El mundo está embarcado en un proceso de vacunación sin precedentes para frenar el coronavirus. Este camino hacia la inmunidad global avanza de manera desigual según la región. La campaña de vacunación mundial contra el COVID-19 registró al 12 de diciembre unas 7.459.469.068 dosis suministradas, de las cuales 557.010.289 se dieron en América del Sur. En la Argentina, el número alcanza a 68.106.390 aplicaciones.
En este ránking internacional, nuestro país se ubica en el puesto 21 en relación a la cantidad de dosis aplicadas, pero su posición desciende a la posición 25 si se analiza el número de inoculaciones cada millón de habitantes. En la lucha contra el coronavirus se incluyen las siguientes vacunas: Pfizer/BioNTech, Moderna, Sinopharm, Oxford/AstraZeneca, Covishield, Sinopharm/Beijing, Sputnik V, Sinopharm/Wuhan, Sinovac, Sinopharm CNBG.
La vacunación, al igual que el contagio, inmuniza a la persona afectada, que, generalmente, no sufrirá síntomas o éstos serán leves en futuras reinfecciones. Pero eso no significa que el virus desaparezca. Incluso puede volver a contagiar. La clave está en la actividad del sistema inmunitario y en la capacidad de proliferación del virus en estas personas. Un sistema inmunitario entrenado elimina el virus antes de que éste pueda causar graves daños en el organismo.
Es por ello que la vacuna no impide totalmente la invasión del virus. Tanto los anticuerpos como los linfocitos “preparados para defendernos” se encuentran dentro de nuestro cuerpo. El virus nos contagia principalmente a través de los aerosoles del aire, por lo que comienza invadiendo las células que revisten la parte superior del sistema respiratorio. Eso implica una relación entre la capacidad de infección y el tiempo de reacción del sistema inmunitario. Las personas inmunizadas disponen de un sistema entrenado que actuará en poco tiempo. Pero mientras, el virus puede proliferar y la persona estaría contagiada pero sin síntomas. Y podrá contagiar a otras.
“Tener el virus en la nariz o resfriarse no es algo que una vacuna pueda prevenir. Hay que olvidarse de eso. Se trata de una disputa entre el sistema inmune y las variantes de los virus. Si dos dosis de vacunas no hicieran nada no estaríamos anunciando las cifras de fallecimientos que anunciamos hoy. Hemos llegado a una instancia en donde la noticia cobra una dimensión completamente distinta a lo que realmente es”, sostuvo en el marco de una nueva edición de charlas TEDx Río de la Plata, el infectólogo pediatra Fernando Polack.
En diálogo con el conferencista y director de TED en Español Gerry Garbulsky, Polack también hizo referencia a la aparición de la variante Ómicron y señaló que “existe la remota posibilidad de que la variante de un giro inesperado, pero no es una noticia para tapa de diarios. Las internaciones de casos registrados son de gente que no se había vacunado. Existe una gran diferencia entre tener el virus en la nariz y tenerlo en los pulmones. Sí vemos que tenemos un virus que se disemina mucho y es más hábil que Delta. Pero pagó un precio por ser rápido y hábil”.
Ómicron, la variante de preocupación del coronavirus, ya se ha detectado en muestras de personas con COVID-19 en 69 países, incluyendo Chile, Brasil y Argentina. Esa variante se identificó en noviembre pasado en África y científicos sudafricanos alertaran a la OMS de un aumento repentino de los casos de COVID-19 en la provincia de Gauteng, coincidiendo con la detección de la variante. Si bien hasta el momento la mayoría de los casos son leves, hoy el Primer Ministro británico, Boris Johnson, anunció la primera muerte reportado de un paciente que había sido afectado por la variante.
Los resultados con los análisis de vigilancia genómica de las muestras de pacientes se comparten en una base mundial y ahora científicos de diferentes naciones están haciendo estudios para comprender cuál podría ser el impacto de Ómicron hoy. Durante los últimos meses, había predominado la variante Delta del coronavirus en la mayoría de las personas que se diagnosticaban con COVID-19 en el mundo. Sin embargo, empiezan a registrarse cambios. En Sudáfrica, Ómicron ya pasó a ser la variante dominante. En Argentina, la variante se identificó primero en un hombre de 38 años que había estado en Sudáfrica y ayer, se sumó la confirmación de cuatro casos de COVID-19 en la provincia de Córdoba.
“Dentro de algunos días va a llegar la noticia de una muerte por la variante Ómicron de coronavirus en nuestro país, como hay muertes porque alguien se atragantó comiendo carne. Es muy difícil para mí separarme de la presión que me mete el mundo científico y la repercusión que tiene esto en las noticias, pero lo que hay que ver es cuánta gente murió. Los números realmente pueden asustar”, aseguró el experto.
De acuerdo a lo anticipado por el infectólogo, “la mejor forma de explicar el poder de una vacuna es comparándola con un equipo de fútbol”. “Hay tres características que tiene que tener una vacuna, al igual que un buen equipo de fútbol. En primer lugar, tener la cantidad suficiente de jugadores. Segundo, que todos ocupen los puestos necesarios (en el caso de las vacunas, para generar una cantidad de anticuerpos que ataquen al virus desde distintos lugares). Y por último, que estén entrenados. Si una vacuna cumple con estas características, es muy difícil que una variante logre esquivar al sistema inmune”, detalló.
Con respecto a la cantidad de dosis de una vacuna que debería recibir la población, el reconocido médico aseveró: “El vacunado con tres dosis está protegido. Pero eso no quiere decir que el que tiene dos no lo esté. Hay un montón de griterío que confunde y asusta. Si bien la variante Ómicron es muy escurridiza, no ha conseguido matar, a pesar de estar en el mundo entero. Volviendo a la comparación con el deporte, no le hace un gol a nadie. El virus no puede mutar infinitamente. La idea de que vamos a vivir de mutación en mutación es altísimamente improbable”.
Sin embargo, aclaró que recibir una vacuna diferente como tercera dosis ofrece una respuesta inmunológica “reforzada”. “El cuerpo parece reaccionar mejor cuando le muestran ‘distintos jugadores’. Es decir, distintas vacunas. Aquellos que hayan recibido dos dosis de la vacuna Sinopharm deberían darse una tercera dosis de otra inoculación, ya que los anticuerpos que produce esta vacuna no se entrenan”, concluyó.
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