A un mes del inicio del ciclo lectivo 2022, el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, aseguró que las autoridades están trabajando para que haya “presencialidad absoluta” en las aulas. Confiado en que en las próximas semanas desciendan los contagios de la impactante tercera ola de COVID-19, el funcionario del gobierno de Axel Kicillof pidió que, para garantizar mayor seguridad, se reemplacen los barbijos de tela por otros de “calidad”.
Luego de un 2021 caracterizado en el ámbito escolar por las burbujas, el distanciamiento social, con alternancia entre la virtualidad y la presencialidad, el objetivo de 2022 es avanzar hacia una normalidad lo más parecida a la pre pandemia. Y si bien “ahora con la vacuna no es indispensable que garanticemos la distancia”, Kreplak señaló que “tenemos que garantizar el uso de barbijo de calidad”.
“Tenemos que tratar de cambiar el tapaboca de tela por uno de calidad”, enfatizó el ministro de Salud y destacó que “tienen mejor protección, con mayor capacidad de filtro”. En diálogo con Radio 10, dijo que la idea es que “desde primer grado” los alumnos usen tapaboca y anticipó que “el objetivo de la Provincia es proveerle el barbijo a los chicos para que usen de calidad”.
Aun así, consultados por Infobae en noviembre pasado, los expertos coincidieron en flexibilizar el uso del tapabocas hasta tercer grado, la etapa clave de alfabetización. “En este momento de la pandemia donde hay baja circulación de virus y la mayoría de la población está vacunada, me parece que es importante enfocar en el aprendizaje de los chicos”, explicó a este medio la médica infectóloga María Cecilia Niccodemi (MN 105624). Para la especialista del staff del Centro Médico Doctor Stamboulian y Sanatorio La Trinidad San Isidro es “muy importante escuchar a los especialistas y no solamente priorizar la salud de los chicos si no la educación y tener en cuenta las necesidades de aprendizaje de los más chicos”.
Entre las medidas de protección y prevención del COVID-19, el uso del barbijo fue el que la sociedad más rápido adoptó e incorporó a sus hábitos de cuidado. Y en caso de los niños, de hecho, fue la condición que les permitió recuperar las clases presenciales luego de un año sin asistir a las escuelas. Sin embargo, a las virtudes en el control de la propagación del virus que muchos expertos le adjudican, otros le contraponen las dificultades que ocasiona a la hora de la comunicación, ya sea verbal como no verbal.
Es que para los niños pequeños, la pandemia llegó en un momento crucial para desarrollar habilidades importantes como la empatía, la seguridad y más, una fase que a algunos padres les preocupa que se vea afectada por el uso de barbijos. Desde una sonrisa hasta un ceño fruncido de miedo, las investigaciones muestran que ya en una edad temprana, los niños aprenden sobre el habla, el lenguaje y las interacciones sociales al mirar una cara, lo que lleva a los expertos a plantear preocupaciones sobre lo que le sucede a la generación más joven cuando esas señales se desvanecen.
“Hay algo más macro que debe tenerse en cuenta y que va más allá de que afecte el lenguaje; el barbijo es una barrera que dificulta la comunicación, si entendemos que dentro de la comunicación están el lenguaje, el habla y la lengua, que es el idioma que hablamos”, consideró la licenciada en Fonoaudiología Micaela Méndez (MN 8110) sobre los desafíos que trajo el uso del tapabocas. “Por otro lado está lo gestual, todo eso es comunicación, y si no se puede ver la cara completa de alguien eso genera alguna consecuencia”, agregó. Y tras resaltar que “dentro de las nuevas normas que se incorporaron por la pandemia están la distancia, la imposibilidad del contacto físico, y por otro lado el uso del tapabocas”, la especialista sostuvo: “Somos seres sociales por naturaleza, necesitamos comunicarnos y la comunicación necesita de un otro sí o sí”.
Rita Marini es psicopedagoga, y ante la consulta de Infobae sostuvo que “el uso del barbijo es una barrera que dificulta la comunicación y hace más difícil el acceso a la lectoescritura y a la comunicación entre pares y también con sus maestras”. “Entendemos que su uso fue útil para prevenir la propagación del virus y que el momento actual de la pandemia permite estas flexibilizaciones”, aseguró.
Sin embargo, para la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247), “los chicos se acostumbraron al uso del barbijo y eso no obstaculizó la interacción con los pares; lo tienen puesto y se relacionan, se vinculan y charlan sin dificultad”. Y tras reconocer que “es más cómodo no tenerlo, más aun en esta época de altas temperaturas”, señaló que “si bien era un miedo que se tenía a principio de año cómo iba a resultar la alfabetización y la interacción con los pares con esta barrera que impuso el barbijo, la verdad es que el objetivo se cumplió”.
En la misma línea, la psicoanalista especialista en niños y adolescentes, Nora Koremblit de Vinacur, ex secretaria del Departamento de Niños de la Asociación Psicoanalítica Argentina y coautora del libro Parentalidades, explicó a Infobae: “Creo que es fundamental entender a esta altura que con los chicos y docentes protegidos con las vacunas aún se siguen ignorando causas que justifiquen nuevos contagios. Si algo de aprendimos fue del impacto emocional que tuvo para niños y jóvenes la poca presencialidad en las aulas. Es fundamental extremar cuidados para evitar nuevos contagios. Es probable que entre ellos esté la necesidad de proveer a todos de barbijos adecuados hasta tener la seguridad de que se pueda concurrir sin los mismos, algo que a nivel internacional todavía no se sabe. Es necesario acompañar las decisiones gubernamentales que se tomen al respecto”.
Frente a la propagación de la variante Ómicron a nivel mundial, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) reconocieron que los cubrebocas de tela no son tan efectivos contra el COVID-19 y publicaron una nueva guía en la que clasificaron las mascarillas por su nivel de protección: “Los productos de tela holgada ofrecen la menor protección, los productos de tejidos finos en capas ofrecen más protección, las mascarillas quirúrgicas desechables bien ajustadas y las KN95 ofrecen aún más protección, y las mascarillas de filtración aprobadas por el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (incluyendo las N95) bien ajustadas ofrecen el mayor nivel de protección”.
En la Argentina, desde agosto de 2020, además de los barbijos mencionados por los CDC empezaron a usarse los desarrollados a partir de materiales basados en nanotecnología. Después de varios meses de trabajo, científicos de la Universidad Nacional de San Martín, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet, junto con la Pyme textil Kovi S.R.L. desarrollaron el barbijo especial para la pandemia. En marzo pasado, produjeron una nueva versión, con capacidad filtrante para polvos y gotículas de más del 97%. Luego se perfeccionó con otro modelo que contiene cuatro capas de protección
En el protocolo para 2022, el barbijo será el principal complemento de la campaña de vacunación para poder garantizar un año lectivo seguro. “Los trabajadores de la educación tienen las tres dosis libres y vamos a ir a vacunar a los chicos a las escuelas. Vamos a hacer un esfuerzo muy grande a partir de marzo”, adelantó el ministro Kreplak.
El funcionario provincial se mostró optimista ya que la semana pasada los casos de coronavirus en territorio bonaerense disminuyeron en un 33%. Kreplak explicó que la “caída importante de los contagios” tiene que ver “con que Ómicron tiene un tiempo de incubación más corto, sobre todo en las personas vacunadas se reduce a cinco días la capacidad de contagio”. “Esperemos que empiece un descenso continuado. Ya estamos trabajando en el comienzo de clases para que no haya nuevos contagios ante la circulación masiva de gente”, concluyó.
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