La ola de casos por la variante Ómicron del coronavirus está en retroceso en la Argentina. En enero, la circulación comunitaria de esa variante llevó a que se registraran récords de casos confirmados de personas con la enfermedad COVID-19. El 10 de enero se diagnosticaron 156.809 casos de personas con el virus, el mayor reporte en un día en toda la pandemia desde marzo de 2020. Pero ya se está produciendo una reducción: los casos confirmados de COVID-19 por semana bajaron un 19% a nivel nacional durante los últimos 14 días.
Hoy el ministerio de Salud de la Nación informó que, en las últimas 24 horas, se registraron 49.122 nuevos contagios de coronavirus y 240 muertes. Con estos datos, el total de casos positivos desde el inicio de la pandemia se elevó a 8.427.778, mientras que los fallecimientos suman 121.513.
La variante Ómicron fue identificada en África hace tan solo 10 semanas, y su propagación por el mundo fue muy veloz. Ya se la detectó en pacientes de 171 países. En la Argentina, se confirmó el primer caso de una persona con Ómicron el 5 de diciembre cuando predominaban los casos con la variante Delta del coronavirus.
Desde diciembre los casos de COVID-19 fueron aumentando. La suba más explosiva ocurrió después de la segunda quincena de diciembre, cuando se hicieron más reuniones y celebraciones por las Fiestas de Fin de año en espacios cerrados, sin barbijos y sin distanciamiento, que son factores que facilitan la transmisión del virus.
Las 24 jurisdicciones que conforman la Argentina pasaron a estar en riesgo epidemiológico alto por la enorme cantidad de personas con el COVID-19. En ciudades grandes se desbordaron los centros de testeos y aumentó el ausentismo laboral. Dos problemas que hicieron que los criterios para hacer testeos se priorizaran para las personas con más riesgos de complicaciones, se autorizara a vender los autotesteos en farmacias y que los aislamientos de las personas que son contactos estrechos también se flexibilizaran. Por ejemplo, los que están vacunados completamente y son contactos estrechos pueden ir a trabajar.
Durante la primera quincena de enero, los casos confirmados de COVID-19 aumentaron un 371%. Si en la última semana de diciembre solo se habían reportado 12.180 casos como promedio semanal, se notó el incremento hasta llegar a 114.018 casos en la semana del 11 al 17 de enero. En las semanas siguientes, fueron bajando: en la última semana de enero fueron 62.571 casos como promedio semanal, según el análisis diario de la situación epidemiológica del COVID-19 del doctor en física Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham, en base a los datos abiertos del Ministerio de Salud de la Nación.
La incidencia nacional de casos reportados bajó entonces el 19% durante los últimos 14 días. Pero se dan situaciones diferentes en algunas provincias. Hay provincias como Córdoba que registró una baja del 35%. En Salta, el descenso fue del 60%. En Ciudad de Buenos Aires, los casos bajaron el 21% y en provincia de Buenos Aires, más del 7%. Si bien la mayoría está registrando un descenso, hay 4 provincias que aún tienen aumentos de casos de COVID-19: La Rioja, Misiones, San Juan y Formosa.
Consultado por Infobae, Pablo Scapellato, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y jefe de la Unidad Infectología y Control de Infecciones del Hospital Santojanni de la Ciudad de Buenos Aires, dijo hoy: “La ola de casos de COVID-19 que empezó en diciembre está en retroceso si se observa la situación epidemiológica de la Argentina hoy. Esta reducción de los casos no significa que la gente pueda dejar de lado los cuidados de prevención en este momento”.
Debería haber “más mensajes de esperanza y de cuidado -dijo Scapellato- Se deben seguir aconsejando a la población que realice una ventilación cruzada y permanente de los espacios interiores, que se use bien el barbijo o que se haga el distanciamiento. No se debería condenar a los aún no vacunados sino que hay que tratar de mostrarles amablemente las evidencias sobre los beneficios de la inmunización”.
La mayoría de los afectados han desarrollado casos leves o moderados. Gracias a que más del 76% de la población general tiene el esquema completo de vacunación, las curvas de pacientes con casos graves que necesitaron internación en el hospital y los fallecimientos estuvieron desacopladas de la curvas de casos confirmados. Es decir, aumentaron los internados y los fallecidos en enero, pero no lo hicieron en la misma proporción que la curva de personas que tuvieron el COVID-19.
Durante la última semana de enero, se registraron 2.846 internaciones diarias en terapia intensiva como promedio semanal, una cifra similar a los registros de la última semana de agosto del año pasado cuando ya estaba retrocediendo el impacto de la variante Gamma del coronavirus en la Argentina (y Delta venía creciendo).
Hubo un 32% de aumento en las internaciones en terapia intensiva por COVID-19 durante la segunda quincena de enero. Según advirtió la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, la suba de internaciones durante el mes pasado obligó a postergar cirugías programadas en hospitales de diferentes regiones del país.
En cuanto a los fallecimientos, durante los últimos quince días de enero se notó más el impacto de Ómicron: al producirse más casos en números absolutos, crecieron luego los fallecimientos. Aumentaron un 50% los casos graves que tuvieron un desenlace fatal durante la segunda quincena de enero. La mayoría eran personas que no estaban vacunadas o que tenían solo una dosis.
La ola por Ómicron va en descenso. “Están bajando los casos de COVID-19 porque ya se contagió mucha gente y no queda le queda mucho lugar al coronavirus”, señaló a Infobae hoy Ernesto Kofman, doctor en Ingeniería y vicedirector del Centro Internacional Franco-Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Rosario
La mayoría de las personas tuvieron el sublinaje de Ómicron que los científicos llaman BA.1. Pero el 18 de enero -como informó ayer Infobae- el Instituto ANLIS/Malbrán, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, reportó a la base de datos genómicos GISAID que se había detectado al sublinaje BA.2 de la variante Ómicron en un hombre de 62 años que fue diagnosticado con COVID-19.
El hombre había estado en Uruguay y reside en Ciudad de Buenos Aires. Cursó la enfermedad de manera leve y fue seguido de manera ambulatoria. “Entre sus contactos estrechos se encuentra su esposa, que también presenta síntomas compatibles con COVID-19″, aclaró la cartera de Salud en un comunicado hoy. Por estudios científicos que se han hecho en otros países se sabe que el sublinaje BA.2 -que se ha detectado ya en más de 50 países- es aún más transmisible que BA.1.
¿Hay riesgo de que ese sublinaje se propague y los casos de COVID-19 vuelvan a crecer en la Argentina? “En este momento, hay una disminución en el números de casos de COVID-19 en el contexto de Ómicron. Indicaría que las próximas semanas se bajarían aún más”, según contestó hoy a Infobae el investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Conicet, Humberto Debat, que forma parte del Proyecto País, la iniciativa de vigilancia genómica del coronavirus del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
“Si bien ya se ha detectado la presencia del sublinaje BA.2 en Argentina, no significa que ya haya circulación comunitaria”, aclaró el doctor Debat. “En este momento, aún no se puede saber si las personas que adquirieron la infección por Ómicron BA.1 pueden reinfectarse por BA.2. Esto hace difícil inferir que los casos puedan volver a aumentar en el futuro por la variante Ómicron. Sin embargo, en países como Sudáfrica con más casos de BA.2, la ola no volvió hasta el momento a crecer″, agregó.
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