La vacuna contra el COVID-19 Sputnik V ya fue autorizada para uso de emergencia por la pandemia en 70 países, incluyendo Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Panamá, Paraguay, Panamá, y Venezuela. Está hecha de vectores adenovirales del que han sido desactivados sus genes reproductivos. Si bien se hicieron ensayos clínicos el año pasado en el Instituto Gamaleya de Rusia, se siguen realizaron estudios para averiguar más sobre el impacto sanitario del inoculante tras el avance de las variantes de preocupación -como Delta, que es más transmisible- que aún no se habían detectado hasta octubre del año pasado.
En la Argentina, se acaba de realizar un trabajo liderado por la científica Andrea Gamarnik de la Fundación Instituto Leloir con investigadores de otras instituciones públicas. Ese estudio aún no cuenta con la revisión de pares, aunque fue difundido como “preprint”. Se detectó que a los 6 meses de la aplicación de la vacuna Sputnik V, hay una creciente potencia de los anticuerpos neutralizantes que se generan al recibirla.
De acuerdo con la investigación, la capacidad de la vacuna para bloquear todas las variantes del coronavirus aumenta con el tiempo. Se basan en el análisis de 1800 muestras de suero de personas (con y sin infección previa por el coronavirus) que fueron inmunizadas con Sputnik V.
Gamarnik y sus colegas midieron el efecto de la vacuna contra distintas variantes de preocupación o interés que circulan en Argentina y en otras partes del mundo: Alfa (primero identificada y caracterizada en Reino Unido), Beta (Sudáfrica), Gamma (Manaos), Delta (India) y Lambda (“andina”).
Para estudiar la capacidad neutralizante de los anticuerpos producidos por la vacuna Sputnik V en función del tiempo contra las variantes se empleó tanto un sistema de virus quimera como la cepa salvaje del coronavirus (que científicamente se llama SARS CoV-2).
“Se observó un escape menor por parte de la variante Delta a los anticuerpos producidos tras la vacunación con Sputnik V. Esto quiere decir que los anticuerpos son capaces de bloquear la infección causada por esta variante que origina mucha preocupación en este momento”, destacó el doctor Jorge Geffner, quien participó en la coordinación del estudio y es investigador superior del CONICET en el INBIRS.
Por otro lado, los científicos observaron un escape parcial para las variantes Beta y Gamma. “Lo sorprendente es que, a lo largo del tiempo transcurrido desde la vacunación, la potencia de neutralización de los anticuerpos contra las variantes aumenta, y este aumento de potencia es de mayor magnitud para las variantes Beta y Gamma. En otras palabras, después de los 4 o 6 meses de iniciada la vacunación la calidad de los anticuerpos generados mejora también para neutralizar a las variantes”, indicó Gamarnik.
En un video que grabó para la iniciativa Música por la ciencia, en la que diferentes cantantes le dedican canciones a los investigadores que están trabajando en soluciones como respuesta a la pandemia-, la doctora Gamarnik comentó: “No solamente estamos analizando los anticuerpos de la gente vacunada en función del tiempo sino cómo funcionan esos anticuerpos para todas las variantes que circulan en nuestra región”.
Además, la científica agregó: “Lo que encontramos es algo sorprendente y muy alentador. Si bien algunas variantes disminuyen la posibilidad de neutralizarse por las vacunas, lo que vemos es que a medida que transcurre el tiempo -entre los dos meses y los seis meses- ese escape es cada vez menor, incluso en aquellas vacunas como Sputnik V. Habíamos visto que las variantes de Manaos y la de Sudáfrica había mucha diferencia porque justamente eran variantes que se escapaban a los anticuerpos cuando se usaba Sputnik V. Pero ahora se observa que a medida que pasa el tiempo la respuesta de la vacuna va mejorando para la variante”.
Ana Franchi, presidenta del CONICET, opinó que “se trata de un aporte muy relevante y alentador, ya que es la primera vez que un estudio con rigor científico demuestra que, en el caso de la Sputnik V, el potencial y la calidad de los anticuerpos se incrementa con el paso del tiempo”.
El 9 de julio pasado, se había difundido otro estudio realizado también por investigadores del CONICET que había demostrado la fuerte respuesta inmune que genera una sola dosis de ese inoculante. Fue publicada en revista científica Cell Reports Medicine. “Una sola dosis de Sputnik V desencadena fuertes respuestas de anticuerpos. Dentro de las 3 semanas posteriores a recibir la primera dosis, el 94% de los participantes del estudio desarrolló anticuerpos IgG y el 90% mostró evidencia de anticuerpos neutralizantes”.
Sputnik V fue registrada en Rusia el 11 de agosto de 2020. A partir de febrero pasado, hubo problemas en la producción y suministro de esa vacuna que obligaron a ajustar los planes de vacunación. En el caso de Argentina, se adoptó recientemente la combinación de Sputnik para los que habían recibido la primera dosis y no les llegaba la segunda.
En estos casos, se puede combinar con la vacuna de Moderna o con AstraZeneca para completar el esquema, según un trabajo realizado por el Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires. Reveló que los niveles de anticuerpos se triplicaron en el caso de las personas que habían recibido el componente 1 de la vacuna Sputnik V y la vacuna de Moderna como segunda dosis. En el caso de la combinación de Sputnik V con AstraZeneca, se volvió a observar el mismo resultado que un estudio anterior, con niveles aceptables de anticuerpos.
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