuvieron la infección fueron bebés con menos de un año (23.278 casos).
Durante el primer año de la pandemia, el pico de casos en niños y adolescentes se había registrado con 5.967 casos en la semana del 11 de octubre de 2020. En ese momento, aún circulaban en el país diversos linajes del coronavirus que emergió en China, pero no se habían detectado las variantes de preocupación. El año pasado, se produjo otro pico de casos en niños y adolescentes: ocurrió en la semana del 16 de mayo con los 19.109 casos.
Pero con el ingreso de la variante Ómicron a través de múltiples viajeros y su circulación comunitaria por el territorio argentino, la explosión de casos fue contundente. En la primera semana de enero pasado, los adolescentes de 12 a 17 años fueron los que más tuvieron el COVID-19 dentro del grupo de menores de 18 años, con más de 25.000 casos. El segundo subgrupo más afectado fueron niñas y niños de 6 a 12 años: más de 20.000 casos durante la segunda semana de enero.
En cuanto a la proporción de casos según las edades, el reporte de la cartera de Salud mostró un cambio. En la semana del 10 de octubre del año pasado, la proporción de menores de 18 años con el diagnóstico de COVID-19 alcanzó el 20% con respecto al total de casos. Pero luego fue disminuyendo hasta llegar al 6% en la primera semana de febrero de este mes.
“La vacunación en adolescentes con factores de riesgo empezó en agosto del año pasado, y luego se sumó al resto de los adolescentes. En octubre se empezó con la vacunación en niñas y niños de 3 a 11 años. Sin dudas, la vacunación ha tenido un buen impacto y permitió que la proporción de casos de menores de 18 años fuera bajando durante los últimos meses, a pesar de la ola explosiva por la variante Ómicron”, dijo a Infobae Gabriela Tapponnier, médica pediatra e infectóloga y secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“Las niñas, los niños y los adolescentes se contagian el coronavirus y pueden contagiar tanto como los adultos. Durante los últimos meses, con la ola de Ómicron se observaron más casos de chicos que se contagiaban al ir a la colonia de vacaciones”, comentó a Infobae Analía De Cristófano, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y jefa de infectología pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires.
En base al análisis de datos del doctor en física Jorge Aliaga que sigue los datos abiertos del Ministerio de Salud de la Nación, se puede saber que el 89% de los adolescentes ya tiene la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19. En los menores de 12 años, el 56% también tiene la primera dosis (solo está autorizada a partir de los 3 años). En la mayoría de los adolescentes se aplicaron las vacunas de ARN mensajero desarrolladas por Pfizer y BioNTech y la de Moderna de los Estados Unidos. En la mayoría de los menores de 12 se aplicó la vacuna de Sinopharm desarrollada en China.
Desde la última semana de enero y la primera de febrero, la ola de casos de COVID-19 en las infancias está yendo en descenso. Se registró un descenso de los casos de COVID-19 en comparación con las dos primeras semanas de enero. Los grupos que más bajaron son los de 13 a 17 años (los casos se redujeron un 40%) y los de 6 a 12 años (27,1%).
Algunos niños y adolescentes con la infección por el coronavirus desarrollan un cuadro que se llama síndrome inflamatorio multisistémico (SIM). Puede producir una inflamación del corazón, los pulmones, los riñones y hasta los ojos de los chicos. En la Argentina, hasta el 7 de febrero pasado se habían reportado 224 casos de COVID-19 con el síndrome inflamatorio multisistémico. El 62% de los casos con el coronavirus y el síndrome se produjeron durante 2020. Uno de los chicos murió.
“Tras el comienzo de la vacunación en adolescentes y niños en el país, no hemos se han producido casos de chicos con el síndrome inflamatorio multisistémico. La mayoría de los casos graves de COVID-19 que se han producido durante la ola por Ómicron han sido chicos que no estaban vacunados”, aclaró a Infobae Facundo Jorro Barón, prosecretario del comité de emergencias y cuidados críticos de la Sociedad Argentina de Pediatría y médico de terapia intensiva del Hospital de Niños Pedro Elizalde en la ciudad de Buenos Aires.
Si bien la mayoría de los niños y los adolescentes desarrollan casos leves y moderados, se registraron también casos graves y muertes principalmente en personas que tenían factores de riesgo. La tasa de letalidad es 0,04% en menores. En cambio, para la población general la letalidad es 1,4%.
Desde el inicio de la pandemia, se notificaron 310 muertes de niños y adolescentes por COVID-19. El promedio de edad de los fallecidos es 7 años. Al producirse más casos de COVID-19 por la circulación de la variante Ómicron, también hubo más muertes. El mayor pico de fallecimientos en menores desde el inicio de la pandemia ocurrió en la tercera semana de enero: se han registrado 24 muertes de menores en esa semana.
El 38% de los fallecimientos en menores por COVID-19 durante toda la pandemia se produjeron en menores de 2 años. El 33,5% ocurrió en adolescentes de 13 a 17 años. El 21% eran niños de 6 a 12 años.
La ola por Ómicron está en retroceso en la Argentina: durante las últimas dos semanas los casos confirmados de COVID-19 (incluyendo tanto adultos como menores) se redujeron en un 65%. ¿Podrían volver a subir los casos si se tiene en cuenta que las clases escolares presenciales vuelven a realizarse en marzo? Según la médica infectóloga De Cristófano, “por la cantidad de personas que tuvieron el COVID-19 recientemente -hubo muchos chicos se contagiaron- y por la vacunación es probable que tengamos algunos meses de tranquilidad”. La especialista igualmente recomendó que la gente adhiera a las medidas de prevención desde la vacunación al uso del barbijo, el distanciamiento y la ventilación cruzada en lugares cerrados.
En tanto, Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, contestó ayer a Infobae: “Los niños afectados por la variante Ómicron fueron muchos más en comparación con el resto de la pandemia. Fue por la alta transmisibilidad de la variante y porque afectó a los chicos que aún no habían tenido la infección y no estaban vacunados”. El especialista comentó: “Con la baja circulación del virus hoy y con el protocolo que se debe seguir en las escuelas (que incluye el uso del barbijo), los casos de COVID-19 no necesariamente deberían volver a subir. Lo que sí se debería aumentar es la vacunación en los niños mayores de 3 años”.
El protocolo para las escuelas fue presentado el jueves pasado por el Gobierno. Fue elaborado por las áreas técnicas de la cartera sanitaria nacional con aportes del Ministerio de Educación de la Nación, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Entre otras pautas, el protocolo dice que el barbijo o mascarilla “debe ser usado por niñas, niños y adolescentes a partir del nivel primario y por personas adultas de todos los niveles. Cuando no se puede usar barbijo, como en el momento de la comida o de la actividad física, se recomienda mantener una distancia de 1,5 metros”. También se establece que la ventilación de las aulas debe ser constante y cruzada. Si no es posible, se recomienda el uso de ventilador hacia la ventana para mejorar el intercambio de aire con el exterior.
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